Festividad de san Antonio María Claret, 24 de octubre de 2015
MONICIÓN DE ENTRADA
Muy buenas tardes
tengan todas y todos ustedes. Sean bienvenidas y bienvenidos a la celebración
de un encuentro especial, como lo es la memoria de San Antonio María Claret,
co-patrono de nuestra Parroquia y fundador de la Congregación de los Misioneros
Hijos del Corazón de María, o sea, de nuestros Misioneros Claretianos.
Hijo de
artesanos, Claret nace en Sallent, España, en 1807 y desarrolla asombrosas
habilidades en el diseño de telas. Esto
hizo para él más difícil aceptar una vocación que le gritaba desde su interior mientras
él se encontraba volcado hacia el mundo. Fervoroso desde muy pequeño, con una
fe cristocéntrica y mariana, pudo descubrir el urgente llamado que le hacía el
Señor. Sirve como presbítero parroquial, primero, pero pronto comienza a
desarrollar su labor de misionero itinerante. Confesor incansable y predicador
brillante, a la edad de 42 años funda la Congregación Claretiana y, más tarde,
la Congregación de Religiosas de María Inmaculada, las Misioneras Claretianas.
Se desempeña como obispo de Cuba -donde desarrolló acciones de avanzada a favor
de los más pobres-, como confesor de la Reina Isabel I, además de asistir al
Concilio Vaticano I. El “Padre Claret”
sufrió numerosos atentados en distintos momentos de su vida, la cual termina en
Prades, Francia, tras vivir diez años en pobreza en un exilio que fuertes
intrigas políticas causaron. Se le ha tenido como patrono de las mujeres
embarazadas, de los artesanos y de la prensa.
Hecho este
breve recorrido por la vida de Claret, orgullosos y comprometidos por hacer
vida en esta Parroquia Claretiana, iniciemos nuestra celebración. Recibamos al
celebrante.
PENITENCIAL
1.
Porque decimos creer en Dios, pero vivimos sin esperanza, olvidando el gran
poder de Dios. Señor, ten piedad
2.
Porque actuamos como creaturas viejas. Dejamos de lado la novedosa creación que
se obró en cada uno de nosotros por el sacrificio salvador de Cristo Jesús, que
nos reconcilió consigo. Cristo, ten
piedad.
3.
Porque no le creemos a Dios. Porque no nos sentimos llamados a evangelizar.
Porque solo nos interesan sus prodigios, mas no su Cruz. Señor, ten piedad.
PRIMERA LECTURA (Isaías 61,
1-6)
A
veces pensamos que nuestro dolor jamás pasará. Sin embargo, hoy el Profeta
Isaías viene a expresar palabras de consolación para el Pueblo de Dios. Cristo,
el ungido de Dios, trae buenas noticias
que transformarán toda tristeza en alegría. ¿Estaremos dispuestos a vivir la
esperanza que su mensaje quiere provocar en cada una de nuestras vidas?
Lectura del libro del
Profeta Isaías
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque
el Señor me ha ungido. Me ha enviado
para dar la Buena Noticia a los que sufren, para vendar los corazones
desgarrados, para publicar libertad a los cautivos, y a los presos la libertad;
para proclamar el año de gracia del Señor, el día de desquite de nuestro Dios;
para consolar a los afligidos, los afligidos de Sión; para cambiar su ceniza en
corona, su traje de luto en perfume de fiesta, su abatimiento en cánticos. Los
llamarás Robles del Justo, plantados
para gloria del Señor. Reconstruirán las viejas ruinas, levantarán los antiguos escombros; renovarán
las ciudades en ruinas, los escombros de muchas generaciones. Se presentarán
extranjeros a pastorear sus rebaños, y forasteros serán sus labradores y viñadores.
Ustedes se llamarán “Sacerdotes del Señor,
dirán de ustedes: “Ministros de nuestro Dios”. Comerán las riquezas de los
pueblos, y tomarán posesión de sus riquezas. Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL (Sal 22,
1-3ª. 3b-4. 5. 6)
¿Qué
puede haber para nosotros, sino bondad, de parte de Dios? En el hermoso y
reconfortante salmo que recitaremos, se aprecia la Misericordia del Señor, que
cuida con esmero de nosotros. La imagen del pastor y sus ovejas describe
perfectamente la relación sencilla del hijo con su padre, de la criatura con
Aquél que la ha llamado a la existencia.
R/ Tu vara y tu cayado me
sosiegan.
El Señor es
mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia
fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. /R
Me guía por
el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. /R
Preparas una
mesa ante mí, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi
copa rebosa. /R
Tu bondad y
tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa
del Señor por años sin término. /R
SEGUNDA LECTURA (2Cor 5, 14-20)
La muerte y resurrección de Cristo está llamada a cambiar
nuestras vidas, para lo cual debemos asumir un compromiso personal: somos la
nueva creación obrada a través de su sacrificio y su triunfo sobre la muerte.
Es ése, su Evangelio, el que debemos proclamar con nuestra propia vida.
Reflexionemos.
Lectura de la segunda carta
del Apóstol san Pablo a los Corintios
Nos apremia el amor de Cristo, al considerar
que, si uno murió por todos, todos
murieron. Cristo murió por todos, para que los que viven, ya no vivan para sí,
sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
Por tanto, no valoramos a nadie por
criterios humanos. Si alguna vez juzgamos a Cristo según tales criterios,
ahora ya no. El que es de Cristo, es una criatura nueva. Lo antiguo ha pasado,
lo nuevo ha comenzado. Todo esto
proviene de Dios, reconciliando al mundo consigo, sin pedirle cuentas de sus
pecados, y a nosotros nos ha confiado el mensaje de la reconciliación. Por eso, nosotros actuamos como enviados de
Cristo, y es como si Dios mismo los exhortara por medio de nosotros. En nombre
de Cristo les pedimos que se reconcilien con Dios. Palabra de Dios.
