NOVENA DE NAVIDAD: MISAS DE AGUINALDOS Sábado 19 de Diciembre de 2015


MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días tengan todas y todos ustedes!  ¡Nos encontramos en nuestra cuarta Misa de Aguinaldos! Seguimos avanzando, paso a paso por el camino de preparación para la llegada del Dios-con-nosotros, el Emmanuel, a nuestros corazones.
Hoy podremos relacionar claramente que la Navidad es la fiesta de la vida. Sansón y Juan son los hijos de la fe que confía en Dios, de quien espera la respuesta oportuna, su bendición. Y aunque creamos que no es el momento, aunque nuestras fuerzas para luchar y descubrir la felicidad se hayan agotado, el Señor sabrá responder siempre con vida –y vida abundante. Consagrados desde el seno materno a Dios, sabrán actuar en favor de los pequeños del Señor, de los necesitados de luz en su caminar de fe.
(Donde se comenzó el día 15, cambiar: ‘cuarta’  por ‘quinta’.)

PENITENCIAL
* Aunque sepamos qué quiere Dios de nosotros, muchas veces preferimos hacer oídos sordos y cumplir nuestra voluntad en lugar de la suya. ¡Señor, ten piedad!
* Ponemos nuestra esperanza y nuestras seguridades en muchas cosas, menos en Dios. ¡Cristo, ten piedad!
* Nos cuesta creerle a Dios que, cercano a nosotros, se manifiesta en su Palabra, a través de las personas y en los sucesos de cada día. ¡Señor, ten piedad!

PRIMERA LECTURA (Jueces 13, 2-7. 24-25a)
La que será madre de Sansón recibe el anuncio del futuro nacimiento. Todo lo que se dice de Sansón lo muestra como alguien consagrado a Dios. Su vida queda sellada por el Espíritu Santo: “El Espíritu del Señor comenzó a actuar en él” para que obrara en favor de su pueblo.
Lectura del libro de los Jueces

Había un hombre de Sorá, del clan de Dan, que se llamaba Manóaj. Su mujer era estéril y no tenía hijos. El Ángel del Señor se apareció a la mujer y le dijo: “Tú eres estéril y no has tenido hijos, pero vas a concebir y a dar a luz un hijo. Ahora, deja de beber vino o cualquier bebida fermentada, y no comas nada impuro. Porque concebirás y darás a luz un hijo. La navaja nunca pasará por su cabeza, porque el niño estará con­sagrado a Dios desde el seno materno. Él comenzará a salvar a Israel del poder de los filisteos”. La mujer fue a decir a su marido: “Un hombre de Dios ha venido a verme. Su aspecto era tan imponente, que parecía un ángel de Dios. Yo no le pregunté de dónde era, ni él me dio a conocer su nombre. Pero me dijo: ‘Concebirás y darás a luz un hijo. En adelante, no bebas vino ni bebida fermentada, ni comas nada impuro, porque el niño estará consagrado a Dios desde el seno de su madre hasta el día de su muerte’”. La mujer dio a luz un hijo y lo llamó Sansón. El niño creció y el Señor lo bendijo. Y el espíritu del Señor comenzó a actuar sobre él. Palabra de Dios.

SALMO RESPONSORIAL (Salmo  70, 3-4a. 5-6b. 16-17)
/R. ¡Mi boca proclama tu alabanza, Señor!
·        Sé para mí una roca protectora, Señor, tú que decidiste venir siempre en mi ayuda, porque tú eres mi Roca y mi fortaleza. Líbrame, Dios mío, de las manos del impío. /R.
·        Porque tú, Señor, eres mi esperanza y mi seguridad desde mi juventud. En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre; desde el seno materno fuiste mi protector. /R.
·        Vendré a celebrar las proezas del Señor, evocaré tu justicia, que es sólo tuya. Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud, y hasta hoy he narrado tus maravillas. /R.

ALELUYA
Aleluya / Renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos, ven a librarnos, no tardes más. / Aleluya

EVANGELIO (Mateo 1, 1-17)
Lucas nos irá presentado las circunstancias que rodearon el nacimiento de Juan Bautista y el de Jesús. En ambos, Dios quiere manifestarse como quien trae la Salvación a la humanidad. En Juan encontraremos las características de los antiguos consagrados que hacían una vida ascética, como signo de la consagración total a su misión. Paralelamente, como Sansón, Elías y los profetas, Juan predicará la conversión sin profundas teorías sino con ejemplos sencillos.

