Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo y Memoria de San Isidro Labrador, 29 de mayo de 2016
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanos y hermanas! Sean bienvenidos a nuestra celebración eucarística del Cuerpo y la
Sangre de Cristo, con la emoción contenida de saber que el Señor, presente en
medio de nosotros, parte el pan para nosotros para cada una, cada uno de
nosotros. El mismo Jesús nos ha dejado un puesto en su mesa santa, lo cual nos
debe llevar a vivir la Misericordia en nuestro cada día. En recorrido por las
calles y las plazas de muchas comunidades, el Señor se hará presente en
nuestras realidades y nos llenará de bendiciones.
Quisiéramos
celebrar, además a un gran santo, san
Isidro Labrador, nacido en Madrid a finales del siglo once, persona
profundamente piadosa y caritativa, que se dedicó durante toda su vida a la
humilde labor de trabajar la tierra, por la cual es venerado como patrono de
los labradores.
Nosotros
también estamos llamados, como san Isidro Labrador, a la santidad de vida. Dejémonos
transformar por la Presencia real y misteriosa de Jesús en la Eucaristía para que
nos lleve a desear vivir muy cerca de Él,
a adorarlo y a servirlo en las personas que más sufren.
PENITENCIAL
(Niña/o con cartel: Si
Dios no me lo concede, ¡no le pago nada!) 1. Nos gusta comprarle’ milagros o favores al Señor y ofrecerle sacrificios que otros deberán
‘pagar’. Tratamos a Dios como a un comerciante. ¡Señor que lo das todo, ten
piedad de nosotros!
(Niña/o con cartel: ¡Ey,
chama, ven,…guárdate el chicle y ponte en la fila para comulgar!) 2. Comulgamos como por rutina, por compromiso social o
porque nos lo están ofreciendo. Olvidamos adorar al Señor que se entrega por
nosotros y para nosotros. ¡Cristo, sacerdote eterno, ten piedad de nosotros!
(Niña/o con cartel: En
casa nadie quiere ayudar a mamá. ¡Habrá que buscar una cachifa!) 3. Pensamos que Dios está obligado a darnos lo que le
pedimos. Dejamos de lado ofrecernos como instrumento para que su amor alcance a
otros. ¡Señor, Pan de Vida, ten piedad de nosotros!
MONICIONES A LAS LECTURAS
PRIMERA:
La primera lectura procede del Libro del
Génesis. Refiere la bendición que hizo el Sacerdote Melquisedec a Abraham
cuando este llegó victorioso de una batalla. El origen o el final de este rey y
sacerdote no se conocen; pero él dispuso que el sacrificio fuese pan y vino,
tal y como lo enseñó Jesús y nosotros lo
seguimos haciendo.
SALMO: El
Mesías esperado por el pueblo judío no podía tener principio ni fin, ni
depender de ninguna investidura humana. El salmo 109 aclama a Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios
altísimo, por cuanto animaba su esperanza en la llegada del Rey y Mesías
prometido. Así también lo ha visto la Iglesia.
SEGUNDA: Pertenece a san Pablo, en su Primera Carta a
los Corintios, el documento más antiguo sobre la consagración en la Ultima Cena,
constituyendo parte de la oración que
proclama el sacerdote durante la Consagración: ‘Cada vez que comen de este pan y beben de este cáliz, proclaman
la muerte del Señor, hasta que vuelva’.
EVANGELIO: Frecuentemente observamos situaciones dolorosas
y nos limitamos a contárselo a otro, sin la menor intención de intervenir
ayudando. Así sucedió con los Apóstoles, que ni remotamente supusieron que
fuera a ellos a quienes les correspondía intervenir a favor de la gente
necesitada que seguía a Jesús para que –solo entonces- Dios obrara con su
poder.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Cuando
ya se acerca el momento en que Cristo se haga presente en su Cuerpo y en su
Sangre para todas y todos nosotros, les invito a elevar al Señor las
intenciones que hay en nuestros corazones: (Respondemos: GRACIAS,
SEÑOR.)
1. Oramos por la Iglesia toda. Por el papa
Francisco. Por nuestros obispos, Baltazar y Alfredo, para que cuenten siempre
con el aliento del Espíritu Santo y puedan llevar a cabo la misión que Jesús ha
confiado a sus Apóstoles. Danos siempre,
Señor…
2. Te encomendamos a todos los
consagrados a tu servicio. Cuídalos en sus necesidades personales. Que haya
abundancia de vocaciones auténticas y que sean tenidos por amigas y amigos dondequiera se encuentren. Dales siempre, Señor…
3. La Eucaristía es misterio del amor
más puro. Quienes le recibimos, ¿amamos a los demás? ¿Sirve de algo decir “Dios
es amor” si, luego, no damos y ofrecemos cariño? Para que nos tomemos en serio el
ejemplo de vida de Jesús y sus palabras.
