NACIMIENTO VIVIENTE 2015 Hágase, Señor, según tu Palabra
Hay
a lo largo y ancho del templo una serie de banquitas con letreros de personajes
y montoncitos de ropa y accesorios a su lado.
De acuerdo a la costumbre en
la parroquia, el celebrante pregunta (en claros gestos) a alguien del coro por
los integrantes del Nacimiento Viviente. La respuesta, también en gestos llama
a esperar.
(Antes
de dar la bendición final, pronuncia la pregunta)
Celebrante: ¿Y dónde están
los niños y niñas del Nacimiento Viviente?
Isabel: (sin usar micrófono)
Padre, este año no hay niños…
El
celebrante da la bendición final en la misa de aguinaldos y, así como
presionando, anuncia el ‘Nacimiento Viviente Infantil’ e invita a sentarse a
los presentes. Isabel, usando el micrófono esta vez, da las explicaciones del
caso.
Isabel:
Como le dije antes, padre, este año no hay niños… Los convocamos, pero no hubo
respuesta ni de ellos ni de sus representantes. Y esto resulta curioso, pues
años atrás los niños buscaban asegurar su participación en esta actividad; sus
familiares trataban de confirmar la presentación de sus hijos y daban toda
suerte de explicaciones cuando éstos debían faltar a algún ensayo. Este año,
todo ha sido diferente: no tenemos niños…
Isabel
toma el micrófono consigo, deja el lugar donde se encontraba para acercarse más
a las personas presentes, como para
hablarles más cerca, a sus corazones…
Isabel: El
mundo se aleja cada vez más de Dios. Lo que a Él se refiere no parece importar
mucho hoy en día, hasta que llega el momento de las dificultades. Solo quienes
padecen cualquier forma de dolor se toman la molestia de pensar en Dios, de
buscarlo o de darle algún lugar de importancia. Y eso resulta tan lamentable…
porque Dios sigue estando cerca de nosotros. Porque Él estableció su morada
entre nosotros para poder ayudarnos y fortalecernos cada vez que lo
necesitáramos. Porque, como lo dice el libro del Génesis, Dios gusta de
pasearse entre nosotros y conversar con sus creaturas más amadas, sus hijos…
(Interrumpe Jicson)
Jicson:
Isabel, yo puedo ayudar, ¡yo todavía me acuerdo de mi papel!
Isabel:
¡Jicson! Jicson o algunos de sus primos actuaron en algún Nacimiento Viviente.
Pero no recuerdo qué personaje hacías tú…
Jicson: Yo
no actué… pero podría colaborar con el Ángel Gabriel; siempre quise hacer ese
papel para ser anunciador
de la Voluntad de Dios.
Isabel: Y,
ciertamente, Jicson anuncia la Voluntad de Dios a muchos niños y niñas, ya que
él es catequista de nuestra parroquia.
(Jicson
se dirige a donde estará su personaje, se viste y espera.)
Isabel:
¡Qué bueno que a jóvenes como Jicson no les dé pena actuar para el Niño Dios!
Daniel:
¡Madre! Yeni y yo somos esposos; aunque en forma diferente a José y María, entendemos las dificultades,
tristezas y alegrías que sienten cada uno de los esposos por el otro, porque
gozamos de esa bendición. Aunque siempre he dirigido, somos padres y
decidimos ofrecernos para ser José y María. Para revivir la alegría de nuestra paternidad-maternidad
gozando en la adoración a nuestro Rey y Señor, Jesucristo.
Yeni: Sí,
Isa, esta es una ocasión demasiado importante para dejarla perder. ¡Nosotros
seremos los padres de ese Niño, el Niño Dios!
(Daniel
y Yeni se dirigen a donde estarán sus personajes, se visten y esperan.)
Gabriela:
Pues, yo una vez fui la prima, Isabel. ¿Saben ustedes que el mundo puede humillarnos pero
Dios, infinitamente misericordioso, interviene en nuestra historia personal de
salvación y nos bendice y enaltece? Yo quiero volver a representar a esa mujer que, sensible a la
presencia del Espíritu Santo, comprende que su hijo lo que ha experimentado es
una singular manifestación del amor de Dios.
(Gabriela
se dirige a donde estará su personaje, se viste y espera.)
