I Domingo de Cuaresma, 14 de febrero de 2016
MONICIÓN
DE ENTRADA
¡Muy buenos días
tengan todas y todos ustedes! Sepamos que todos somos bienvenidos a esta
Eucaristía del Domingo Primero de Cuaresma. Pero, ¿por qué lo llamamos así en
lugar de ‘Domingo Ordinario’?
El miércoles pasado
se nos impusieron las cenizas y comenzó este Tiempo Litúrgico, que dura
cuarenta días y que culmina con la celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección
de Jesús. Es, por tanto, tiempo de amor y de conversión. Al iniciar estos 40
días de especial llamamiento para restablecer nuestras vidas, conviene que nos
apoyemos en la oración, en la escucha o lectura de la Palabra y en el esfuerzo
y el servicio por quienes nos necesitan.
Hoy reflexionaremos
sobre la correcta actitud ante las dificultades de la vida: debemos esforzarnos
por superarlas pero confiando en la presencia misericordiosa de Dios, quien
jamás nos desampara y siempre está dispuesto a socorrernos, porque es ‘el Dios
de todos’. Las tentaciones vendrán muy frecuentemente, pero, así como Jesús las
venció, contamos con Él para hacer lo propio.
PETICIONES
DE PERDÓN
1. Porque no somos agradecidos con el
Señor, que nos ha socorrido, y llegamos a creer que fuimos nosotros mismos –y
no Él- quienes salimos triunfadores en nuestras tribulaciones. ¡Señor, ten piedad! (Se oye la voz de un niño/a: Yo logro lo que
quiero, sin ayuda de nadie.).
2. Porque expresamos nuestra fe con muchas
palabras, aunque nuestras actitudes la niegan. ¡Cristo, ten piedad! (Se oye la
voz de un niño/a: Ojalá que ellos hicieran lo que dicen a la gente.).
3. Porque actuamos ligeramente ante
cualquier tentación, creyendo que, solos,
podemos vencerlo todo. ¡Señor,
ten piedad! (Se oye la voz de un
niño/a: A mí nadie me engaña; yo soy muy vivo/a).
MONICIÓN
SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- La fe es
un don que nos identifica, pero que debemos cultivar. La primera lectura –del
Libro de Deuteronomio- nos presenta la declaración de fe de todo judío al
acercarse a agradecer a Dios porque lo liberó de la esclavitud en Egipto y lo condujo
a la Tierra Prometida. La fe es algo muy serio y primordial.
SALMO.- Solo una
confianza firme en la misericordiosa protección de Dios nos puede ayudar a
vencer cualquier tentación. Oraremos con el salmo 91, oración personal de los
judíos para expresar confianza plena en Dios. El Diablo lo usó para intentar
confundir al Señor. Nosotros hemos de estar plenamente convencidos de la
constante y eficaz protección divina.
SEGUNDA.- El tema de
la segunda lectura -que procede de la Carta de san Pablo a los Romanos- nos plantea
que la fe en Cristo es esencial en nuestras vidas, por cuanto es la que nos
libera de toda esclavitud. Recordemos que el Señor Jesús ha de ser nuestro
único Señor, el que nunca nos defrauda, el Señor de todos.
EVANGELIO.- Seguidamente
se nos proclamará el pasaje de las tentaciones de Cristo en el desierto, según
San Lucas. Las tendencias a las que se inclina el deseo humano, las tentaciones,
siempre serán parte de nuestra vida. Por eso conviene conocer e imitar a Cristo
pues, cercanos a Él, podremos vencer toda tentación y ser liberados de ellas. ¡Todo
lo podemos en el Señor, nuestra fortaleza!
PETICIONES
1. Oremos
por el Papa Francisco para que las dificultades que implican la conducción de
la Iglesia de Cristo sean superadas por el esfuerzo personal y la presencia
transformadora del Espíritu. Roguemos al
Señor.
2. Oremos,
además, por cada bautizado, para que se nos note el deseo de cambiar lo que no
está bien, de testimoniar con nuestras vidas el amor del Señor. Roguemos al Señor.
3. Recordamos
suplicar por los gobernantes de todo el mundo, muy especialmente por los de
nuestro país, para que elijan el servir y el compartir, antes que el tener, el
poder y el prestigio. Roguemos al Señor.
4. Mucha
gente está pasando necesidad cerca de nosotros. Para que seamos sensibles a sus
necesidades y les tendamos nuestras manos generosamente. Roguemos al Señor.
5. Oremos
por quienes están solos en la vida, por quienes se han olvidado de acudir a la protección
de Dios en sus tribulaciones, por quienes confían solo en sus propias fuerzas. Roguemos al Señor.
6. Roguemos
al Señor que nos infunda gusto por la oración; que comprendamos que ella
constituye una poderosa palanca para salir adelante. Que confiemos al Señor
nuestros planes y proyectos confiados en su generosa respuesta. Roguemos al Señor.
7. Presentemos
a nuestro Señor Jesucristo nuestras familias, sobre todo si hay crisis de
violencia, desunión, contrariedades o afectos tibios. Que Él se haga presente y
llene los vacíos de amor que podamos tener. Roguemos al Señor.
8. En
el Jubileo de la Misericordia, recordemos que hay muchos difuntos que están en
el Purgatorio; ellos necesitan y esperan nuestras oraciones y sacrificios para
poder encontrar la plenitud de la gloria de Dios. Roguemos al Señor.
OFRENDAS
(cruz, pan y vino, estola)
Señor, hay muchos sufrimientos; y Tú
los conociste todos en la Cruz. Hoy
te ofrecemos el pan y el vino para
que la Eucaristía siga manteniendo viva nuestra fe. Te agradecemos, Señor, por
nuestros sacerdotes, porque los
bendices y los ayudas a ser fieles a Ti, a que prediquen tu amor con sus obras.
ORACIÓN
FINAL
Padre de Misericordia, al agradecer tu paternal protección y providencia
manifiestas cada día, haz que la recepción de los sacramentos nos mueva a ser, también
nosotros, misericordiosos ante las necesidades de nuestro prójimo. Amén.
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