Domingo XVIII del Tiempo Ordinario 31 de julio de 2016

MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días para todas y todos! ¡Les deseamos un día pleno de bendiciones, hermanas y hermanos! Comencemos por saludar a quienes están sentados cerca de nosotros. (…) Nuevamente se realizará el más grande milagro, donde el Pan de la Palabra y de la Eucaristía nos renovarán y prepararán para la vida.
Ya nos encontramos en el XVIII Domingo del tiempo Ordinario. En este día el Señor quiere alertarnos sobre aquello que nos afana y nos impide disfrutar de tanta hermosura que Él ha puesto ante nosotros: la naturaleza, nuestra familia y amistades, nuestros logros y proyectos… Todo está ahí, pero nunca debemos dejar que nos roben la paz o que alguna de ellas se constituya en la razón de nuestra existencia. Hemos de dar valor a lo fundamental, a lo que nos da paz y tranquilidad, desarrollar nuestra vida en plenitud; porque la vida, el trabajo, la prosperidad y los proyectos que tenemos entre manos no dependen exclusivamente de nosotros y, por eso, conviene ponerlo todo al servicio del Reino de Dios, como la mejor manera de lograr un mundo,  una sociedad mejor.

PENITENCIAL
1 Porque vivimos anhelando tantos bienes y luego solo vivimos para cuidar de ellos. ¡Señor, ten piedad!
2 Porque nos cuesta mucho dejar viejas prácticas -poco parecidas a lo que Dios nos pide- y nos ponemos excusas para no dejar de hacerlo. ¡Cristo, ten piedad!
3 Porque confundimos la felicidad con tener muchas cosas; olvidamos que Dios regó por toda la naturaleza señales de su amor para hacernos felices. ¡Señor, ten piedad!

MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- El Eclesiastés, o Qohelet, plantea con dureza el problema del vivir. El hombre y la mujer pretenden escalar espacios de comodidad, que deben cuidar y que pueden perderse en un instante por cualquier razón. Pareciera no tener sentido hacer de los bienes materiales el centro de nuestras vidas.
SALMO.- Dios, grande, poderoso y fuerte; nosotros, pequeños y débiles. Por supuesto, dentro de esta relación solo el pequeño que se acoge al grande contará con su fortaleza. De ahí que el salmo 89 recomiende reflexionar al respecto, llegando a constituir un singular encuentro de la creatura con su Creador, a quien reconoce y alaba. En Dios, nuestras obras pueden ser prósperas.
SEGUNDA.- En nuestro bautismo comenzó nuestra vida en Cristo, vida nueva que nos capacita para construir el Reino de Dios, hacer mejor cualquier momento -por difícil que este pueda ser- y vivir en la libertad de los hijos de Dios; en fin, hacer presente la bondad de Jesús en nuestro cada día. Escuchemos lo que nos plantea san Pablo en la Carta a los Colosenses, cuya lectura continuada concluimos hoy.
EVANGELIO.- Solemos confundir las características del dinero con su mal uso. Siendo útil y necesario, nos equivocamos cuando lo convertimos en la razón de ser de nuestra existencia.  Así nos lo recordará el evangelista San Lucas. Si utilizamos las riquezas para nuestro bien personal y familiar así como también para el bien de otros, a quienes ayudamos con recursos, tiempo y dedicación, podremos centrar nuestra atención en Dios y en sus pequeños y evitar la codicia y la ambición, que destruyen.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1. Oremos por la Iglesia para que sepa hacer de los pequeños del Señor su propio centro de referencia y pueda, así, dar socorro y acogida a quienes la necesiten y llevar a todos hacia el Señor Jesús. Roguemos al Señor.
2. Agradecemos al Señor por los miles de jóvenes de todo el mundo congregados en la Jornada Mundial de la Juventud, en Cracovia, que se ha desarrollado desde el día 26 de este mes. Te suplicamos que los preserves de todo peligro y que su actitud ante la vida cambie la de los muchísimos jóvenes que son parte de sus historias personales. Roguemos al Señor.
3. Por quienes sueñan con un mundo de iguales en lo material y crean diferencias en otros aspectos. Para que se respete y apuntale la capacidad de desarrollo de los menos favorecidos. Roguemos al Señor.
4. Por quienes ejercen cargos de servicio y manejan los fondos públicos como dinero de nadie. Para que comprendan que sus propias capacidades deben llevarlos a servir a todos los ciudadanos, favoreciendo el desarrollo personal y comunitario. Roguemos al Señor.
5. Oramos por nuestra comunidad parroquial para que crezca en la unidad y el servicio y descubra en esto su razón de ser. Roguemos al Señor.
6. Oramos por nuestras familias, nuestros vecinos, compañeros de trabajo y actividades. Que tus bendiciones, Señor, se derramen sobre todos en salud, amor y prosperidad. Roguemos al Señor.
7. Por quienes hoy nos hemos reunido en torno a Jesús Eucaristía, para que sepamos establecer los valores que rijan nuestras vidas según su voluntad. Roguemos al Señor.

8. Oremos por todos los difuntos, para que reciban el premio al amor y al sacrificio que practicaron con su prójimo.  Roguemos al Señor.

OFERTORIO
1. Señor, queremos ser ricos, pero a tu estilo. Por eso hacemos nuestras las consignas de alegría, diálogo, compartir, amor y paz; y rechazamos la riqueza que viene con peleas, rencor, orgullo, odio y guerra. (Se portan los dos letreros, el primero se ofrenda y el segundo se rompe.).
2. También queremos ofrendarte nuestra disposición para ayudar a otros, por cuanto es la mejor forma de ser verdaderamente ricos. Ofrendamos nuestra colaboración para ayudar al mantenimiento de nuestra Parroquia y este alimento para ayudar a los hermanos más necesitados.
3. Entregamos las especies de pan y vino porque creemos en la Presencia real de Jesucristo -muerto y resucitado por amor a nosotros- una vez celebrada la consagración.
Por todo esto, ¡gracias, Señor!

ORACIÓN FINAL

Padre bueno, en cuyo Hijo amado hemos recibido toda suerte de riquezas reales, bendice nuestra disposición a ser mejores cada día y a valorar en su justa medida la riqueza y la pobreza material. Amén.

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