Danos siempre, Señor…
4. Demos gracias al Señor porque su Santo
Espíritu nos capacita para descubrir las
necesidades de nuestro prójimo y servirlos con amor, porque nos hace
‘misericordiosos’. Danos siempre, Señor…
5. Queremos suplicarte, Señor, por
nuestras familias. Son ellas las que enseñarán a los más pequeños, con su ejemplo,
a perseverar y asumir con alegría el compromiso de formarnos para conocer
nuestra fe sin conformarnos con ‘salir’
de cada sacramento y, así, poderte amar, Señor, en quienes nos rodean. Dales siempre, Señor…
6. Que el ideal cristiano de San
Isidro, que fue ver al Señor en todo lo que era y hacía, sea para nosotros un
motivo para intentar llevar nuestra vida por aquellas sendas que en él se
convirtieron en pistas para encontrarse y permanecer unido al Señor. Danos siempre, Señor…
7. El gran secreto de San Isidro fue
que se sentía amado por Dios. Que, en todo lo que hagamos y digamos, aprendamos
a encontrar la presencia amorosa de Dios. Danos
siempre, Señor…
8. Te suplicamos, Señor, llenes de
bendiciones a quienes hoy lloran a un ser querido y que a estos les concedas
vivir en tu morada eterna. Dales
siempre, Señor…
OFERTORIO (Cada ofrenda se puede
acompañar de una danza)
Señor,
en estas sencillas ofrendas entregamos y recordamos el ejemplo de San Isidro,
quien no conoció riquezas materiales pero, sí, espirituales -recibidas y
aprendidas en el seno de su familia- las que llevó a su vida de adulto, a la
familia que formó. Sus bendiciones nos guíen a Dios:
LUZ
Así
como cada amanecer rompe la oscuridad y nos anuncia que tenemos que seguir
adelante, esforzarnos y tratar de ser felices, así sea tu Luz, Señor, en
nuestras vidas. Te entregamos, entonces, nuestro compromiso de llevar tu Luz a
todos lo que hacemos y vivimos, a quienes nos encontremos.
FLORES
No
es posible mirar una flor y permanecer indiferentes, porque ellas expresan para
nosotros vida. Revelan una naturaleza que vence toda dificultad y pone de
manifiesto el don vivificador de Dios. Por lo tanto, constituyen alabanza a la
magnificencia divina.
INCIENSO Y CARBÓN
Queremos
ser suave aroma que llega hasta ti, Dios nuestro. De ahí que esta ofrenda
represente nuestras acciones buenas, las que nacen de nuestros corazones que te
aman y quieren darte gloria.
HOSTIAS Y TRIGO
El
trabajo de cada día, la naturaleza sabiamente establecida por su Creador y nuestro
deseo de alabarte con nuestro esfuerzo diario, Señor, constituyan canto de amor
y gratitud a Aquel que siempre está con nosotros.
VINO Y UVAS
Te
entregamos, Señor, la alegría de nuestros corazones. En medio de todos los
afanes de la vida y de las dificultades que van surgiendo, la certeza de que Tú
estás con nosotros nos reconforta y anima: ¡Tú sigues haciéndote presente en
cada altar!
ALIMENTOS DE LAS
COMUNIDADES
Así
como se nos refiere que se entregaban las primicias de los campos, las
comunidades se hacen presentes con estos frutos de su trabajo diario, vida que
se entrega en el esfuerzo, vida que se recibe para el sustento personal y
familiar.
REPRESENTACIÓN DE SAN
ISIDRO LABRADOR Y HERRAMIENTAS DE TRABAJO
Hay
muchos tipos de abono para que los campos produzcan buenos frutos. El santo de
los campos y la alabanza nos enseña a trabajar y alabar y bendecir. Cada
herramienta nos hace presente tu fuerza transformadora, Señor, y tu voluntad de
mantener nuestras vidas. Las ofrendamos a tu servicio, Dios nuestro.
VASALLOS DE SAN
ISIDRO
Por
cuanto nos corresponde hacer cada día las labores que nuestro santo realizaba,
nos hemos comprometido, Señor, a imitarlo en su amor a Dios, esforzarnos en
nuestro trabajo y entregártelo con amor. Ese sea nuestro tributo a quien nos
recuerda la grandeza de nuestro Creador, Salvador y santificador.
INTERPRETACIÓN
MUSICAL
La
música es alegría para el alma. Entregamos nuestra alabanza a Dios, postrado
nuestro espíritu ante quien nos sostiene en la vida. Queremos hacer presente la
alegría de quien se sabe amado y está dispuesto a llevar ese amor recibido a
quienquiera que los necesite.
COLABORACIÓN PARA LOS
CELEBRANTES
Isidro
sabía distribuir sus recursos materiales. También nosotros queremos mantenernos
dignamente, ayudar a los necesitados y sostener nuestra Iglesia. Por cuanto los
requerimientos materiales de la vida son muchos, entregamos nuestro humilde
aporte para cubrir tantas necesidades que lo requerirán. Lo hacemos con
alegría, esperando producirla también.
COLABORACIÓN DE LAS
FAMILIAS EN AGRADECIMIENTO A SAN ISIDRO
Creemos
que la generosidad es agradable a Dios, por cuanto implica entrega, donación.
Al agradecer a nuestro santo por su modelaje de vida y su intercesión por nosotros
ante el Señor, queremos expresar con este gesto nuestra decisión de imitarlo
también en esta actitud de vida.
ORACIÓN FINAL
Señor,
que en san Isidro Labrador nos has dado tan excelente ejemplo de trabajo,
oración, servicio y entrega a Ti, ayúdanos a ser congruentes con lo que
creemos, para que te sean agradables nuestra devoción y nuestra vida. Amén.
Comentarios
Publicar un comentario