IV Domingo de Pascua: El Buen Pastor, 17 de abril de 2016
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Feliz
y bendecido Día del Señor para todas y todos! Nos llenamos de alegría por cada
una, cada uno de los asistentes a esta Eucaristía del IV Domingo de Pascua,
cuando reconocemos al Señor como nuestro Buen Pastor. Es un sueño, hasta ahora,
que Jesús sea el Único Pastor y todos seamos las ovejas de su único rebaño. Es,
pues, un día especialmente dedicado a dejar atrás cualquier discordia o
enfrentamiento y entender que así como el Señor es uno, nosotros debemos ser, todos,
uno en Él.
Propicio
el momento para celebrar la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones al Ministerio
Ordenado y a la Vida Consagrada, por cuanto necesitamos pastores para atender y
cuidar de los rebaños que son, por ejemplo, las parroquias. Supliquemos al Buen
Pastor para que nos dé pastores santos que, aunque sean tan pecadores como
cualquier persona, se esfuercen por atender desde la Misericordia que brota de
las entrañas del Buen Pastor a cada ovejita que se encuentren, especialmente a
las que sufren.
PENITENCIAL
Porque
muchas veces nos dejamos llevar por las intrigas de otras personas y hablamos
mal de la Iglesia, olvidando que cada bautizado es ‘la Iglesia’, Jesús
Resucitado, ten piedad de nosotros.
(Yo soy Iglesia)
Porque
explicamos los fracasos de nuestra vida como ausencia o abandono de Dios hacia
nosotros en lugar de comprender que se
deben a nuestras malas decisiones, pues Él jamás nos abandona, Cristo Resucitado, ten piedad de nosotros. (Jesús siempre conmigo)
Porque
no creemos en el amor que Jesús nos tiene y buscamos otras voces para hacernos conducir por la vida, Jesús Resucitado, ten piedad de nosotros. (Jesús,
mi Buen Pastor)
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.-
El Espíritu Santo nos llena de gozo con la Palabra que llega a nuestras vidas.
Por eso, el relato de los Hechos de los Apóstoles –primera lectura de hoy-
refiere movilizaciones de personas que habían sido tocadas e iluminadas por
esta Palabra. Y, aunque habrá reacciones adversas, el Señor se encargará de que
haya frutos de vida. Quien descubra a Jesús
lo seguirá.
SALMO.-
El Salmo 99 nos presenta a Jesús como ‘el Buen Pastor’, de quien somos rebaño.
Aquel que ha entrado en su gloria merece nuestra alegre alabanza, bendición y
gratitud, por cuanto sus méritos y nuestra correspondencia a su gracia nos han
de llevar a entrar, también, por las puertas del triunfo sobre la muerte.
SEGUNDA.-
Se nos proclamarán -como segunda lectura- fragmentos del Libro del Apocalipsis.
En sintonía con la imagen de Jesús como el Buen Pastor, que cuida de los suyos,
veremos cómo el Cordero, sentado en su
trono, será al Pastor de todos y los conducirá a fuentes de aguas vivas. Jesús
es nuestro amigo y siempre nos ayuda.
EVANGELIO.- En
la continuación de la lectura del Evangelio de san Juan, el muy breve fragmento
expresa con absoluta claridad que Jesús es
nuestro Pastor eterno, nuestro Buen Pastor. Quienes le hemos sido dados debemos
escucharlo y seguirlo; y, porque nos conoce y nos ama, nos da vida eterna. Y escuchémoslo
bien: nadie nos podrá quitar de su amor.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1.-
Eres, Señor, el Buen Pastor. Enseña a tu Iglesia a pastorear
misericordiosamente a tus rebaños.
Roguemos al Señor.
2.-
Nos cuesta ser tolerantes y respetuosos para con los demás, especialmente a
quienes gobiernan el mundo. Dales corazón de buenos pastores a todos ellos, voz
respetuosa y decisiones desde el amor a sus pueblos. Roguemos al Señor.
3.-
En cada grupo familiar debe haber buenos pastores que conduzcan a esos pequeños
rebaños hacia tus fuentes tranquilas. ¡Bendice, Señor, a quienes dirigen
nuestros hogares! Roguemos al Señor.
4.-
En cada grupo humano debe haber quien se sepa conducible, quien acepte obedecer
y aportar desde su propia experiencia aquellos elementos que sean necesarios
para los demás. Especial mención de nuestros niños y jóvenes. Roguemos al Señor.
5.-
Ponemos ante ti, Señor, a nuestros sacerdotes y religiosos. Que se afinen sus oídos
para escucharte; y sus voces, expresión de tu amor, sean bien escuchadas por
sus feligreses y comunidades, constituyendo todos verdaderos rebaños que te
siguen. Roguemos al Señor.
6.-
Rogamos por todos los difuntos y por quienes han de morir próximamente. Que la
voz del Resucitado les conduzca, a través de nuestras oraciones y sacrificios
por ellos, hasta la gran pradera celestial. Roguemos al Señor.
7.- Muchas personas quieren que sus hijos
hagan la primera comunión pero no les importa nutrirlos en la fe. Han olvidado
que ellas y ellos necesitarán crecer en la fe recibida y perseverar. Haz,
Señor, que te escuchen y quieran ayudarte a guiar a sus hijos e hijas por los caminos
que llevan a ti e ir con ellos. Roguemos
al Señor.
OFERTORIO
Tu
Espíritu, Jesús, nos ilumina y sacia nuestra sed. Al presentar agua y fuego nos
reconocemos bautizados y llamados a seguir a nuestro Buen Pastor y llevar su
Palabra a todas las personas. (Niños/as portando una lámpara, un
envase con agua y, más atrás,- la Palabra).
Te
queremos agradecer por la naturaleza,
las dificultades, las situaciones de vida, nuestros padres, abuelos, pareja, docentes,
sacerdotes, religiosos, catequistas, otras personas… todo nos puede hablar
de Ti, Señor. Al entregártelo todo, disponemos nuestros oídos para escuchar lo
que Tú nos dices a través de ellos. (Niños/as portando carteles: naturaleza,
dificultades, situaciones de vida, nuestros padres, abuelos, pareja, docentes, sacerdotes,
religiosos, catequistas, otras personas).
Quisiste
quedarte siempre con nosotros, Pastor amado. Este pan y vino pronto serán tu
Cuerpo y Sangre. Agradecemos tu Presencia entre nosotros y bendecimos la acción
sacerdotal, que la hace posible. (Familia portando el pan
y el vino).
ORACION FINAL
Señor
nuestro, al aceptar la amistad que tan generosamente nos ofreces y disponernos
a afinar nuestros sentidos para descubrir tu llamado, tu palabra que guía,
reconocemos que sin ti nada podemos. Por eso lo esperamos todo de tu
Misericordia. Amén.
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