Pero ¿qué es la Navidad? - Reflexión
Navidad, de la palabra
latina nativitas (natividad), significa nacimiento y se refiere particularmente
al Nacimiento de Cristo, que es celebrado cada 25 de diciembre. Aunque sabemos
que esta fecha es una convención, la fecha fue calculada por los primeros
cristianos según una tradición judía que ubicaba la fecha de fallecimiento y de
concepción de Jesús en el mismo día; ellos creían que Jesús había muerto un 25
de marzo y, al calcular nueve meses después, fijaron el 25 de diciembre como la
fecha de su nacimiento.
Fue a partir del Siglo IV cuando se celebró
oficialmente una fiesta que ya venía dándose en las comunidades católicas. Como
es de suponer, se comenzaría evocando, leyendo y trayendo al presente lo que la
Biblia narra (sin precisiones históricas, pero muy real), hasta añadir aquello
que costumbres diversas le aportaban. Por ejemplo, el belén o pesebre fue
incorporado por san Francisco de Asís, en Italia, en el Siglo XIII. Más tardías
son otras manifestaciones culturales, como las tarjetas, el arbolito, los villancicos y aguinaldos, la corona de
Adviento, San Nicolás y muchas más.
¿Espíritu
de Navidad?
Hace muchos años, siendo más
ignorante que ahora pero valorando la bondad de las personas, acepté la
invitación a escribir una carta al ‘Espíritu de la Navidad’ del cual, lo
confieso- no había oído hablar. Me ubiqué en mi marco de referencia y escribí
una carta más al Niño Jesús. No podía comprender por qué tenía que ser ese 21
de diciembre y –menos aún- a las 4:00 de la tarde. Lo hice desde una poco
formada devoción cristiana. Luego fui conociendo las razones.
El Espíritu de la Navidad es
una tradición perteneciente a los países nórdicos y que, desde hace varios
años, ha sido adoptada en Venezuela como parte de las costumbres
características de esta época. .
El espíritu de la Navidad es concebido no como una persona de carne y hueso, a pesar de que la leyenda así lo describe, sino más bien como una energía que viene desde del centro de nuestro sistema estelar y que llega año tras año para repartir, más que cosas materiales, aquello de lo cual los seres humanos no pueden prescindir: paz, amor, armonía y alegría. .
Quienes creen en la llegada del Espíritu de la Navidad celebran el 21 de diciembre, exactamente entre las 10:00 y las 12:00 de la noche, un ritual para dar su bienvenida. La casa bien limpia para recibirlo libre de energías negativas y, después de la propia cena, se encienden velas de color azul y aromas de mandarina o limón.
Los deseos que se le piden se escriben en orden de prioridad de mayor a menor y se recomienda pedir, en primer lugar, por el bienestar y la paz mundial, hasta llegar a los deseos más personales. Se cortan en tiras y se guardan hasta la visita del año siguiente para que se puedan quemar sólo aquellos que se cumplieron.
El espíritu de la Navidad es concebido no como una persona de carne y hueso, a pesar de que la leyenda así lo describe, sino más bien como una energía que viene desde del centro de nuestro sistema estelar y que llega año tras año para repartir, más que cosas materiales, aquello de lo cual los seres humanos no pueden prescindir: paz, amor, armonía y alegría. .
Quienes creen en la llegada del Espíritu de la Navidad celebran el 21 de diciembre, exactamente entre las 10:00 y las 12:00 de la noche, un ritual para dar su bienvenida. La casa bien limpia para recibirlo libre de energías negativas y, después de la propia cena, se encienden velas de color azul y aromas de mandarina o limón.
Los deseos que se le piden se escriben en orden de prioridad de mayor a menor y se recomienda pedir, en primer lugar, por el bienestar y la paz mundial, hasta llegar a los deseos más personales. Se cortan en tiras y se guardan hasta la visita del año siguiente para que se puedan quemar sólo aquellos que se cumplieron.
Pero, realmente, si hay un
espíritu de la Navidad ha de ser el de Aquél que origina la fiesta, que es Su
cumpleaños. Navidad es la celebración del cumpleaños de Jesús y resulta poco
conveniente sumar otra celebración, tres o cuatro días antes, para homenajear a
una ‘energía que regala deseos altruistas’. No soy mejor cristiana si desvío la
atención que corresponde a Jesús para adorar una fuerza. Es que actuamos como comerciantes
que vamos buscando quien nos dé lo que queremos, sin importar quién sea o a qué
nos compromete.
Navidad
vacía
Otra actitud anticristiana
es pensar que Navidad es una Fiesta, como nos la presentan las contagiosas
promociones de los medios de comunicación. Llenos de hermosura, hasta los
canales para niños nos presentan sus mensajes en torno a una fiesta que carece
de lo que sería fundamental. Navidad sin el Niño Dios, realmente, no puede ser
Navidad. Se ha diluido en buenas
intenciones, correctivas de lo que no es más que una consecuencia. Quien adora
al Dios Niño debe valorar la amistad, el compartir, el ayudar, la alegría y, en
fin, ese cúmulo de actitudes positivas que deben ser el resultado de ese amor,
de esa adoración a Dios.
Lamentablemente, cuando le
quitamos a lo bueno la razón que tenemos para ser bueno -el piso, la base-,
entonces cualquier cosa puede pasar con nuestra fe. Normalmente lo que ocurrirá
es que la depositaremos en el elemento más llamativo que haya quedado al vaciar
la celebración de su causa.
Así, pues, podemos llegar a
pensar y sentir que ‘Navidad son los regalos’, ‘Navidad es san Nicolás’, ‘Navidad
es una vacación bonchona’ y pare usted de contar…
¿La
fecha es correcta?