Lectura del santo evangelio según san Lucas.
En tiempos de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase sacerdotal de Abías. Su mujer, lla­mada Isabel, era descendiente de Aarón. Ambos eran justos a los ojos de Dios y seguían en forma irreprochable todos los manda­mientos y preceptos del Señor. Pero no tenían hijos, porque Isa­bel era estéril; y los dos eran de edad avanzada. Un día en que su clase estaba de turno y Zacarías ejercía la función sacerdotal delante de Dios, le tocó en suerte, según la costumbre litúrgica, entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso. Toda la asamblea del pueblo permanecía afuera, en oración, mientras se ofrecía el incienso. Entonces se le apareció el Ángel del Señor, de pie, a la dere­cha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías quedó desconcerta­do y tuvo miedo. Pero el Ángel le dijo: “No temas, Zacarías; tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu esposa, te dará un hijo al que llamarás Juan. Él será para ti un motivo de gozo y de alegría, y muchos se alegrarán de su nacimiento, porque será grande a los ojos del Señor. No beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu Santo desde el seno de su madre, y hará que muchos israelitas vuelvan al Señor, su Dios. Precederá al Señor con el espíritu y el poder de Elías, para reconciliar a los padres con sus hijos y atraer a los rebeldes a la sabiduría de los justos, preparando así al Señor un Pueblo bien dispuesto”. Pero Zacarías dijo al Ángel: “¿Cómo puedo estar seguro de esto? Porque yo soy anciano y mi esposa es de edad avanzada”. El Ángel le respondió: “Yo soy Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y anunciarte esta buena noticia. Te quedarás mudo, sin poder hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo”. Mientras tanto, el pueblo estaba esperando a Zacarías, extra­ñado de que permaneciera tanto tiempo en el Santuario. Cuando salió, no podía hablarles, y todos comprendieron que había tenido alguna visión en el Santuario. Él se expresaba por señas, por­que se había quedado mudo. Al cumplirse el tiempo de su servicio en el Templo, regresó a su casa. Poco después, su esposa Isabel concibió un hijo y per­maneció oculta durante cinco meses. Ella pensaba: “Esto es lo que el Señor ha hecho por mí, cuando decidió librarme de lo que me avergonzaba ante los hombres”. Palabra del Señor.

ORACIÓN DE LOS FIELES
     1.            Señor, Tú estás presente en tu Iglesia para enseñarla y guiarla y has querido que sea testimonio vivo de tu amor que se hizo Niño en las entrañas purísimas de María. Roguemos al Señor.
     2.            Señor, nos cuesta confiar en tu Presencia providente en nuestras vidas. Que mediante la lectura de tu Palabra aprendamos a descubrirte actuante en nuestro cada día. Roguemos al Señor.
     3.            Señor, bendice a nuestros gobernantes para que descubran tu Voluntad para sus pueblos, para sus  ciudadanos y, dóciles solo a ti, la pongan por obra.  Roguemos al Señor.
     4.            Señor,  te suplicamos que bendigas las capacidades de los padres y madres de familia y de quienes les apoyan en el proceso formativo de los hijos. Que aprendan a escuchar tu voz y te obedezcan. Roguemos al Señor.
     5.            Señor, necesitamos confiar más en Ti. Que la certeza de tu Misericordia nos consuele ante la pérdida física de nuestros seres queridos  y tengamos la convicción de que ya nuestros difuntos descansan de sus fatigas. Roguemos al Señor.
     6.            Por los organizadores de esta Eucaristía, para que sientan tu llamado a ser misericordiosos como Tú lo eres y puedan, así, transformar sus sectores mediante el amor y el servicio desinteresados. Roguemos al Señor.

OFERTORIO
LUCES
Queremos entregarte la Luz que Tú nos das para que, bendecida, sea llevada a todos nuestros ambientes.
FLORES (DE NAVIDAD)
Como señal de tu Espíritu obrando en nuestras vidas te entregamos estas flores, reflejo de tu gracia que nos transforma.
DEVOCIONES (Rosario, imágenes de la Virgen o algún santo)
Te presentamos nuestra fe sencilla, nuestro deseo de hablarte y escucharte, nuestro tiempo de encuentro cara ti, Dios nuestro.
PORTAL DE BELÉN
Queremos ofrecerte nuestros más queridos espacios –nuestros hogares- para que vivas en ellos.
ALIMENTOS
Como una sólida manera de construir nuestra fe y nuestra comunidad te ofrecemos estos alimentos que le dirán a nuestros hermanos más necesitados que los amamos y los sentimos cercanos.
COLECTA
Para ayudar a nuestra comunidad parroquial en sus necesidades. No queremos dar las monedas que sobren sino nuestro esfuerzo porque nada le falte.
EL ALIMENTO: CÁLIZ Y VINAJERAS
Pronto estas especies de PAN y VINO serán tu Cuerpo y tu Sangre, que se nos darán como el alimento real de nuestras vidas.
Por todo esto, ¡gracias, Señor!

ORACIÓN FINAL
Oh, Jesús Niño, que quisiste establecer tu morada en medio de nosotros, ayúdanos a conducir nuestras propias vidas y las de quienes nos rodean, por el ejemplo, en testimonio creíble de tu amor y tu fidelidad a cada persona. Amén.

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