I Domingo de Adviento 29 de noviembre de 2015
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy
buenos días, hermanas y hermanos! La semana pasada concluíamos el Tiempo
Ordinario y el Año Litúrgico del ciclo B con la Solemnidad de Cristo Rey. Hoy
nos corresponde dar inicio al Año Litúrgico del Ciclo C y al Tiempo de
Adviento, tiempo de preparación para la venida de nuestro Señor. Durante 4
semanas nos vamos a preparar para celebrar juntos el cumpleaños de Jesús que,
como todos sabemos, será el 25 de Diciembre; estaremos dando pasos para
profundizar nuestra esperanza y nuestra alegría en torno a este singular
acontecimiento. Como observaremos, en la misa no rezaremos el Gloria y se reducirá
la música con instrumentos y los adornos festivos. Además, las vestiduras son
de color morado.
Una
práctica piadosa para este tiempo la constituye la Corona de Adviento,
invitación en desarrollo que nos ayudará a profundizar en el misterio de la
llegada de nuestro Salvador. Cada Domingo se encenderá un cirio y/o se colocará un signo que nos animará a
tener una adecuada actitud. Para este I
Domingo, la Palabra se centra en la venida del Señor al final de los tiempos.
La liturgia nos invita a estar en vela, manteniendo una especial actitud de
conversión.
Procedamos,
pues, a recibir al Celebrante y a bendecir la Corona de Adviento. Tanto el
pesebre -que nos hablará de la
esperanza, de la vida que hemos de tener todos los creyentes que anhelamos la
llegada del Salvador- como el cirio, que encenderemos cada
domingo -simbolizando la luz de Cristo que viene a nuestro encuentro y que se
impone sobre cualquier oscuridad- recordemos que todos necesitamos a Jesucristo.
(Al
estar el portal vacío, la primera colocación
será la del pesebre –la cunita—vacía. Más adelante, en el segundo, se
completará con los animales. El tercero, con los pastores y San José. En el
cuarto, colocaremos la imagen orante de la Virgen María, manteniendo el pesebre
vacío, hasta el Nacimiento del Señor).
PRIMER DOMINGO
(BENDICIÓN)
Bendice,
Señor y Dios nuestro, este Misterio
preparatorio del Adviento, reflejo de nuestra vida orientada hacia Ti, en quien
esperamos.
Bendice,
Señor y Padre nuestro, este cirio
que significará tu presencia en medio de nosotros. Bendice, Señor y Padre
nuestro, esta figura que representa
nuestra fe en el misterio de la Natividad de Jesucristo, tu Hijo amado. Por
Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
(Se
acercan un adulto y un niño/a; aquel enciende el primer cirio (morado,
como signo de vigilancia y deseos de conversión) y este coloca la cunita
vacía)
PENITENCIAL
·
Aunque
nos reconocemos cristianos, se nos olvida que la Navidad es la celebración del
Nacimiento de Jesús para salvarnos y nos afanamos en muchas cosas que nada
tienen que ver con la realidad. ¡Señor,
ten piedad! (Niño/a con cartel:
¿Navidad globalizada?)
·
Preparamos
fiestas, regalos y reuniones a todos los niveles, pero nuestro corazón no es tomado
en cuenta para preparar la venida de Jesús, viviendo según Él mismo nos
enseñaría años más tarde. ¡Cristo, ten
piedad! (Niño/a con cartel:
¿Navidad sin amor?)
·
Buscamos
liberaciones en todas partes y vamos tristes por la vida porque no recordamos que Tú, Señor, eres nuestra
liberación. ¡Señor, ten piedad! (Niño/a con cartel: ¿Navidad triste?)
MONICIONES SOBRE LAS
LECTURAS
PRIMERA.- La primera lectura
corresponde al Libro del profeta Jeremías. Y, precisamente, se recoge la
profecía mesiánica que se habría de cumplir en Jesús de Nazaret. Él traerá la
justicia y la paz para todos. Comienza el tiempo de preparación para su Advenimiento,
para la llegada del Mesías y Salvador del género humano.
SALMO.- El salmo 24 canta
la esperanza del creyente en ese Dios que, humanándose, ha decidido caminar
delante de su Pueblo para darle todas las herramientas necesarias para vivir en
misericordia y lealtad. Él muestra los caminos.
SEGUNDA.- La Carta a los
Tesalonicenses de san Pablo nos sitúa en la realidad: nada nuevo hay que decir,
pues ya el Señor lo dijo todo y eso es lo que la Iglesia enseña. Pero debemos
vivir ceñidos a esa Verdad. Así estaremos listos para la segunda venida de
Jesús, celebrando la primera con amor en nuestros corazones.
EVANGELIO.- El Hijo del hombre
vendrá, como Él mismo lo ha dicho, lleno de gloria y majestad. San Lucas nos
recuerda que al final de los tiempos seremos liberados y nada ni nadie debe
entorpecer nuestra razón. Llenémonos de gozo vigilante, que el Señor vendrá
para nuestra felicidad. Celebremos alegres su primera venida, pues ahora Él quiere
nacer en nuestros corazones.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1.
El mundo vive momentos difíciles. Roguemos por la Iglesia, para que mantenga
nuestra fe centrada en la esperanza y encendida en caridad fraterna. Roguemos al Señor.
2.
Hay mucho sufrimiento en el mundo. Oremos por los gobernantes del mundo. Que
hoy más que nunca estén atentos a las necesidades reales de los ciudadanos y se
dispongan a vivir en fraternidad, pues Jesús nos trae la paz. Roguemos al Señor.
3.
Muchas familias ven el futuro demasiado incierto y se deprimen. Pidamos al
Señor que envíe su Espíritu para iluminar nuestros horizontes y hacernos
descubrir cómo salir adelante, llenos de gozo y unidad. Roguemos al Señor.
4.
Encomendemos nuestra comunidad parroquial al Señor, para que en su seno nazca
nuevamente el bendito Niño de Belén y reavive nuestra fe en el amor y la
esperanza ante cualquier dificultad. Roguemos
al Señor.
5.
Oremos por las familias de nuestra comunidad, para que la Navidad no sea una
preocupación más sino la razón para estar auténticamente alegres, unirse y
descubrir sus posibilidades en torno al
Dios-con-nosotros. Roguemos al
Señor.
6.
Queremos presentar al Señor a los niños del mundo, pero sin olvidar a los
nuestros. Que todos puedan tener la vivencia de la presencia de ese Dios que se
hizo Niño para llegar a nuestros corazones y transformarlos. ¡Que sean felices
y te conozcan, Señor! Roguemos al Señor.
7.
Suplicamos por la paz y el eterno descanso de nuestros difuntos. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
1.
Señor,
Tú naciste para entregarlo todo, hasta la última gota de tu Sangre, hasta tu
propia Madre. Hoy queremos imitarte entregando estos juguetes con los cuales
hemos jugado, para que otros niños también puedan usarlos. Que sean felices
jugando con ellos. Queremos decir con esto… ¡que Tú nos amas demasiado!
2.
Nada
mejor podemos ofrecer que este pan y este vino que, acompañados de nuestras
propias vidas, serán transformados en tu Cuerpo y en tu Sangre, Señor, y en
testimonio de tu amor en medio de nosotros mismos. ¡Gracias, Señor!
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