XII Domingo del Tiempo Ordinario, Día del Padre, 21 de junio de 2015
MONICIÓN
DE ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanas y
hermanos!
Nuevamente
damos a todos nuestra más fraternal bienvenida a la Eucaristía del XII Domingo
del Tiempo Ordinario porque es el mismo Jesucristo quien está con nosotros. Y
no importa cuántas dificultades debamos enfrentar, hemos de estar seguros de Su
compañía y Su disposición para ayudarnos. Él solo espera que se lo pidamos,
porque no estamos atados a Él, somos libres siempre para decidir. El miedo y la aparente soledad que
experimentamos en nuestros momentos más difíciles han de ser vencidos por
nuestra confianza en el amor providente de Dios.
En este Domingo sencillo queremos encomendar en esta Celebración a todos los que han descubirto la dignidad de ser padres para que, a ejemplo de san José, sepan estar presentes y actuantes en la formación y cuidado de sus hijos. ¡Que Dios los bendiga!
Iniciamos,
pues, nuestra celebración, llenos de alegría porque Dios está aquí.
PENITENCIAL
a) Porque muchas veces
dudamos del poder de Dios y buscamos ayuda para nuestras situaciones en todas
partes menos en Él. Señor, ten piedad
b) Porque no cuidamos la
imagen que damos como cristianos. Olvidamos que nuestras acciones deben estar
guiadas por el amor. Cristo, ten piedad
c) Porque no somos
agradecidos con Dios y actuamos como quien merece todo, hasta que Él actúe en
automático. Señor, ten piedad.
MONICIONES
SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- La primera lectura de hoy, muy breve, procedente del Libro de Job, nos presenta a
Dios como Señor de la naturaleza, aquel que conoce la esencia y razón real de
ser de todo lo creado. ¡Que la criatura alabe a su Creador!
SALMO.- En
la gran angustia el creyente clama al Señor, quien responde calmando las
situaciones de la vida. Así como en el extenso Salmo
106, donde el poder de Dios se refleja sobre la tormenta y provoca la auténtica
acción de gracias, hemos de serle agradecidos a Dios por Su poder sanador y
transformador en nuestras vidas.
SEGUNDA.- ¡Hemos
visto algún niño que, cuando tiene un traje nuevo, no quiere ponerse otra ropa?
Pues bien, escucharemos cómo san Pablo anima a la gente de Corinto, en su Segunda
Carta, a revestirse del hombre nuevo, aquel hombre del cual Jesús es ‘el modelo’,
a quien hemos de seguir e imitar en todo, especialmente en Su Amor.
EVANGELIO.- También a nosotros nos corresponde descubrir a Jesucristo en nuestras
vidas como Señor y Dios. Los discípulos de Jesús tuvieron que hacerlo en su
momento, pues solo Dios tiene poder sobre la naturaleza, sobre la mar
embravecida. Marcos nos contará cómo dormía Jesús cuando casi se hundía la
barca en que navegaban y, no fue hasta que ellos se lo pidieron que el Señor
intervino con Su poder.
ORACIÓN
DE LOS FIELES
a) Debemos señalar a todos
cuál es el camino del Señor. Para que la Iglesia siempre sea portavoz de la
Buena noticia de Jesucristo. Roguemos al
Señor.
b) Necesitamos nacer de nuevo,
alimentarnos con Tu Palabra y acudir a la fuente de la gracia de Dios para
crecer en nuestra fe y en nuestro testimonio. Para que nos nutramos de Tu
Iglesia, Señor. Roguemos al Señor.
c) Somos débiles y
necesitados, Señor. Oramos para que, entregándote nuestras situaciones más
difíciles, sepamos llamarte en nuestro día a día y descubrir que siempre
respondes –y lo haces con amor. Roguemos
al Señor.
d)Por quienes tienen la
dicha de ser encomendados por Dios para cuidar a Sus pequeños –los padres-,
para que puedan cumplir, a ejemplo de san José, tan noble misión, contando con
la bendición de Dios. Roguemos al Señor.
e) Por nuestra parroquia; por
los sacerdotes, especialmente por los nuestros: Severiano, Rubén, José Manuel y
Héctor; por nuestros grupos; por los trabajos
para acondicionar nuestro templo; por todos los que nos ayudan a vivir el
Evangelio. Roguemos al Señor.
f) Oramos por quienes nos han
pedido que oremos, aunque no lo recordemos; para que el Señor, que sí conoce
sus necesidades, impere sobre sus situaciones de salud, economía o de relación
y traiga ‘una gran bonanza’ sobre sus vidas y un despertar de su fe. Roguemos al Señor.
g) Te presentamos a todos los
difuntos, Señor, para que nuestras oraciones les lleven a la plenitud de Tu
descanso. Roguemos al Señor.
Roguemos al Señor por nuestra
Venezuela y quienes en ella vivimos. Roguemos
al Señor.
OFRENDAS
1. Señor, Tú dormías en la barca
y había problemas; pero, realmente, lo que Tú querías era que la fe de ellos
despertara. Ponemos hora a este despertador,
para que seas Tú quien despierte nuestra fe.
2. Hoy queremos agradecer,
Señor, Tu Presencia en las situaciones duras que nos ha tocado vivir. Sabemos
que has estado allí y nos has ayudado en todo lo necesario. Por eso decimos: ‘¡GRACIAS, SEÑOR!
3. ) Sabemos que estás allí,
Señor, en el pan y el vino, que se transformarán en Ti por
la acción sacerdotal, que Tú diriges. Que Tu Alimento nos revista de ese ser
nuevo de que habla san Pablo, para gloria Tuya, Señor.
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