XXIX Domingo del Tiempo Ordinario 18 de octubre de 2015
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Deseamos
a todas y todos un día colmado de bendiciones! Al darles la bienvenida a
nuestro encuentro del XXIX Domingo del Tiempo Ordinario, les animamos a tomar
conciencia de una celebración especial en este día, el DOMUND –o la Jornada
Mundial por las Misiones. Es el día en que rezamos, recordamos y ayudamos a la
Iglesia que se encuentra en misiones.
La
alegría de conocer a Cristo es tal que debe ser llevada a todos los pueblos a
todas las personas. Servicio y entrega dan vida. La entrega de nuestras propias vidas
para el servicio de los demás refleja bastante lo que es ser misionero. Aunque
para el mundo lo que cuenta es el poder sobre otros, los honores, Jesús nos
pide servir y perdonar, amar y amar. Ciertamente, esto no es fácil. Pero con la
ayuda de Dios todo lo podremos.
(Tres
catequistas y tres catequizandos entran portando la Palabra de Dios entre dos
cirios. A mitad del camino se les entregará una piedra –señal de los tropiezos
de toda índole que vive el evangelizador- y la cruz de Cristo).
PENITENCIAL
1.
Porque nos dejamos abatir por las situaciones que ocurren alrededor nuestro,
olvidando fijar en el Señor nuestra esperanza. ¡Señor, ten piedad! (Un niño/a presenta un cartel con la
expresión: “No esperamos en Cristo”).
2.
Porque, si bien sabemos que ya estamos salvados por el sacrificio de Cristo, actuamos
como quien no lo estuviera, como si ese asunto no nos importara. ¡Cristo, ten piedad! (Un/a
niño/a con un letrero: “¡Tranquilos! Todo está bien, ¡Cero preocupaciones!”).
3.
Porque nos importa mucho ser reconocidos por lo que hacemos o nuestros títulos
profesionales, pero no valoramos lo que podamos hacer por los demás. ¡Señor, ten piedad! (Dos
niños/as con un letrero: “¿Doctor, Don Fulano?” “¡Sí!”…/ carita hablando.
- “¿Me ayudas?” …/carita con boca
cerrada).
MONICIONES SOBRE LAS
LECTURAS
PRIMERA.- La
primera lectura corresponde al Libro del profeta Isaías y se la conoce como la profecía del Siervo de Yahvé. Entendemos
en ella el sacrificio de Cristo, aunque muchas veces expresa, también, el
sacrificio de todo aquel que busca servir a Dios. Hemos de cargar hasta con
culpas ajenas y levantarnos cada vez que caigamos, tal y como lo hizo Jesús.
SALMO.- El
amor y la misericordia de Dios hacia todas sus criaturas quedan de manifiesto
en el Salmo 32, con el que hoy oraremos. No obstante, tal y como Jesús lo
indicó, conviene rogar a Dios que sea bondadoso con nosotros, pues es en Él que
está nuestra esperanza.
SEGUNDA.- Escucharemos
la segunda lectura, correspondiente a la Carta a los Hebreos. Gracias a la acción salvadora de
Cristo Jesús, el amor, la reconciliación, la mediación, el servicio, en
definitiva, la paz, han de ser características de quienes le siguen, única
manera de apropiarse de esa Salvación que nos dio el Señor, Sumo y Eterno
Sacerdote.
EVANGELIO.- El
Evangelio de Marcos nos presenta dos realidades: la del hombre y la de Dios.
Mientras aquel busca asegurarse puestos de control y poder, este busca servir a
quienquiera que lo necesite. Luego de confirmar la libre decisión de imitar a
Jesús hasta en el sufrimiento -aunque no pudieran comprender la magnitud de ese
sufrimiento-, Santiago y Juan deberán entender que el seguidor de Cristo debe
estar dispuesto a servir, sin importar qué posición ocupen en la vida.
ORACIÓN DE LOS FIELES (R/
¡Bendícenos, Señor!)
1.
Jesús está vivo y nos ama. Oremos por la Iglesia, por quienes se han consagrado
a su servicio, por todos los bautizados. Oremos.
2.
Hay mucho qué descubrir. Oremos por los científicos, por quienes descubren
nuevas maneras de hacer las cosas, para que sus inventos sean usados para el
provecho y la paz de la humanidad, de los más pequeños. Oremos.
3.
A lo largo de la historia de la Iglesia ha habido gran cantidad de hombres y
mujeres que han dejado sus familias y sus casas para llevar a Cristo a muchos lugares
del mundo, especialmente los más pobres. Oremos por los misioneros y misioneras.
Oremos.
4.
Todo cristiano o cristiana, nuestras familias y nuestras parroquias, todos, debemos
sentirnos misioneros. Oremos por quienes llevan el amor de Dios a quienes no lo
conocen, especialmente por los que van a los lugares más pobres y menos
desarrollados. Oremos.
5.
En nuestros grupos familiares muchos han perdido la fe. Oremos para que podamos
mostrarles a ellos el amor de Dios y animarlos, con nuestro ejemplo, a escuchar
la palabra amorosa del Señor que se manifiesta en sus corazones. Oremos.
6.
Muchas personas que buscan a Dios están perdidas en el grave pecado de la idolatría.
Oremos por los niños y niñas de catequesis, por los parroquianos y por los
miembros de grupos en las parroquias que usan talismanes, fetiches, collares y
objetos conjurados. Que tengan el valor de renunciar a lo que creen que los
protege. Oremos.
7.
Hay mucha gente que sufre angustia, depresión, desesperanza, enfermedad, dolor
físico, moral o espiritual. Oremos por todos ellos, para que el Señor se
manifieste en sus situaciones. Oremos.
8.
Todos tenemos algún familiar, amigo o conocido que ya ha muerto. Oremos para
que encuentren el descanso eterno y Cristo les dé su paz. Oremos.
OFERTORIO
1.
La fe es regalo de Dios y ha de ser vivida personal y comunitariamente. Es
estas lamparitas te entregamos,
Señor, nuestra pequeña fe, con el
compromiso de ser portadores de ella y de disponernos a acompañar a otros en su
encuentro contigo.
2.
Ante el altar donde te entregarás nuevamente por nosotros, queremos presentar
lo más valioso de nuestro esfuerzo evangelizador: los niños y jóvenes que Tú,
Señor, nos encomiendas. Te
suplicamos, al entregártelos, que comiences ya a preparar sus corazones para
que ellas y ellos se ofrenden a Ti de corazón, de modo que su encuentro
sacramental contigo sea el encuentro de dos que se aman. ¡Son todos tuyos, Señor!
3.
El pan y el vino se han de convertir
en tu Divina Presencia Eucarística. Te los entregamos junto con nuestras vidas
para llevarte a ellas y que Tú mismo las transformes en expresión de tu
Misericordia. ¡Gracias, Señor, por amarnos tanto!
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