Ariakna: Yo
nunca he actuado en un Nacimiento viviente, pero me llama la atención ser
posadera, especialmente aquella
que, no pudiendo recibir a José y María en su posada, les ayuda indicándoles un
lugar pobre y muy humilde, pero donde pudieran descansar. Yo creo que nosotros
somos instrumentos del amor y la misericordia de Dios y que debemos siempre
ponernos en el lugar del otro y prestarle la ayuda posible. ¡Yo seré esa
Posadera!
Adriaknni: ¡Y
yo también!
Kimberly:
¡Yo
también!
Yineska:
¡Y
yo!
(Ariakna,
Adriaknni, Kimberly y Yineska se dirigen a donde estarán sus personajes, se
visten y esperan.)
Roger: Yo
fui san José. Hoy creo que me gustaría ser uno de los Reyes Magos. Me asombra
que estos paganos, que
adoraban a cualquier cosa como dios, hubieran comprendido lo que esa estrella
significaba, sin predicciones o adivinaciones de hechos futuros.
Gabriel:
¡Cierto! Estos hombres de
gran sabiduría, se llenaron de humildad y se postraron a los pies de ese Niño,
colocaron a sus pies sus conocimientos astrológicos, su alta condición social y
económica y hasta su fe, porque lo reconocieron como Rey. ¡Yo quiero ser
uno de ellos!
Jesús:
Ellos supieron escuchar la
voz de Dios. Sus ojos fueron sensibles para Dios. ¡Y, aunque nosotros sí hemos
oído hablar de Dios tantas veces, en muchas oportunidades somos insensibles
para Él! ¡También yo quiero ser un Rey Mago!
Isabel:
¡Bendito sea Dios! Entonces, Jesús será Melchor, el rey blanco; Roger será
Gaspar, el rey rubio; y tú, Gabriel, aunque no lo seas realmente, serás
Baltazar, el rey negro.
(Jesús,
Roger y Gabriel se dirigen a donde estarán sus personajes, se visten y
esperan.)
Isabel:
Solo nos faltan ahora los pastores…
Rebeca:
Isabel, yo creo que también puedo ser uno de ellos. ¿Se imaginan lo que implica
ser invitados de honor del
Señor…? Porque eso fueron los pastores: nacido el Niño, un ángel les anunció lo
ocurrido. ¡A ellos! Que eran poca cosa ante los demás, a ellos Dios los invita
a conocer y adorar a su Hijo… ¡No…! Eso es algo muy grande. Acercarse a Dios,
verlo, amarlo, conocerlo. Poder ayudar a Dios, nosotros, tan pequeños que
somos. ¡Yo quiero ser pastora!
Fernando:
Yo
también quiero ser pastor. Porque, tal vez, aunque oyeron al mismo ángel, muchos de los pastores no
entendieron… Quiero hacer ver a los que estén conmigo que Dios nos ama y se ha
hecho uno de nosotros para traernos la paz desde su gloria…
Melany: ¡Pastora…!
Desirée: ¡Y yo!
Desirée: ¡Y yo!
(Rebeca
(1), Fernando (2) y Melany (3); y Desirée se dirigen a donde estarán sus personajes, se
visten y esperan.)
Isabel:
¿Quién más querrá ser pastor o pastora?… (Juan
Pablo, Camila y otros niños se dirigen a donde estarán sus personajes, se
visten y esperan.) ¡Bien! Creo que ahora sí podemos comenzar.
Ángel:
Dios te salve, Llena de Gracia, El Señor está contigo…
Ángel: No
temas, María, porque has hallado gracia ante los ojos de Dios. Vas a concebir en tu seno y darás a luz a un
hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y con razón lo llamarán
Hijo del Altísimo, Dios le dará el trono de David, su antepasado. Gobernará por
siempre al pueblo de Jacob y su reinado
no terminará jamás.
María:
¿Cómo podré ser madre si no tengo relación con ningún hombre?
Ángel: El
Espíritu Santo descenderá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su
sombra, por eso el hijo que nacerá de ti será Santo, y con razón será llamado
Hijo de Dios. Ahí tienes a tu parienta
Isabel que en su vejez también ha concebido un hijo, y la que no podía tener
familia se encuentra ya en el sexto mes de embarazo, porque para Dios nada es
imposible…
María: Yo
soy la servidora del Señor, hágase en mí
lo que has dicho…
(José y María se han saludado; Ella se retira
y él queda muy perturbado)
José:
María, tú sabes cuánto te amo, pero necesito tiempo para pensar todo esto, y
así decidir qué va a ser de ti y de mí… (José se retira a descansar)
Ángel:
José, descendiente de David, no tengas miedo de llevarte a María, tu esposa, a tu casa. Si bien es cierto que está esperando por obra
del Espíritu Santo, tú eres el que pondrás el nombre al Hijo que dará a
luz. Y lo llamarás Jesús, porque Él
salvará a su pueblo de sus pecados…
(José
recibe a María en casa. Luego Ella visita a su prima, Isabel.)
