Eucaristía XXXIII Aniversario del Terminal de Pasajeros "Jpsé Antonio Paredes"
Monición de entrada
¡Muy buenos días para todas y todos!
Reciban nuestra más cordial bienvenida a éste, el Terminal de Mérida y de los
merideños.
Cada vez que una entidad alcanza un
año más de vida se genera un recuerdo y un gozo: recordamos cómo comenzó todo,
las dificultades y ayudas, el crecimiento y los tropiezos, esto es, la historia
de dicha institución; pero también hay gozo por el servicio prestado, por la
maduración de su personal, por el progreso habido, por las posibilidades y los
retos. Por eso hoy no podemos dejar de agradecer
a Dios, quien nos impulsa a hacer el bien y a seguir adelante, quien nos ayuda
a superar toda dificultad. Y qué mejor manera de hacerlo que participando
todos, como una gran familia de trabajo y de fe, en esta Eucaristía conmemorativa del XXXIII Aniversario del Terminal de Pasajeros “José
Antonio Paredes”.
Buen momento, además, para alegrarnos
con el ya tan cercano Adviento y comenzar a honrar a nuestro Salvador, el
Dios-con-nosotros, para quien hemos reservado su espacio especial en nuestra
temprana Navidad que hoy iniciamos.
Que
la Palabra de Dios y la acción eucarística obren bendiciones en cada uno de nosotros y de nuestros
visitantes y den Luz a los ojos de nuestras almas.
LECTURAS
Primera
lectura (Apocalipsis 1,1-4;2,1-5a)
El Apóstol san
Juan nos presenta a la comunidad de Éfeso, la cual se ha mostrado fiel al
Evangelio ante personas y palabras engañosas. Destaca, sin embargo, el reclamo
del Señor porque abandonaron el amor
primero; se olvidaron del signo distintivo que debería caracterizar a la
Iglesia de Cristo: el amor a Dios, el amor de unos por otros. ¡Escuchemos!
Comienzo del
libro del Apocalipsis
Ésta es la revelación que Dios ha entregado a
Jesucristo, para que muestre a sus siervos lo que tiene que suceder pronto. Dio
la señal enviando su ángel a su siervo Juan. Éste, narrando lo que ha visto, se
hace testigo de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo. Dichoso el
que lee y dichosos los que escuchan las palabras de esta profecía y tienen
presente lo que en ella está escrito, porque el momento está cerca. Juan, a las
siete Iglesias de Asia: Gracia y paz a ustedes de parte del que es y era y
viene, de parte de los siete espíritus que están ante su trono. Oigan cómo el
Señor me decía: «Al ángel de la Iglesia de Éfeso escribe así: "Esto dice
el que tiene las siete estrellas en su mano derecha y anda entre los siete
candelabros de oro: Conozco tus obras, tu fatiga y tu aguante; sé que no puedes
soportar a los malvados, que pusiste a prueba a los que se llamaban apóstoles
sin serlo y descubriste que eran unos embusteros. Eres tenaz, has sufrido por
mí y no te has rendido a la fatiga; pero tengo en contra tuya que has
abandonado el amor primero. Recuerda de dónde has caído, arrepiéntete y vuelve
a proceder como antes."» Palabra de
Dios.
Salmo
Responsorial (1,1-2.3.4.6)
R/. Al
que salga vencedor le daré a comer del árbol de la vida
·
Dichoso
el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni entra por la senda de los
pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos; sino que su gozo es la
ley del Señor, y medita su ley día y
noche. R/.
·
Será
como un árbol, plantado al borde de la acequia: da fruto en su sazón y no se
marchitan sus hojas; y cuanto emprende tiene buen fin. R/.
·
No
así los impíos, no así; serán paja que arrebata el viento. Porque el Señor
protege el camino de los justos, pero el camino de los impíos acaba mal. R/.
Evangelio (Lucas
18,35-43)
Es fácil ver
con nuestros ojos físicos; no lo es tanto cuando hemos perdido ese sentido y
dependemos de lo que otros describan. Seguidamente se nos proclamará el pasaje de san Lucas donde un ciego, en Jericó, pudo ver
con los ojos del alma que quien pasaba era -nada menos- que el ‘Hijo de David’
y se esforzó en pedirle la tan anhelada sanación. Estemos atentos, porque el
Señor también está pasando y puede preguntarnos a nosotros qué queremos que Él
haga en nuestras vidas.
