XIV Domingo del Tiempo Ordinario, 3 de julio de 2016
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy
buenos días, hermanas y hermanos! Aprovechemos el momento para dar la bienvenida a nuestra Eucaristía a quienes se
encuentran a nuestro lado, por cuanto cada persona aquí presente ha sido
invitada por el mismo Señor al gran
banquete que Él ofrecerá.
En
este Décimo Cuarto Domingo del tiempo Ordinario nos referirá que mucha gente ha
sido escogida por Él para llevar el Mensaje de Salvación a toda la tierra. 72
discípulos irán de dos en dos a predicar el Reino de Dios con acciones
concretas, porque quien conoce a Cristo debe saber a Él y llevar su estilo de
vida a todos. Veremos que, a diferencia de lo que ellos pensaron, sus
discípulos deben contentarse porque Dios los conoce y los ama. ¡Ha de
notárseles para quién trabajan!
Y,
sea que ya tengamos vacaciones o no, vivamos la alegría de descubrir a Dios en
la Palabra y en la Fracción del Pan, para que , terminada la Eucaristía,
salgamos a contagiar a todos de Cristo.
PENITENCIAL
v Nos
alegramos por lo bueno que nos sucede; pero muchas veces nos molesta la alegría
y la felicidad de otros. ¡Señor, ten
piedad!
v
Qué fácil es compartir éxitos humanos pero,
sin embargo, qué dispuestos estamos a silenciar las misericordias que Dios obra
para nosotros. ¡Cristo, ten piedad!
v
Nos encanta ser noticia con lo que Dios hace ante
nosotros; pero olvidamos que lo importante no es la manifestación en sí misma
sino los efectos de conversión que esta tenga en nosotros o en otros. ¡Señor, ten piedad!
MONICIONES SOBRE LAS
LECTURAS
PRIMERA.- Las
imágenes de una abundante y nutritiva paz, capaz de saciar toda ansia, y de
riquezas que fluyen como un torrentoso río crecido provienen de la profecía de Isaías que se proclamará
como primera lectura. El planteamiento va más allá, pues también implica una
alegría sin límites cuando el Señor manifieste sobre los suyos sus ternuras.
SALMO.- El
salmista es testigo fiel de la Misericordia de Dios, que lo fortalece ante el
dolor por su poder. Por eso invita a todos a cantar con alegría, porque ante la
súplica que surge en el amargo dolor de la prueba, el Señor le escuchó y le
atendió. Cualquiera de nosotros podría hacer suyo este salmo 65 que usaremos
hoy para agradecer al Señor porque, seguramente, hemos acudido a Dios en
nuestros dolores y Él nos ha respondido.
SEGUNDA.- El
cristiano está llamado a ser un hombre y una mujer nuevos, manifestables a cada
momento. Por lo tanto, esta novedad ha de privar sobre toda ley, rito o dogma,
ya que lo único que salva es la Cruz de Jesucristo, por cuyo misterio el
Apóstol Pablo -en su Carta a los Gálatas- se sabe arrancado de su antigua
condición y, en consecuencia, libre de todas las ataduras: el mundo ha muerto
para él y él para el mundo.
EVANGELIO.- De
San Lucas se leerá el pasaje en que Jesús envía 72 discípulos a anunciar -y
rescatar- el Reino de Dios de forma práctica, afianzados en antiguos valores
comunitarios que se estaban perdiendo, como la hospitalidad, la acogida, el
compartir, la comunión alrededor de las mesas y la aceptación de los marginados.
Cumplida la misión, Jesús afirmará que, más que ver caer demonios, debe importar
para los enviados ser conocidos y amados del Padre por lo que hacen para Dios.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Oremos a Dios Padre, por
mediación de Jesucristo, por todas nuestras necesidades y por lo que anhela la humanidad
entera para vivir en Paz. (Respondemos: R.- SEÑOR, DANOS TU PAZ)
1.
- Por el Papa, los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, diáconos y
todas las personas que dentro de la Iglesia se dedican a servir a quien los
necesite, al estilo de Jesús. Oremos.
2.
- Por quienes tienen la grave responsabilidad de dirigir naciones, estados u organismos,
para que actúen a favor de la paz y la convivencia fraterna. Oremos.
3.
- Por los marginados de nuestros tiempos. Por quienes no logran su sustento
digno o tienen dificultades para conseguir insumos, bienes o medicinas. Que
haya discípulos de Cristo que les socorran oportunamente. Oremos.
4.
– Por quienes tienen dificultades en sus grupos familiares o quienes no
consiguen un lugar digno para vivir. Por
quienes creen que son los demás los que tienen que cambiar. Oremos.
5.
- Por quienes generan conflictos intencionalmente por iniciativa propia o de
grupos particulares, para que Dios les convierta y les haga llegar al
conocimiento de la Paz de Cristo. Oremos.
6.
- Por nosotros, presentes en esta Eucaristía, para que aceptemos la misión que
Cristo nos encomienda al terminar la Celebración y veamos cómo el amor vence
los demonios de la división, el egoísmo o la falta de Dios en nuestras vidas. Oremos.
7.-
Por quienes han tenido encuentros sacramentales para que no se alejen de quien
les alimenta y sostiene en el amor. Oremos.
8.-
Por todos los difuntos, para que reciban aquello en lo que nosotros creemos. Oremos.
OFERTORIO
1. Estamos
llamados a parecernos a Ti, Señor. No podemos evangelizar sino con tu mensaje y
eres Tú quien sostiene y cuida a cada persona. Como queremos ayudarte a ser
portadores de Ti, este letrero
señala a quién pertenecemos y a quién llevamos. (Niño/a esconde entre
sus manos y pecho un letrero, ‘Jesucristo, nuestro Señor’. Lo muestra)
2.
Queremos vivir en paz y generarla con
nuestras actitudes. Por eso ofrendamos
esta flor, humilde mensajera de Dios de paz y vida.
3. Nuestra
naturaleza se recrea y enriquece en cada Eucaristía. Creemos, Señor, que este pan y este vino se transformarán
en Ti mismo y nos capacitarán para dar y recibir tu Palabra en cada hecho de
nuestras vidas.
¡Por
todo esto Te agradecemos, Señor!
ORACIÓN FINAL
Señor,
Dios nuestro, que en tu infinita Misericordia nos instruyes, nos alimentas y
nos impulsas a establecer tu Reino ya desde este mundo, concédenos la fuerza
requerida para dirigir nuestras vidas según tu Voluntad. Amén.
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