IV Domingo del Tiempo Ordinario, 1 de febrero de 2015
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy
buenos días tengamos todas y todos! Sintámonos bienvenidos a esta Eucaristía
donde el Señor, una vez más, nos sigue sorprendiendo con su Palabra, con su Presencia
y –sobre todo- por la autoridad con que enseñaba. Es que nadie como Él
interpretó y anunció la Palabra de Dios; Jesús habló con tanta autoridad porque
creía lo que hacía y, además, sabía por
qué lo hacía.
Observaremos
que estamos equivocados con respecto al Señor Jesús, pues creemos que Él tenía el poder de sanar y liberar a las
personas. En efecto, el Señor Jesús tiene
el poder de hacerlo, ¡y lo hace! Él sigue interviniendo en nuestras vidas con poder cuando se lo permitimos, pues somos libres de
hacerlo o no. Por medio de Él podemos encontrar la paz y la felicidad que
buscamos, a pesar de todas las dificultades que encontramos cada día. Jesús, el
Señor, está con nosotros y sigue amándonos con locura de Cruz. Sólo así
podremos llevar Su mensaje de amor y de vida a quienes encontremos.
¡Qué
bueno si queremos responderle aunque sea con nuestro pequeñito amor!
PENITENCIAL
a)
Señor, aunque digo que quiero conocerte,
respetarte y aceptarte, en mi cada día, Te dejo de lado y me dedico a conocer ‘las otras cosas’. Señor, ten piedad. (Se presenta el
dibujo de una televisión y/o un equipo o celular)
b)
Somos duros de corazón, Señor, no nos dejamos mover por nuestra fe en Ti, la
acallamos y creemos estar bien así. Cristo,
ten piedad. (Se presenta una
piedra simbolizando la dureza de corazón)
c)
Evitamos la oración personal y ni intentamos descubrirte en las personas o Tu
Palabra, Señor. Te tratamos como a un desconocido y no reconocemos Tus obras. Señor, ten piedad. (Se presenta un cartel de Jesús o la Biblia)
MONICIONES SOBRE LAS
LECTURAS
PRIMERA: La Primera Lectura, tomada
del capítulo 18 del Libro del Deuteronomio, constituye una invitación y un
compromiso para todos nosotros, ya que somos profetas, sacerdotes y reyes por
el bautismo. Se anuncia la llegada de un
gran profeta que hablará por el Padre, quien le instruye con sus palabras. Sin
embargo, por decir lo que Dios quiere, ese profeta vivirá la incomprensión y
hasta la muerte.
SALMO: El Salmo 94 nos
recuerda la magnificencia creadora de Dios y Su Misericordia. No obstante, nos
alerta a no endurecer nuestros corazones ante Su Palabra, nos invita a
escucharle hoy. Dejemos, pues, que nuestro corazón escuche lo que el Señor
tiene que decirnos hoy, a cada persona. ¡Y alabémosle!
SEGUNDA: Al escuchar el
siguiente fragmento de la I Carta de san Pablo a los Corintios como segunda
lectura de hoy, no hemos de entender que el Apóstol condena el matrimonio, ya
que, si bien este texto sugiere llevar una vida célibe –esto es, como soltero- a
quienes son llamados para ese estilo de vida, recomienda el matrimonio
cristiano para vivir una vida santa. Entendamos, pues, que cada persona ha de
vivir un buen estilo de vida que le permita vivir y construir el Reino de Dios.
EVANGELIO: Marcos nos ubicará
ante los dos extremos: el bien y el mal. Jesús –el Bien- enseña con la
autoridad que se percibe en quien predica lo que cree y vive. Tal es, que los
demonios -el Mal- Lo reconocen y Le obedecen. ¿Qué corresponde a quienes
anuncian el mensaje de Dios? Comprometerse en ser auténticos, en creer y vivir lo que predican.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1.-
La Iglesia necesita ser testimonio vivo de fe, sembradora de esperanza y practicante
del amor dondequiera que se encuentre uno de sus miembros. Para que el Papa y
cada uno de los consagrados a Dios, así como todos los bautizados, ejerzamos la
misión que el Señor nos ha encomendado. Roguemos
al Señor.
2.-
Nos visitó brevemente el Nuncio Apostólico, representante del Papa en
Venezuela, dentro de su recorrido con motivo de la celebración del 30°
aniversario de la visita del Papa Juan Pablo II a nuestras tierras merideñas.
Que el Señor le bendiga en su misionar y se reavive la fe de nuestro pueblo.
Que san Juan Pablo II interceda por nosotros. Roguemos
al Señor.
3.-
¿Qué guía las acciones de un gobernante? Para que los gobernantes de todos los
países, busquen ser justos y humanos, valoren los principios en que fueron
formados y ejerzan sus cargos con amor, respeto a todos los ciudadanos y
justicia. Roguemos al Señor.
4.-
Diversas intenciones nos han traído a esta Eucaristía. Que la obligación, el
dolor o la necesidad, la alegría de un éxito o nuestras propias dudas, todas
nuestras intenciones, sean atendidas por el Señor y percibamos Su Presencia y
amor por nosotros. Roguemos al Señor.
5.-
Por todas las personas que sufren momentos difíciles; por las que están
enfermas del cuerpo, la mente o el espíritu; por las que se sienten rechazadas
o son despreciadas; por las que carecen de lo más necesario; por las que sufren
la partida de un ser querido, Que no se dejen caer en la tristeza o la depresión
y descubran que contigo, Señor, todo se puede superar. Roguemos al Señor
6.-
Hay personas que nos ayudan a descubrir a Jesús. Oramos por los sacerdotes y
catequistas, por sus situaciones personales, su salud, su fe y su paz.
Ayúdalos, Señor, a seguir hablándonos de Ti. Roguemos al Señor.
7.-
Hay mucha bondad en el mundo, pero también hay muchos peligros que nos acechan.
Pidamos porque los niños, niñas y jóvenes de todo el mundo aprendamos a amar y
hacer el bien a las personas, comenzando por nuestros hogares y sitios de
estudio o trabajo; que reconozcamos y evitemos el mal; y que sepamos transmitir
el Evangelio por medio de nuestros gestos y actitudes de cada día. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
1. En este
pedazo de algodón queremos entregarte la suavidad y la sensibilidad que
necesitan nuestros sentidos para
escuchar Tu voz, Señor, y poderte llevar sin violencia y con naturalidad a
todas las personas en nuestro cada día.
2. Estos signos de interrogación representan
nuestras dudas e inseguridades ante este mundo nuestro. Pero, también, Te
entregamos estos signos de exclamación
y la palabra clave: Jesús, pues
queremos que nuestro mundo se llene de Ti, Señor.
3. Nada mejor, Señor,
para transformar nuestro mundo que Tu Presencia Eucarística. Por eso Te
presentamos el pan y el vino, para
que Te manifiestes en medio de nuestras vidas con todo Tu poder. ¡Estamos para
servirte, Señor!
ORACIÓN FINAL
Señor, sabemos que Tu
Muerte era necesaria para nuestra Salvación; pero no queremos seguir causándote
sufrimientos. Por eso nos presentamos ante Ti dispuestos a cambiar nuestras
vidas, seguirte y servirte. Sabemos que no será fácil, pero lo lograremos con
Tu ayuda. Amén.
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