Lectura del
santo Evangelio según san Lucas
En
aquel tiempo, cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al
borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era
aquello; y le explicaron: «Pasa Jesús Nazareno.» Entonces gritó: «¡Jesús, hijo
de David, ten compasión de mí!» Los que iban delante le regañaban para que se
callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!» Jesús
se paró y mandó que se lo trajeran. Cuando estuvo cerca, le preguntó: «¿Qué
quieres que haga por ti?» Él dijo: «Señor, que vea otra vez.» Jesús le
contestó: «Recobra la vista, tu fe te ha curado.» En seguida recobró la vista y
lo siguió glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios. Palabra del Señor.
ORACIÓN DE LOS
FIELES
1. Por la Iglesia
de Cristo, para que sea luz en tiempos de oscuridad. Roguemos al Señor.
2. Señor, pedimos
bendiciones para el Papa Francisco, nuestro arzobispo Baltasar y su obispo
auxiliar Alfredo; para todos los sacerdotes, religiosos y religiosas; y para
todos los bautizados. Roguemos al Señor.
3. Por quienes
ejercen cargos de autoridad y gobierno para que lo hagan según el Espíritu de
Dios. Roguemos al Señor.
4. Por todas las
personas que a lo largo de estos 33 años han prestado sus servicios –directa o indirectamente- en este
Terminal, para que sean conscientes de la gran labor que procuran en favor de
toda la comunidad. Roguemos al Señor.
5. Para que tus
bendiciones, Señor, nos ayuden a trabajar en paz y unidad, socorriéndonos
mutuamente, sabiendo que cada una, cada uno de nosotros ‘es el Terminal’, por
cuanto lo representamos. Roguemos al
Señor.
6. Por los
trabajadores, prestadores de servicios y transportistas que están viviendo
tiempos duros por enfermedad personal o de sus familiares, para que confíen en
el Señor, que pasa por nuestras vidas cuando clamamos a Él. Roguemos al Señor.
7. Por quienes
trabajaron en este Terminal y nuestros familiares difuntos para que, confiando
en la promesa salvadora de Cristo, hayan encontrado la paz y el descanso
eternos. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
Señor,
queremos ofrecerte nuestras vidas mismas en el sacrificio que nos da la vida:
Luces
Muchas
veces caminamos a oscuras ya que el pecado nos ha enceguecido: ¡Haz, Señor, que
veamos tu Luz otra vez!
Flores
Padre,
todo lo has hecho muy bien. Estas flores sean una alabanza y agradecimiento por
todo lo bello que has puesto en nuestras vidas.
Oración
Queremos,
Señor, que tu Palabra sea guía en nuestras vidas. Por otra parte, sabemos que
María, tu Madre, nuestra Madre, siempre nos aconsejará que hagamos lo que Tú
nos pides. Por eso te entregamos las bases de nuestra oración: tu Palabra y el
santo Rosario.
Personal
Te
presentamos la vida y la labor de cada persona que trabaja en este Terminal, sus
necesidades y sus capacidades, sus familias y sus historias personales, en la
seguridad de que Tú bendices el servicio que prestan y les bendices con tu paz
y unidad.
Transporte
Cada
unidad de transporte es una prolongación del Terminal de Pasajeros “José
Antonio Paredes”. Te entregamos en esta miniatura las circunstancias de cada
viaje, ya que somos tuyos y jamás olvidas tu amor primero.
Listines
La
sangre que fluye en todo terminal son sus pasajeros. Colocamos ante Ti, Señor,
a cada pasajero que utiliza las unidades de este Terminal para desplazarse a su
lugar de destino. Que siempre ‘vayan con Dios’ y gocen de tu protección ante
las s circunstancias que se presenten en cada viaje.
Pan y Uvas
Te
entregamos, Señor, nuestro pan de cada día, el de nuestras familias y de
quienes utilizan nuestros servicios. También, la alegría de dar con generosidad,
unidos siempre a Ti para producir frutos abundantes de vida.
Hostias y Vino
Señor,
sabemos que no podemos entregarte algo que Tú no nos hayas dado antes. Estas
Hostias y este Vino engrandecen nuestra Celebración, por cuanto Tú te harás
presente por medio de ellos. En agradecimiento a tan singular Misterio de Amor
queremos unirnos al Sacrificio de la Vida con nuestros pequeños sacrificios de
cada día, para servir en amor a los usuarios de nuestro Terminal. ¡Gracias por
quedarte con nosotros, Señor!
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