¿Cuánto recordamos el
nacimiento de alguien? Muchas veces ni los propios padres recuerdan cuándo
nacieron sus hijos (esto es, cuándo cumplen año), aunque las madres son más
consecuentes con este recuerdo –tal vez por su implicación en el suceso.
También ocurre que hay
personas que no son presentadas ante el registro público hasta años después de
su nacimiento.
Tanto en uno como en otro
caso, lo importante es que la persona existe, que tiene un espacio en la
historia personal y colectiva. Cumple años y tiene una fecha de nacimiento.
¿Qué decir de alguna persona
que, habiendo sufrido amnesia, ha olvidado quién es y, con ello, detalles de su
vida como fecha de nacimiento o cumpleaños y hasta su edad exacta?
Aunque es muy bueno
recordarlo con exactitud, el no hacerlo en nada cambiará el ser de la persona, sus
características, su vocación de vida. Son detalles importantes; pero la
persona, su ser, trascienden esos datos.
Muchas veces nos ‘asustan’
con la novedad sobre el natalicio de Jesús. ‘Nació
unos años antes y en otro mes del año: te están engañando’ -dicen. Sin
embargo, debemos aplicar también a Jesús el análisis que hacíamos en
principio. Las razones para esas
diferencias no obedecen a engaños sino a errores en cálculos muy complejos –por
cuanto trasladar fechas poco explicadas de un calendario a otro es muy
complicado, lo cual puede tener un lógico margen de error. Y que esa diferencia
exista no deslegitima el hecho de que Jesús nació y que desde Él la Historia de
la humanidad se dividió en un antes y un después.
En efecto, el término ‘antes
de Cristo’ se emplea para referirse y fechar los años y siglos anteriores a la
era cristiana, que comienza con el año convencional del nacimiento de
Jesucristo. Aunque existe controversia acerca del año de Su nacimiento, esto no
reviste una real importancia. Los pocos datos disponibles apuntan a que esa
fecha podría estar situada entre el año 7 y el año 4 antes de Cristo.
Por otra parte, en el Siglo
I antes de Cristo, en Roma se celebraba el culto de Mithra, de origen persa,
importado a Roma por los legionarios romanos. Mithra era la divinidad persa de
la luz. Este culto a la divinidad se celebraba el 25 de diciembre con el
nacimiento de Mithra, “El Sol Invicto”. Y se sacrificaba un joven toro en su honor.
Por supuesto, la Iglesia que
dejó Jesús al morir, resucitar, ascender a los cielos y enviar Su Espíritu (Pentecostés) no
tenía ningún tipo de organización fuera de aquél que la habría de dirigir:
Pedro, el primer Papa. La fiesta de Navidad no existía al principio del
cristianismo. No fue hasta el Siglo II cuando la Iglesia determinó que el día
del nacimiento de Jesús fue el 25 de Diciembre. Y lo hizo con fines
evangelizadores y correctivos, para contrarrestar el culto pagano que se
celebraba ese mismo día al Dios Mithra, conocido como el sol naciente. Hacia el año 330 o 335, el emperador Constantino decidió fijar la fecha del
día de Navidad como el 25 de Diciembre.
En el año 354, el papa Libero instauró la celebración de
la fiesta del 25 de diciembre, influyendo en esto San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianceno. Esta fecha tiene un
valor simbólico. En efecto, inspirándose en Malaquías 3,19 y Lucas 1,78, se
consideró la venida de Cristo como la llegada
del " Sol de justicia”. La fiesta de Navidad celebra así el nacimiento de
Jesús, Sol de justicia.
La misa
del gallo es celebrada desde el Siglo V, con el pontificado de Gregorio el grande. En el Siglo VII
desde Roma se establece celebrar tres
misas: la vigilia de la noche del 24 de diciembre, la misa de la aurora y
la misa de día el 25 de diciembre.
Los villancicos y aguinaldos
se incorporaron a la celebración navideña en la Edad Media. Las ya desusadas
tarjetas de Navidad se originaron en Inglaterra, en el Siglo XIX.
Santa, por su parte, entró
en escena en Estados Unidos; originado en otro personaje de la Edad Media,
adquirió su imagen actual en una campaña para refrescos.
Navidad
y regalos
Hoy en día lo que más nos
aleja de la Navidad y del Recién Nacido son los regalos. Todo en Navidad se
mide con un regalo. Éste indica la importancia de quien lo da y de la amistad.
Hasta los niños están como obligados a darlos, no importa si con chucherías.
Nos olvidamos que la
importancia del regalo no radica en lo que entregamos sino en por qué lo
hacemos. Debe ser expresión genuina de nuestro amora esa persona. Si, además,
acompañamos al regalo de nuestro amor a Dios, nos estaremos convirtiendo en
verdaderos ‘puentes comunicantes’ del amor del Niño de Belén.
¡Concluyámoslo! No hay mejor
regalo que el Niño de Belén. Lo podemos entregar en una comida que preparemos
en casa, arreglando el pesebre y adornando la casa y el lugar de trabajo;
sacrificándonos por aquel a quien amamos, sin necesidad de que medien palabras;
saliendo de paseo –bonito- con la familia; comiendo lo de todo el año, pero con
gusto a Navidad; vistiendo la misma ropa de siempre, pero con aroma a Navidad,
haciendo, en fin, lo de siempre, pero con gesto de Navidad…
Navidad
es la fiesta de la entrega que hace Dios de Su Hijo Amado. Comienza ahora pero
culmina en el Calvario…
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