EVANGELIO (Mc 16, 15-20)
El evangelio de Marcos nos referirá lo
ocurrido cuando Jesús ascendió a los cielos: marcó a sus apóstoles el panorama
de la misión que, entonces, quedaba en sus manos realizar. Pero, no lo
olvidemos, el mismo Señor estaría con ellos. ¡Y Dios siempre cumple sus
promesas!
ALELUYA
R/
Aleluya, aleluya. Vayan y hagan discípulos de todos los
pueblos, dice el Señor; yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin del
mundo. R/Aleluya. (Mt 28, 19-20b)
Lectura del santo Evangelio según san
Marcos
En
aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once, y les dijo:
-Vayan por todo el mundo y proclamen el
Evangelio a toda la creación. El que
crea y se bautice, se salvará; el que se
resista a creer, será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos:
echarán demonios en mi nombre, hablarán nuevas lenguas, cogerán serpientes en
sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a
los enfermos y quedarán sanos.
El Señor, después de hablarles, ascendió al
cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y
el Señor actuaba con ellos y confirmaba la Palabra con los signos que los
acompañaban. Palabra del Señor.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Es día de dar gracias a Dios
por su bondad manifestada en esta ocasión a través de su hijo, san Antonio
María Claret. (Respondemos: ¡GRACIAS, SEÑOR!)
1. Ruega,
Antonio María Claret, al Señor por la Iglesia de Cristo, el Papa, los
consagrados y los laicos para que, evitando cometer pecados, demostremos nuestro
amor a Dios. Especial intención por los que la están pasando mal. / ¡GRACIAS, SEÑOR!
2.
Ruega, Antonio María Claret, al Señor, para
que bendiga a todos los sacerdotes, los fortalezca en su fe, los proteja en sus
debilidades y los convierta en auténticos servidores de la comunidad. Particular
súplica por los nuestros. / ¡GRACIAS, SEÑOR!
3.
Ruega, Antonio María Claret, al Señor, por los
Hijos del Inmaculado Corazón de María, bendícelos con muchas y santas
vocaciones auténticas y haz que te sirvan según tu santa voluntad. /
¡GRACIAS, SEÑOR!
4.
Ruega, Antonio María Claret, al Señor, para
que, llenos de valor para guiar nuestras vidas y las de aquellos que nos han sido
encomendados, tomemos conciencia de tu llamado a llevarte al mundo,
evangelizando en todo tiempo con nuestra vida misma. /
¡GRACIAS, SEÑOR!
5.
Ruega, Antonio María Claret, al Señor, para
que surjan muchos grupos juveniles y de adultos dispuestos a llevar la Palabra
de Dios a todos los rincones de nuestra Parroquia. / ¡GRACIAS, SEÑOR!
6.
Ruega, Antonio María Claret, al Señor, para
que sepamos formar auténticos cristianos, conscientes del valor de su propia
salvación eterna. Especialmente te suplicamos por la formación de nuestros
niños, niñas y jóvenes. / ¡GRACIAS,
SEÑOR!
7.
Ruega, Antonio María Claret, al Señor, para
que aprendamos que María es "Auxilio de los Cristianos" y pide a Ella
que socorra a todos los que se encuentran en apuros en este día. /
¡GRACIAS, SEÑOR!
8. Ruega,
Antonio María Claret, al Señor, por quienes han pasado de esta vida y necesitan
la intersección de tu Iglesia orante y actuante. /
¡GRACIAS, SEÑOR!
OFERTORIO
FLORES
Hoy
estamos alegres y queremos consagrar a ti, Señor, nuestras vidas. En ellas hay
esplendor pero, además, espinas y follaje. Sin embargo sabemos, Señor, que en
tus manos daremos los mejores frutos.
MISIONEROS CLARETIANOS
Ofrendamos,
Señor, a cada Hijo del Inmaculado Corazón de María, con sus historias
personales y comunitarias particulares; con lo que en sus almas ha dejado ese
recorrer misionero. Al hacerlo, queremos entregarte a todos los jóvenes a
quienes llamas a vivir su fe desde el carisma Claretiano. Haz de ellos
cristianos santos que santifiquen a tu pueblo con sus actos.
IMAGEN DE CLARET
En
este día recordamos, Señor, que los santos no son para adorarlos –pues sólo a
Ti, Señor, debemos adorar-; pero, en cambio, que ellos son ejemplos de vida
cristiana a imitar. Por eso, hoy queremos presentarte esta imagen de san
Antonio María Claret en la seguridad de que Tú puedes transformar nuestros
corazones para que ardamos en caridad, abrasemos dondequiera que estemos y
encendamos a todos con el fuego de tu amor, sin miedo a nada ni a nadie; que
aceptemos hasta el sacrificio, con tal de darte a Ti, Dios y Señor nuestro, la
mayor gloria.
PAN Y VINO
He
aquí la ofrenda por excelencia, única indispensable para la celebración
eucarística. Sabemos que visitas nuestras vidas ya que, por el poder
sacerdotal, te harás presente con tu amor infinito, sanador y salvador, en cada
uno de nosotros, tus pequeños. Que tu Presencia eucarística nos impulse a
transformar nuestras comunidades y glorificar, así, tu Nombre santo.
¡Gracias,
Señor, por tu infinita misericordia!
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