Domingo XVII del Tiempo Ordinario, 24 de julio de 2016
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Deseamos
para todas y todos un día lleno de bendiciones! Sintámonos todas y todos bienvenidos,
en este Día del Señor, a la Eucaristía del Domingo XVII del Tiempo Ordinario.
Cuando
se trata de orar, muchas veces nos habremos preguntado si nuestra oración sirve
de algo. De no ser afirmativa nuestra respuesta, podríamos cambiar la pregunta:
¿Cómo anda nuestra amistad con Dios? Porque la oración es encuentro de amigos;
en este caso, de Uno -lleno de Misericordia y poder- con otro –nosotros-,
necesitados y limitados. De ahí que al comunicarnos con el Señor se restablezca
el equilibrio –para nosotros y para otros- y lleguemos a descubrir que no
estamos solos, pues tenemos un Padre –el más excelente de todos- y que somos
hermanos en el Hijo Primogénito, Jesús, quien nos ha enseñado a orar.
¡Por
eso, alegrémonos y demos gracias a Dios!
PENITENCIAL
a)
Porque olvidamos nuestro papel de intercesores ante las necesidades de nuestro
prójimo. ¡Señor, ten piedad!
b)
Porque tomamos el bautismo como un hecho social –que no de fe-, lo vaciamos de
contenido y lo llenamos de ‘ritos
complementarios’ para no asumir los compromisos que este conlleva. ¡Cristo, ten piedad!
c)
Porque nos empeñamos en buscar y pedir bienes materiales pero descuidamos los
que tienen que ver con nuestra eternidad.
¡Señor, ten piedad!
MONICIÓN SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- Abraham,
gran amigo de Dios, podía conversar con Él en total confianza y familiaridad y
hasta ‘negociar’. Se nos proclamará del libro del Génesis el encuentro de estos
dos amigos a causa de la decisión del Señor de exterminar dos ciudades, Sodoma
y Gomorra, perdidas en graves pecados, a cuyo favor Abraham interviene pues,
plantea, la justicia divina no afectará
a inocentes por culpables.
SALMO.-
El Señor jamás se desentiende de los humildes; por el contrario, siempre está
atento a sus clamores. El Salmo 137 constituye una sentida acción de gracias del
pueblo judío a quien les ha acompañado en los momentos de dolor y por quien ha
demostrado su poder por encima de cualquier otro. Y esa confianza se fundamenta
en la fidelidad y la Misericordia divina que, una vez más, se han puesto de
manifiesto.
SEGUNDA.- La segunda
lectura de hoy ha sido tomada de la Carta de san Pablo a los Colosenses. El
Apóstol recuerda a estos fieles –y debemos comprender que también a nosotros
hoy- no se han incorporado a la Iglesia mediante un simple rito exterior sino
que, efectivamente, el bautismo asocia a quienes lo reciben a la renovación del
mundo realizada por Jesús mediante su muerte y resurrección.
EVANGELIO.- Nuevamente
nos encontraremos con Jesús camino a Jerusalén, según lo relata san Lucas. Los
discípulos quieren una forma de orar como la de Jesús –que les impresiona- y le
piden que los enseñe. Desde su propia vivencia Jesús les enseñará que Dios es
Padre siempre atento a lo que sus hijos requieren. ¿Qué pedir al Padre? Todo lo
necesario para mantenernos en el proyecto de su Reino.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1. Nos
cuesta aceptar lo desconocido; por eso, muchas veces no comprendemos que una
oración confiada puede marcar la diferencia en cualquier situación. Por tanto,
oremos por quienes formamos la Iglesia para que, mediante la oración personal y
comunitaria, experimentemos la amistad de Dios. Roguemos al Señor.
2. Es
frecuente que los títulos y los grandes compromisos nos alejen del ideal y el deber ser de nuestro servicio.
Encomendemos a todos los consagrados al servicio de la Iglesia para que
recuerden siempre que son ellos los primeros encargados de interceder por las
personas y demostrar que Dios es Amigo. Roguemos
al Señor.
3. Encomendemos al Señor a los miles de jóvenes de todo el mundo que se congregarán en la Jornada Mundial de la Juventud que comienza el día 26 de este mes. Que estos jóvenes cambien el mundo al descubrir la Persona de Jesús. Presérvalos de todo peligro. Roguemos al Señor.
4. Hablemos al Señor de quienes necesitan de su presencia. Confiemos a Dios nuestros gobernantes y los ciudadanos de nuestro país, así como de los del mundo entero. Para que mire sus buenas intenciones, deseche sus errores y les dé un corazón de servicio y sacrificio. Roguemos al Señor.
3. Encomendemos al Señor a los miles de jóvenes de todo el mundo que se congregarán en la Jornada Mundial de la Juventud que comienza el día 26 de este mes. Que estos jóvenes cambien el mundo al descubrir la Persona de Jesús. Presérvalos de todo peligro. Roguemos al Señor.
4. Hablemos al Señor de quienes necesitan de su presencia. Confiemos a Dios nuestros gobernantes y los ciudadanos de nuestro país, así como de los del mundo entero. Para que mire sus buenas intenciones, deseche sus errores y les dé un corazón de servicio y sacrificio. Roguemos al Señor.
5. Hay
personas sufriendo, aisladas o incomprendidas en nuestras familias. Roguemos a Dios para que
se haga manifiesto entre nosotros el bautismo transformador que todos
recibimos, de manera que se haga notorio en todas y todos sus integrantes
nuestra condición de bautizados, por la manera en que nos amamos. Roguemos al Señor.
6. El
enfermo sufre grandemente, bien sea en su cuerpo, mente o espíritu. Hagamos
presente al Señor a estos hermanos para que, aceptando su condición, puedan
descubrir su fortaleza en la oración personal y familiar. Oremos,
además, por quienes cuidan de ellos. Roguemos
al Señor.
7. Muchas
personas están privadas de su libertad física. Otras, de su libertad
espiritual. Señor, Tú tienes poder para transformar estas realidades. Por eso
te suplicamos por todas ellas para que tu Presencia misericordiosa les proteja
y ayude a salir con bien de esas situaciones. Roguemos al Señor.
8. Creemos
que, pasada la presente vida, recibiremos la recompensa que Jesús obtuvo con su
sacrificio en la Cruz para cada uno de nosotros. Por eso suplicamos tu
Misericordia, Señor, para todos los difuntos. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
Queremos entregar al Señor nuestra
disposición de ser sus amigas y amigos. Sabemos que el Santo Rosario es una
forma hermosa de conmover los corazones y acercarnos a nuestros grandes Amigos,
Jesús y María. (Rosario colocado sobre un corazón)
A veces no tenemos tiempo o disposición para
orar media hora. Sin embargo, queremos mensajearnos
contigo, Dios nuestro, porque es hermoso estar cerca de Ti. (Niño
y niña se acercan y, puestos de rodillas un momento, le dicen algo desde su
corazón a Dios)
Nuestra acción de gracias por tu amistad,
Señor, encuentra su más poderosa expresión en estas ofrendas del pan y el vino, con las que
intercedemos por el mundo entero.
ORACIÓN
FINAL
Lo más valioso que podemos tener es nuestra amistad
contigo, Señor. Que cada día nuestra manera de vivir ponga de manifiesto cuán
importante es esa amistad para nosotros. Amén.
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