XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, 16 de noviembre de 2014
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanos! Seamos bienvenidos, una vez más, a ésta nuestra celebración semanal, donde el Señor hablará con nosotros y nos servirá su gran banquete. A un domingo de concluir el Año Litúrgico, estamos ya en el XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, casi a las puertas del Adviento, tiempo final y finalista que dará paso a lo nuevo, lo renovado. Muchas veces nos sentimos inútiles y creemos que sólo los demás pueden hacer cosas buenas. Así, nos quedamos paralizados mientras la vida se nos va sin desarrollar aquellas potencialidades que Dios nos entregó. Tal vez no hemos pensado qué haremos al final, cuando debamos rendir cuentas. ¡Ahora es el momento! Debemos descubrir que todos, absolutamente todos, podemos hacer algo –o mucho- por Dios y por los demás.
PENITENCIAL
1. Muchas veces somos indiferentes a los problemas de quienes están cerca de nosotros. Señor, ten piedad. (Se cae un niño pero los dos que lo ven prefieren seguir jugando). 2. Señor, con frecuencia dejamos pasar el tiempo y no respondemos a tu llamada como Tú esperas. Cristo, ten piedad. (Un niño jugando, con un juguete; suena el teléfono –es Dios- pero él observa y decide seguir jugando). 3. Tú nos has dado tantas cualidades pero somos cómodos y dejamos que esos talentos se pierdan. Señor, ten piedad. (Un niño con varios carteles –ayudar en casa, estudiar matemática, clase de natación, explicar química a un compañero-; los va leyendo y los desecha para sentarse tranquilo).
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- Del libro de los Proverbios se ha tomado la Primera Lectura de este Domingo. En ella se alaba las características de la mujer de familia que se esfuerza por ayudar a todos, lo cual representa un buen ejemplo para dirigir exitosamente nuestra relación con Dios y con las personas. SALMO.- Si un salmo deben frecuentar nuestras familias es el 127, donde hermosamente se expresa cómo Dios llena a todas sus criaturas con sus bendiciones. Habrá dicha y prosperidad verdaderas pues el Señor, comenzando por las bendiciones familiares, colmará a toda la comunidad cada vez que la ‘Pequeña Iglesia Doméstica’ ore y ponga por obra la Palabra de Dios. SEGUNDA.- En su Carta a los Tesalonicenses, San Pablo nos anima a estar vigilantes y atentos para recibir al Señor cuando llegue, amándonos y ayudándonos los unos a los otros. Y nos recuerda algo muy importante: somos hijos de la Luz y, por tanto, debemos actuar como tales. EVANGELIO.- San Mateo nos presenta un relato adecuado para los últimos días del Tiempo Ordinario. Seguro que hemos escuchado hablar de la ‘parábola de los talentos’, los cuales son esos dones que hemos recibido del Señor. Lamentablemente, preferimos muchas veces ver a Dios como malo, tenerle miedo y sentir que no le debemos servir. Olvidamos que Dios es bueno pero, además, es justo y dará a cada cual según lo merezca.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1. Oramos por el Papa Francisco, para que siga guiando con amor a la Iglesia, buscando la paz, la solidaridad y la justicia en todo el mundo. Roguemos al Señor.
2. También oramos por nuestro arzobispo, su obispo auxiliar y cada uno de tus consagrados. Para que el Espíritu Santo les asista en la misión que les ha encomendado. Roguemos al Señor.
3. ¡Hay tanto que hacer por nuestra familia y por quienes nos rodean! Para que ofrezcamos a todos lo mejor de nosotros mismos, dando frutos de vida. Roguemos al Señor.
4. A veces desconfiamos de las capacidades de todos porque no creemos en nuestras propias capacidades. Para que descubramos que Dios nos ha dado en abundancia todo lo necesario para ser felices y tener éxito; por eso Él espera que también nosotros demos lo que tengamos a los demás. Roguemos al Señor.
5. Por los que tienen miedo ante la enfermedad o las dificultades de la vida; por los cristianos ‘en privado’, que temen dar a conocer su fe. Para que el Espíritu Santo les fortalezca y recobren la alegría de la fe. Roguemos al Señor.
6. Por nosotros, los niños, niñas y jóvenes de catequesis, para que seamos testigos valientes de la fe de la Iglesia entre nuestros compañeros y amigos; para que llevemos a otros la alegría de vivir lo que creemos. Roguemos al Señor.
7. Por nuestras familias y por las que están pasando situaciones difíciles a nivel de los padres o hermanos, económico, de salud o cualquier otro. Para que seamos solidarios y no falte nuestro apoyo y nuestra oración. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
1. Te presentamos, Señor, este macetero con los talentos de tantas personas, y muchas vitaminas de oración y ayuda para quienes las rodean; así, producirá los mejores frutos: fe, esperanza, caridad, piedad, servicio, perdón, de modo que estén preparadas cuando llegues.
2. Ahora, Señor, te entregamos a muchas personas que prefieren esconder sus talentos, lo bueno que les has dado, en el macetero; personas que han decidido no hacer nada por los demás y sólo intentan buscar su propia felicidad. ¡Que el misterio eucarístico los transforme!
3. El pan y el vino, en este Domingo, son agradecimiento a Dios por tantos talentos que nos has dado en el pensamiento, en el corazón, en el cuerpo y en nuestras vidas. ¡Gracias, Señor!
