Normas del buen lector de la Palabra de Dios
Si estás en disposición de leer la Palabra de Dios cuando vas a la Eucaristía o a una celebración litúrgica, debes considerar algunos aspectos significativos. Al proclamar la Palabra de Dios se está prestando un muy particular servicio a la Iglesia. Además de ejercerlo con humildad, hay que tener presentes ciertas consideraciones para mantener la fidelidad a lo que quiso expresar el autor sagrado. En realidad, el lector de la Palabra de Dios es, más que eso, un proclamador . Esto no implica declamar o recitar -cual si fuera poesía, pues a cada lectura corresponde una entonación propia. Lo que sí debe quedar claro es que el lector tiene la importante función de comunicar lo que Dios –a lo largo de Su manifestación pública a la humanidad- ha querido anunciarnos. Una pobre lectura puede arrancar a la asamblea (Pueblo de Dios reunido) el sentido y el contenido de lo que expresó el autor sagrado. Por tanto, el lector o la lectora tienen un gran compromiso al ejercer este ser