XXVI Domingo del Tiempo Ordinario 27 de septiembre de 2015
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy
buenos días a todos los hermanos y hermanas! Sepamos que todos somos bienvenidos al Banquete preparado por el Señor mismo
para este Domingo XXVI del Tiempo Ordinario.
Todas
las personas nos equivocamos, somos débiles ante las tentaciones y, muchas veces,
terminamos haciendo el mal. A pesar de esto, todas las personas somos capaces
de hacer lo bueno, somos capaces de recibir el mensaje de Dios y responder con
el bien que Él espera. ¡Dios cree en el ser humano! No obstante, llegamos a
pensar que solo nosotros y los que están con nosotros somos capaces de actuar
bien. ¡Grave error que el Señor hoy corrige! Además, debemos alegrarnos cuando
alguien que estaba lejos del ‘Camino’ decide escuchar a Dios y se acerca.
Debemos entender que el ser humano –imagen y semejanza de Dios.- siempre puede
obrar según la Voluntad divina, aunque es libre para hacerlo o no. También en
las personas que viven apartadas del
camino de la fe, Dios ha puesto semillas de amor y de justicia en sus corazones
y en sus vidas. ¡Qué hermoso cuando el Señor las llama para ser instrumentos de
su amor!
PENITENCIAL
1.
Porque cuando sabemos hacer algo no dejamos que otros –tal vez más competentes-
lo hagan; ni crecemos ni dejamos a otros crecer. Señor, ten piedad.
2.
Muchas veces somos capaces de hacer cualquier cosa por obtener bienes o por no
gastarlos; y llegamos a hacer daño –a cuenta del dinero- hasta a quienes amamos.
Cristo, ten piedad
3.
Relativizamos todo, hasta el bien y el mal; consideramos que sólo los que
creemos buenos pueden hacer lo bueno y que lo malo es lo que hacen los demás.
Le quitamos a Dios su poder para convertir los corazones. Nos hacemos jueces
implacables. Señor, ten piedad.
MONICIONES SOBRE LAS
LECTURAS
PRIMERA.- Solemos
ser desconfiados en los grupos ya constituidos cuando llega alguien, pues
creemos que no tiene condiciones para esa labor; esto ocurre mucho a nivel de
Iglesia. Encontraremos una buena lección al respecto en el libro de los Números. Veremos que también en esa persona Dios actúa,
pues el Señor da sus dones a quien Él quiere.
SALMO.-
El salmo 18 alaba la sabiduría que se desprende de la Palabra de Dios; ella nos
anima a hacer lo que es realmente bueno. Sin embargo, hemos de reconocer que
hay errores ignorados, razón por la
cual debemos siempre pedir perdón a Dios, pues podemos estar llenos de
soberbia.
SEGUNDA.- En
la Carta del Apóstol Santiago se nos advierte sobre la riqueza: cuando esta es
la razón de nuestras vidas, nos lleva a cualquier tipo de exceso. Hemos de
entender que, por el contrario, cuando la riqueza sirve para ayuda y apoyo de
quien lo necesite, causa provecho a quien la tiene y a quienes le rodean.
Maldición o bendición. Nosotros decidimos.
EVANGELIO.- Es
correcto hacer el bien; y no debe importar quién lo haga. Siempre debemos
alegrarnos del bien que se haga, porque viene de Dios y a Él alaba. Cuando me
entristece que alguien actúe bien –con la excusa de que no es de los nuestros o
no piensa o actúa como los nuestros- estoy siendo causa de tropiezo para los
demás, real antitestimonio del amor de Dios, que se da para todos.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1.
La Iglesia, misionera por excelencia, depositaria y anunciadora del mensaje de
Jesús, necesita reconocer el bien que se obra fuera de ella para hacer puentes
comunicacionales y evangelizadores. Que el viaje apostólico del Papa Francisco por
Cuba y Estados Unidos responda a quienes están afuera, sin abandonar el mensaje
de Cristo. Roguemos al Señor.
2.
Nos gusta ver mucho las diferencias y separar; Dios nos pide que recordemos que
somos hermanos y que Él nos ama a todos. Señor, que podamos comprenderlo y
actuar según tu deseo. Roguemos al
Señor.
3.
Supliquemos al Señor por los gobernantes, para que entiendan que ellos se deben
a todos los ciudadanos y busquen el bienestar y el desarrollo de todos. Roguemos al Señor.
4.
El verdadero amor une y respeta. Que podamos gozar de la unidad familiar y ver
frutos de vida en el respeto a la familia humana. Roguemos al Señor.
5.
La familia sana sustenta a una sociedad sana. Roguemos particularmente por las
familias aquí presentes y por las de los catequizandos y catequistas. Que
aprendan a vivir en el respeto a sus diferencias y en la unidad del amor. Roguemos al Señor.
6.
Que tengamos el valor de cambiar aquellas actitudes que nos separan como
sociedad y veamos las diferencias personales como el elemento que enriquezca
las experiencias para crecimiento de todos. Roguemos al Señor.
7.
Entreguemos al Señor una sentida súplica por quienes sufren, por los enfermos o
abandonados, por quienes la están pasando mal o esperan nuestra oración, por
los que sufrirán el martirio. Roguemos
al Señor.
8.
Oremos por todos los difuntos, para que reciban lo que esperaron según la
Misericordia de Dios. Roguemos
al Señor.
OFERTORIO
Dios
envió a su Hijo Jesucristo, no para unos pocos, sino para redimir a la
humanidad entera. Con el pan y el vino
entregamos nuestras vidas a Dios, permanentemente entre nosotros para ser
nuestro sustento, nuestra fuerza y nuestro alimento. Sabemos que Jesús
Eucaristía nos sanará y fortalecerá según su infinito amor. ¡Gracias, Señor,
por tu Misericordia!
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