ACCIÓN DE GRACIAS POR LOS 28 AÑOS DE VIDA SACERDOTAL DEL PADRE RUBÉN DARÍO GONZÁLEZ,cmf 28 de mayo de 2015
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy
buenas noches, hermanos y hermanas! Reciban todos la más cordial bienvenida a
esta Acción de Gracias a Dios. Y, aunque nos puedan traer muchas intenciones
diferentes, hemos de reconocer que todas ellas son situaciones propias de la
vida misma –aun si se trata de la muerte de un ser querido. Sabemos que el
Señor escucha nuestros ruegos y siempre nos regala Su amor y Su consuelo, Su
fortaleza y Su gracia.
Hoy,
sin embargo, queremos dirigir nuestros ruegos de manera particular por las intenciones de un muy querido hermano
nuestro que quiere compartir con la comunidad parroquial un suceso de extrema
importancia de su vida. Consciente del poder creador de Dios y de la infinita
sabiduría con que ha dispuesto todo
cuanto existe, este hermano nuestro quiere llenarse de la Misericordia de Dios
para poder seguir adelante, viendo claramente el camino a seguir y alabando con
un canto nuevo al Señor, que un día como hoy se detuvo ante él y le llamó a ser
‘pescador de hombres’, sacerdote para siempre. Nos referimos a nuestro padre
Rubén Darío González, quien ofreció su vida de manera radical al Señor como Hijo del Corazón de María desde hace 28
años. Él es nuestro párroco y amigo, con sus virtudes y defectos, con sus
aciertos y desaciertos, pero con la gracia de Dios.
Invitamos,
pues, a todos ustedes a dar gracias al Señor por este hijo Suyo, a interceder
por él y a acompañarlo en su gozo, ya que, como él mismo lo expresa, este es un
“acontecimiento de gracia, inmerecido, el de participar del Sacerdocio Eterno
del Señor Jesús“. Con el padre Rubén demos “gracias, adoración y alabanza al
Señor Jesús” que se fijó en él “por pura misericordia de Su parte, sin mérito
alguno mío, y me llamó a ser sacerdote de Dios, portador de la fe”. Agradezcamos
con él al Señor Jesús y recordemos a tantos que lo “han apoyado con su oración
y cercanía, con sus palabras sinceras”. ¡Sea día de bendiciones del Señor!
PENITENCIAL
·
Porque no siempre
actuamos según Tu Voluntad, sino según la nuestra, olvidando qué harías Tú,
Señor, en nuestro día a día. ¡Señor, ten piedad de nosotros!
·
Porque nos seducen las
cosas del mundo y llegamos a traicionarte, siguiendo otros dioses –humanos o
espirituales-, y Te entristecemos. ¡Cristo, ten piedad de nosotros!
·
Porque desestimamos a quienes nos rodean, creemos que no son dignos de
nuestra atención y no atendemos sus necesidades. ¡Señor, ten piedad de
nosotros!
MONICIONES A LAS
LECTURAS
PRIMERA: A Dios Creador obedece
cuanto fue creado. Él conoce la totalidad de la existencia de cada elemento de
la creación. El orden del universo todo glorifica a Dios, el único que puede
conocer y comprender la razón de ser de cuanto existe. Toda la creación es
completa y perfecta, aunque ninguno de nosotros –ni siquiera el ser más
santo- podamos entenderlo.
SALMO:
A lo largo de su existencia, el creyente vivirá situaciones de opresión y de
dolor que le llevarán a clamar al Señor, su Dios. En esos momentos, este salmo de gozo y
alabanza llenará su corazón y sus labios de una alabanza nueva. Celebrará,
entonces, la Palabra de Dios, omnipotente y creadora, y cantará Su gloria. ¡Es
momento de alabar!
EVANGELIO: En el estupendo relato de san Marcos que será proclamado seguidamente,
descubriremos la transformación de quien, sabiéndose necesitado, clama al Jesús
compasivo y poderoso para salir de su condición de minusvalía. Sólo así
restablecida su persona podrá tomar decisiones para ganarse las moneditas
que el mundo sí puede darle. Porque sólo Jesús podía restablecer a Bartimeo en
su condición humana.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1. Oramos por la Iglesia de Cristo, por el Papa Francisco, por los
obispos, sacerdotes, religiosos y laicos, para que aceptando sus limitaciones y
posibilidades, las utilicen como aporte al Plan Creador de Dios, que es
perfecto. Roguemos al Señor. Roguemos al
Señor.
2. También oramos por todas las personas que buscan alabar Tu Nombre,
Señor, con sus acciones de cada día, para que, a través de ellas, Te descubran
y Te adoren en espíritu y verdad. Roguemos
al Señor.
3. Te entregamos las necesidades e intenciones de quienes nos encontramos
aquí reunidos, para que el amor de Dios transforme esas realidades en perdón, sanación,
liberación, crecimiento espiritual y servicio desinteresado a quien nos
necesite. Roguemos al Señor.
4. Ponemos ante Ti, Señor, la Congregación de Misioneros Hijos del
Inmaculado Corazón de María; para que sean fieles al llamado que les lleva por
el mundo entero a predicar el Evangelio y, libres de toda idolatría, Te
entreguen su esfuerzo por conocerte y hacerte conocer, por amarte y hacerte
amar, por servirte y hacerte servir por todas las criaturas. Roguemos al Señor.
5. Rogamos muy particularmente por el padre Rubén Darío González, por
quienes constituyen su historia, por sus familiares, amigos y parroquianos, por
su comunidad religiosa. Para que su quehacer evangelizador sea agradable a
Dios; que siempre pueda posponerse a sí mismo con tal de servir al Señor con
alegría y ardor misionero. Para que sepa corregir con amor y descubrir ‘hijos
de Dios’ en quienes sirva. Roguemos al
Señor.
6. Oramos para que la bendición maternal y el consuelo de María Santísima
siempre acompañen y sostengan a todos Tus hijos sacerdotes. Roguemos al Señor.
7. Oramos por quienes ya no están físicamente en medio de nosotros para que,
mediante la intercesión de la bienaventurada Virgen María y de todos los Santos,
les concedas el perdón de los pecados y les permitas participar de la felicidad
eterna. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
En
breves momentos Te harás presente sobre este altar, Señor. Estamos agradecidos
por Tus misericordias y queremos unirnos a Tu sacrificio:
Vestiduras
sacerdotales: Las entregamos
como gesto de gratitud por este hijo tuyo, sacerdote desde hace 28 años,
seguros de Tu más abundantes bendiciones para él y el Ministerio Sacerdotal que
le has encomendado.
Cáliz
y Vinajeras: Especies en las
cuales Te harás presente por medio de tus sacerdotes –instrumentos de Tu amor
por nosotros- en cada altar de la tierra. Al entregarlas Te ofrecemos nuestra
propia fe y los gestos de servicio y misericordia que tanto los Celebrantes
como el resto de la Asamblea aquí reunida,
por amor a Tu entrega, logremos hacer.
Como
siempre, Señor, ¡gracias por amarnos sin medida!
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