Isabel:
Bendita eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre…
¿Cómo he merecido yo que venga a mí la Madre de mi Señor? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño
en mi vientre saltó de alegría. Dichosa Tú por haber creído que de cualquier
manera se cumplirán las promesas del Señor…
María:
Proclama mi alma la grandeza del Señor, y mi espíritu se alegra en Dios, mi
Salvador, porque se fijó en su humilde esclava, desde ahora todas las
generaciones me llamarán feliz. En
verdad el Poderoso ha hecho grandes cosas por mi. Reconozcan que Santo es su nombre, que muestra su misericordia siglo tras siglo a
todos aquellos que viven en su presencia.
Dio un golpe con todo su poder: deshizo a los soberbios y sus planes. Derribó a los poderosos de sus tronos y
exaltó a los humildes. Colmó de bienes a
los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías. Socorrió a Israel,
su siervo, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros
padres, a Abraham y a sus descendientes para siempre.
(María se retira, busca a
Juan, el Bautista, y se lo da a la madre; comparte su alegría; permanece allí
hasta que suena una música de trompetas. Va por el camino más corto hasta su
casa)
(Se
oye el anuncio del censo, una o dos veces. José se acerca hasta María.)
José:
Tenemos que ir, María. Lo haremos tan rápido como sea posible. Todo va a estar
bien.
María:
Comprendo, José. Iremos.
(José
y María parten; de fondo, La Jornada; llegan a las posadas)
José: (toca)
Buenas noches, señora, ¿tiene lugar para nosotros dos en su posada?
Posadero
1:
Lo siento pero no hay lugar.
José: (toca)
Disculpe, mi esposa y yo venimos desde Nazaret y necesitamos un lugar para
pasar la noche…
Posadero
2:
(mirando a la Mujer) No, aquí no hay lugar para ustedes…
José: (toca)
Señora, mire a mi esposa, está embarazada y muy cansada, ¿podría darnos un
lugar en su posada?…
Posadera
3:
No, hijo, no tengo ningún lugar apropiado para ustedes aquí…
José: (toca)
No estoy buscando algo grande, simplemente un lugar para recostarnos y tomar
calor…
Posadera
4:
Si tuviera un lugar se los daría, pero no me es posible; sólo te puedo
recomendar que te dirijas a los establos que están en la entrada, allí podrán
estar tranquilos y al menos la lluvia no los mojará.
José
agradece y le informa a María de la propuesta; Ella acepta y se dirigen al
lugar. Él organiza el espacio para Ella y la ayuda a recostarse)
Isabel: A
la media noche, rodeado de animales de corral, una gran luz invadió el establo, la luz de
Dios, de su perdón, de su salvación, de su amor por los hombres… todo ese amor
quedó guardado en un solo bebé, así como el amor de los padres está guardado en
sus hijos. Así también, Yavé, movido por su amor y misericordia, nos dio a su único
Hijo, para nuestra salvación, y quiso anunciarlo a todos, aunque empezaría a
hacerlo por los excluidos y olvidados del mundo…
Ángel: No
tengan miedo, pues yo vengo a comunicarles una buena noticia, que será motivo
de mucha alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, ha nacido
para ustedes un Salvador, que es el Mesías y el Señor. Miren cómo lo reconocerán: Hallarán a un niño
recién nacido, envuelto en pañales y acostado en un pesebre.
Pastor
1:
Vayamos a Belén a ver la Buena Nueva que el Señor nos ha anunciado. Despierten,
tomen lo mejor que tengan y llevémosle algo a ese Niño; tal vez tengan hambre y
frío. ¡De prisa, no lo hagamos esperar!
Pastor
2:
Me pregunto ¿por qué a nosotros y no a los reyes? Esos sí que son importantes.
Nosotros, en cambio, ¿qué podremos ofrecerle? ¡Solo nuestro amor!
