XXV Domingo del Tiempo Ordinario 20 de septiembre de 2015
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy
buenos días para todos, hermanas y hermanos! Les damos la bienvenida a nuestro
encuentro fraterno con el Señor de la Vida, Jesucristo, con el Padre y con el
Espíritu Santo.
Nos
sentimos a gusto cuando vamos a cualquier lugar y nos atienden bien; sin
embargo, pocas veces nos fijamos que hay personas encargadas de hacerlo y
admiramos el esplendor de lo que se hace pero menospreciamos a quienes nos han
atendido, a quienes nos han servido. Olvidamos, con frecuencia, que mientras
más humilde es el servicio, más fundamental es que se haga para bienestar de
todos. El Señor nos anima a llenarnos de sabiduría, de esa que nos lleva a
servir a los demás, no por lo que vistan o tengan o hagan sino porque son
personas, hijos de Dios, no importa cuán humildes sean. Y, como los niños,
podremos compartir y servirnos mutuamente con alegría, olvidando ofensas y
disponiéndonos a la unidad que deben vivir los hijos de Dios.
Que
busquemos siempre ser los primeros en lograr siempre el bien de los demás.
PENITENCIAL
1-
Nos reconocemos cristianos católicos pero atacamos a otros por sus actitudes
cristianas ante el mundo. Señor, ten
piedad.
2-
Buscamos beneficios para nuestras vidas en cualquier doctrina, en cualquier
corriente del pensamiento, olvidando que debemos alimentarnos en la fe en
Cristo Jesús, aunque otros nos ofrezcan paz o sabiduría. Cristo, ten piedad.
3-
Con frecuencia admiramos lo que Dios ha creado, mas no a su creador, llegando a
pensar que somos muy importantes por los atributos que del Señor hemos recibido. Señor, ten piedad.
MONICIONES SOBRE LAS
LECTURAS
PRIMERA.-
Una cruel intriga, cargada de perversidad y razones torcidas, nos presenta la
primera lectura -procedente del Libro de la Sabiduría. Muchas veces quien trata
de vivir según los más claros criterios de la fe es condenado por personas que
tienen propósitos oscuros. Nuestra vida de fe puede ser incómoda para muchos.
SALMO.- Hoy
oraremos con el salmo 53. El salmista, lleno de confianza en Dios, que le
auxilia en todas sus necesidades, expresa sus temores ante los ataques de sus
enemigos, pero se reconforta en su confianza por la inmensa bondad del Señor,
quien siempre le ayuda; por eso Le alaba agradecido.
SEGUNDA.- La
Carta del apóstol Santiago refiere que los frutos que producimos en nuestras
vidas serán buenos o malos según surjan o no de la sabiduría de Dios. Ayer como
hoy, hemos de reconocer y gustar del consejo sabio que nos lleva a una vida de
paz y equilibrio para con nosotros mismos y para con los demás.
EVANGELIO.-
Seguir a Jesús no es para los grandes e importantes, sino para los que se
reconocen pequeños y se disponen a servir a los demás. Del Evangelio de san
Marcos escucharemos una narración donde Jesús coloca a un pequeño al centro de
sus discípulos como ejemplo de este seguimiento, mediante la entrega
desinteresada de nosotros mismos; esto será causa de verdadera felicidad y
sabiduría.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1.
Oremos por quienes tienen la
responsabilidad de servir a la Iglesia de Cristo, por el Papa Francisco, por
cada uno de los obispos, sacerdotes, religiosos y diáconos, para que lo hagan
con humildad humana y sabiduría divina. Roguemos
al Señor.
2.
También oremos por quienes tenemos la
responsabilidad de ser Iglesia: todos los bautizados; para que recordemos
nuestra condición de templos del Espíritu
Santo y que debemos estar al servicio de quienes nos necesiten. Roguemos al Señor.
3.
Recordemos a quienes nos gobiernan y dirigen,
para que se hagan cada vez más conscientes de su condición de servidores y promuevan el bienestar de
todos los ciudadanos. Que su gozo sea haber cumplido con sus funciones, sin envidias
ni soberbia. Roguemos al Señor.
4.
Por quienes tienen altas capacidades de
servicio, para que pongan en común esos dones, se organicen, reciban la ayuda
necesaria y den frutos de vida digna para quienes más lo necesitan. Roguemos al Señor.
5.
Señor, al comenzar un nuevo ciclo escolar y
formativo, que nos hagamos conscientes de la necesidad de descubrir, aprender y
formarnos; y que todos, educadores, acompañantes, educandos y familiares, pidamos
al Señor el don de la sabiduría. Roguemos
al Señor.
6.
Danos tu luz, Señor, para distinguir el mal
del bien; para evitar la envidia y la soberbia e incrementar la paz y la
humildad donde quiera que nos encontremos, comenzando por nuestros hogares. Roguemos al Señor.
7.
Oramos por los catequistas y catequizandos
que van a comenzar o continuar actividades de formación cristiana; por sus
grupos familiares –pequeñas Iglesias domésticas. Que María de Coromoto los proteja. Roguemos al Señor.
8.
Tengamos presentes a los difuntos, para
que vivan el gozo de aquello en lo que creyeron. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
Nuestra
condición de debilidad por el pecado nos lleva hasta hacer el mal cuando,
realmente, lo que buscamos es hacer el bien. Nuestra sensibilidad nos causa
heridas fácilmente, las cuales deben ser sanadas. Al traer hasta tu altar el pan y el vino, lo hacemos convencidos de que, mediante la acción
sacerdotal, Tú los transformarás en Ti mismo, Señor. ¡Gracias por quedarte en
medio de nosotros para fortalecernos en nuestro caminar, Señor!
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