¡Muy buenos días, hermanos! Seamos bienvenidos, una vez más, a ésta nuestra celebración semanal, donde el Señor hablará con nosotros y nos servirá su gran banquete. A un domingo de concluir el Año Litúrgico, estamos ya en el XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario, casi a las puertas del Adviento, tiempo final y finalista que dará paso a lo nuevo, lo renovado. Muchas veces nos sentimos inútiles y creemos que sólo los demás pueden hacer cosas buenas. Así, nos quedamos paralizados mientras la vida se nos va sin desarrollar aquellas potencialidades que Dios nos entregó. Tal vez no hemos pensado qué haremos al final, cuando debamos rendir cuentas. ¡Ahora es el momento! Debemos descubrir que todos, absolutamente todos, podemos hacer algo –o mucho- por Dios y por los demás.
PENITENCIAL
1. Muchas veces somos indiferentes a los problemas de quienes están cerca de nosotros. Señor, ten piedad. (Se cae un niño pero los dos que lo ven prefieren seguir jugando). 2. Señor, con frecuencia dejamos pasar el tiempo y no respondemos a tu llamada como Tú esperas. Cristo, ten piedad. (Un niño jugando, con un juguete; suena el teléfono –es Dios- pero él observa y decide seguir jugando). 3. Tú nos has dado tantas cualidades pero somos cómodos y dejamos que esos talentos se pierdan. Señor, ten piedad. (Un niño con varios carteles –ayudar en casa, estudiar matemática, clase de natación, explicar química a un compañero-; los va leyendo y los desecha para sentarse tranquilo).
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- Del libro de los Proverbios se ha tomado la Primera Lectura de este Domingo. En ella se alaba las características de la mujer de familia que se esfuerza por ayudar a todos, lo cual representa un buen ejemplo para dirigir exitosamente nuestra relación con Dios y con las personas. SALMO.- Si un salmo deben frecuentar nuestras familias es el 127, donde hermosamente se expresa cómo Dios llena a todas sus criaturas con sus bendiciones. Habrá dicha y prosperidad verdaderas pues el Señor, comenzando por las bendiciones familiares, colmará a toda la comunidad cada vez que la ‘Pequeña Iglesia Doméstica’ ore y ponga por obra la Palabra de Dios. SEGUNDA.- En su Carta a los Tesalonicenses, San Pablo nos anima a estar vigilantes y atentos para recibir al Señor cuando llegue, amándonos y ayudándonos los unos a los otros. Y nos recuerda algo muy importante: somos hijos de la Luz y, por tanto, debemos actuar como tales. EVANGELIO.- San Mateo nos presenta un relato adecuado para los últimos días del Tiempo Ordinario. Seguro que hemos escuchado hablar de la ‘parábola de los talentos’, los cuales son esos dones que hemos recibido del Señor. Lamentablemente, preferimos muchas veces ver a Dios como malo, tenerle miedo y sentir que no le debemos servir. Olvidamos que Dios es bueno pero, además, es justo y dará a cada cual según lo merezca.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1. Oramos por el Papa Francisco, para que siga guiando con amor a la Iglesia, buscando la paz, la solidaridad y la justicia en todo el mundo. Roguemos al Señor.
2. También oramos por nuestro arzobispo, su obispo auxiliar y cada uno de tus consagrados. Para que el Espíritu Santo les asista en la misión que les ha encomendado. Roguemos al Señor.
3. ¡Hay tanto que hacer por nuestra familia y por quienes nos rodean! Para que ofrezcamos a todos lo mejor de nosotros mismos, dando frutos de vida. Roguemos al Señor.
4. A veces desconfiamos de las capacidades de todos porque no creemos en nuestras propias capacidades. Para que descubramos que Dios nos ha dado en abundancia todo lo necesario para ser felices y tener éxito; por eso Él espera que también nosotros demos lo que tengamos a los demás. Roguemos al Señor.
5. Por los que tienen miedo ante la enfermedad o las dificultades de la vida; por los cristianos ‘en privado’, que temen dar a conocer su fe. Para que el Espíritu Santo les fortalezca y recobren la alegría de la fe. Roguemos al Señor.
6. Por nosotros, los niños, niñas y jóvenes de catequesis, para que seamos testigos valientes de la fe de la Iglesia entre nuestros compañeros y amigos; para que llevemos a otros la alegría de vivir lo que creemos. Roguemos al Señor.
7. Por nuestras familias y por las que están pasando situaciones difíciles a nivel de los padres o hermanos, económico, de salud o cualquier otro. Para que seamos solidarios y no falte nuestro apoyo y nuestra oración. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
1. Te presentamos, Señor, este macetero con los talentos de tantas personas, y muchas vitaminas de oración y ayuda para quienes las rodean; así, producirá los mejores frutos: fe, esperanza, caridad, piedad, servicio, perdón, de modo que estén preparadas cuando llegues.
2. Ahora, Señor, te entregamos a muchas personas que prefieren esconder sus talentos, lo bueno que les has dado, en el macetero; personas que han decidido no hacer nada por los demás y sólo intentan buscar su propia felicidad. ¡Que el misterio eucarístico los transforme!
3. El pan y el vino, en este Domingo, son agradecimiento a Dios por tantos talentos que nos has dado en el pensamiento, en el corazón, en el cuerpo y en nuestras vidas. ¡Gracias, Señor!
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