Pastor
1:
No lo sé, pero vamos a ver.
Pastor
3:
¿Acaso David no era un pastor?
Pastor
2:
No sé por qué Dios nos ha elegido, pero de ninguna manera podemos hacerlo
esperar.
(Y
llegando al portal adoran al Niño y le ofrecen de lo suyo)
Pastor
3:
Ayer eras el Señor de las alturas, el distante, el lejano...
Pastor
4:
Hoy eres cercanía, nos tocas y te podemos tocar...
Pastor
2:
Hoy eres de carne y hueso, un Niño chiquito...
Pastor
5:
Inmenso ayer, hoy cabes en la cuna de mis brazos...
Pastor
6:
Eterno ayer, hoy sólo tienes unas horas de nacido...
Pastor
1:
Poderoso ayer, hoy lloras por la leche caliente del pecho de tu Madre...
Pastor
7:
Hoy estás con nosotros y eres Dios igual que ayer...
(Se
encuentran los Tres Reyes y emprenden camino a Belén; al llegar, se postran
ante Él, le adoran y presentan sus regalos)
Melchor: Me
llaman el rey Melchor, por las tierras de Bagdad. Te traigo el oro luciente, símbolo de
caridad. Lo deposito a tus pies mientras
beso el manto real… (o versión propia de adoración)
Gaspar:
Vengo de Arabia Saudí, tierra bendita por Dios, que da perfumes al hombre y da
incienso para Dios. Lo deposito a tus
pies, Niño de inmensa bondad, que en tu corona de Rey brilla la divinidad… (o
versión propia de adoración)
Baltasar:
Vengo al trote del camello por los campos de Etiopía, el amor sirvió de espuela
y una estrella fue mi guía. Desde que
salí de Jerusalén he pensado en ti, Niño de Israel… (o versión propia de
adoración)
(Las
integrantes del coro se acercan a adorar también. Y entonan una canción para
arrullar al Niño, cuya melodía continúa. Terminada la letra, se oyen algunas
frases dichas por niños pequeños en torno al Niño Dios, a su amor por Él o a lo
que de Él piden. Se lee el mensaje del Papa Francisco del inicio del Adviento
2014)
La Navidad suele ser una
fiesta ruidosa: nos vendría bien un poco de silencio para oír la voz del amor.
NAVIDAD ERES TÚ... Cuando
decides nacer de nuevo cada día y dejar entrar a Dios en tu alma.
EL ÁRBOL DE NAVIDAD ERES TÚ...
cuando resistes vigoroso a los vientos y dificultades de la vida.
LOS ADORNOS DE NAVIDAD ERES
TÚ... cuando tus virtudes son colores que adornan la vida.
LA CAMPANA DE NAVIDAD ERES
TÚ... cuando llamas, congregas y buscas unir.
ERES TAMBIÉN LUZ DE NAVIDAD...
cuando iluminas el camino de los demás con la bondad, la paciencia, la alegría
y la generosidad.
LOS ÁNGELES DE NAVIDAD ERES
TÚ... cuando cantas al mundo un mensaje de paz, de justicia y de amor.
LA ESTRELLA DE NAVIDAD ERES
TÚ...cuando conduces a alguien al encuentro con el Señor.
ERES TAMBIÉN LOS REYES
MAGOS... cuando das lo mejor que tienes sin importar a quien.
LA MÚSICA DE NAVIDAD ERES
TÚ... cuando conquistas la armonía dentro de ti.
LA FELICITACIÓN DE NAVIDAD
ERES TÚ... cuando perdonas y restableces la paz aun cuando sufras.
EL REGALO DE NAVIDAD ERES
TÚ... cuando eres de verdad amigo y hermano de todo ser humano.
LA TARJETA DE NAVIDAD ERES
TÚ... cuando la bondad está escrita en tus manos.
LA CENA DE NAVIDAD ERES
TÚ... cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está tu lado.
TÚ ERES, SÍ, LA NOCHE DE
NAVIDAD... cuando humilde y consciente recibes en el silencio de la noche al
Salvador del mundo, sin ruidos ni grandes celebraciones...
Tú eres sonrisa de confianza
y de ternura, en la paz interior de una Navidad perenne que establece el Reino
dentro de ti.
¡UNA
MUY FELIZ NAVIDAD
PARA
TODOS LOS QUE SE PARECEN A LA NAVIDAD!
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