Domingo I de Adviento 30 de noviembre de 2014 (I)
BENDICIÓN
DE LA CORONA DE ADVIENTO
MONICIÓN
MONITORA I: ¿Qué te pasa? Te ves un
poco mal, …
MONITORA II: ¡Ay, …, siento que todo
está mal, en el mundo, en el país, y hasta en mi vida. ¡No sabes cuántos
problemas tengo! –dice entre sollozos.
MONITORA I: Pero, amiga, no es momento
para estar triste por más preocupaciones que tengas. Estás viviendo como en un
desierto, pero debes recuperar la alegría de la fe; debes renovar la esperanza
pues Cristo Jesús, el Señor, viene a nuestro encuentro; lo hace para darnos el
valor y la fuerza que tantos problemas pueden habernos quitado. Jesús vino a
vivir en medio de nosotros hace ya 2000 años; pero Él viene nuevamente y
volverá al final de los tiempos. Por eso debemos recibir con alegría este
tiempo de preparación para la venida de Jesús, para la Navidad, porque el Señor
quiere darnos la salvación que nos trae Jesucristo, el mismo que nació en el
portal de Belén y cuya fiesta vamos a celebrar muy pronto. ¡Ánimo, amiga!
MONITORA II: Sí, creo que es momento
de dejar de preocuparnos y seguir a Jesús. ¡Yo también quiero dar la bienvenida
al Adviento, tiempo de esperanza y días que nos adentran en los caminos de
Dios! Vamos a bendecir la Corona de Adviento, con nuestro particular estilo. Su
simbología nos expresa esperanza, vida que da frutos, Luz de Cristo; por eso
anhelamos la llegada del Salvador.
BENDICIÓN
DEL PRIMER DOMINGO
Pasan dos esposos, él con un cirio de
papel sin mecha. Un chico/a enciende el primer cirio de la Corona de Adviento
(esto es, le pega la llama amarilla a la vela verde). Otro chico/a entrega el
pesebre o cunita vacío; todos se dirigen al lugar preparado y las colocan sobre el Gesto: Un paño morado
en forma de corazón alargado desde el piso del templo hasta el piso del altar,
uniendo al Pueblo de Dios a Su Misterio de Amor.
MONITOR:
Señor, la tierra toda se alegra ante Jesús, tu Hijo amado que, cual Luz
esplendorosa, viene a iluminar nuestras oscuridades. Por eso tu Iglesia se goza
ante Su venida, llena de esperanza.
Al comenzar este Tiempo privilegiado
de preparación para la Navidad, queremos presentar este gesto en desarrollo que
iremos enriqueciendo cada Domingo de Adviento; al gesto físico uniremos gestos
menos sensibles a la vista humana pero más sensibles a tu gran amor por todos
tus hijos. Ellos han de ser pesebrera para que el Hijo del Hombre encuentre
dónde recostar su cabeza. Danos el valor de sacrificarnos para acercarnos
adecuadamente al misterio del Emmanuel, el Dios-con-nosotros. Te lo pedimos por
Jesucristo nuestro Señor. / R. Amén.
(El
sacerdote bendice el Gesto de Adviento y completa la oración)
Bendice, Señor y Dios nuestro este Gesto
de Adviento y los cirios que le acompañan; ellos sean reflejo de nuestra esperanza y de nuestra vida que Te busca con
el deseo de que se manifieste Tu Presencia en medio de nosotros. Por
Jesucristo, nuestro Señor. /R: Amén. Canto: ¡Ven, ven Señor no tardes!
MONICION
DE ENTRADA
Queridos niños, niñas y jóvenes;
queridas familias: Bienvenidos a esta Eucaristía. Con el acto de encender esta
primera vela iniciamos el Tiempo de Adviento y con ello el nuevo año Litúrgico,
dentro del Ciclo B. ¡Que la Luz de Cristo nos ilumine a todos!
Hoy comienza el Adviento, tiempo de
preparación a la Navidad, tiempo durante el cual la liturgia de cada Domingo
nos irá preparando para recibir a Jesús en Navidad. El Adviento nos llama a
vivir con ilusión la fe en Jesús.
Cada Domingo de preparación y espera
estarán simbolizados en cuatro velas encendidas y cuatro signos que iremos presentando
en el Gesto que hoy se ha inaugurado. Ya hemos encendido la primera. Estos
signos, las velas y su luz, nos prepararán para recibir la vida que va a nacer
en Belén. El profeta Isaías nos dice que estas luces nos tienen que ayudar a
estar en vela, despiertos, para que nazca algo bueno en nuestro corazón. ¡Es
hora de ser fieles al Señor, de despertar para Él!
PENITENCIAL
1.- Jesús, te pedimos perdón por las
veces en que nos distraemos y olvidamos el verdadero sentido de la Navidad.
Señor, ten piedad. (Una
catequista hace de mamá; al acercarse el niño lo espera con los brazos abiertos
y el niño sólo hace gestos de pedir, toca la cartera, berrinchea un poco si no
le dan…)
2.- Jesús, te pedimos perdón por las
veces en que no somos solidarios, ni ayudamos a los que lo necesitan. Cristo,
ten piedad.
(Hay una niña con varias muñecas o un niño con varios carritos; otro u otra se
acerca a pedirle, pero el primero se muestra egoísta y no le da, se da media
vuelta y se aparta)
3.- Jesús, te pedimos perdón porque
perdemos la esperanza cuando vienen los problemas. Señor, ten piedad.
(Un niño o un
catequista simboliza a un adulto –puede llevar corbata…- y al recibir una mala
noticia por el celular, se desespera. Alguien le invita a orar)
MONICIÓN
SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.-
La primera lectura es del profeta Isaías, quien anuncia al Pueblo de Dios una
gran novedad, cinco siglos antes del nacimiento de Jesucristo. Isaías habla de
Dios con mucha esperanza, lo describe como un padre en quien podemos confiar
siempre. ¡Prestemos mucha atención a la lectura.
SALMO.-
El salmo 79 fue compuesto, posiblemente, entre los años 168-165 antes de
Cristo. ¿La petición? Que el Dios generoso y amante de sus criaturas dirija su
mirada hacia la viña que el mismo plantó cuando se viven tiempos difíciles. Es
que todos vivimos tiempos difíciles de cuando en cuando: Recordemos acudir a
tan Buen Padre.
SEGUNDA.-
En la segunda lectura, tomada de su 2ª Carta
a los Corintios, San Pablo da gracias a Dios porque, a través de su Hijo
Jesucristo, se nos han dado todas las gracias necesarias para que podamos obrar
el bien a quienes nos rodean, tal y como lo hizo el mismo Jesús. Y nos
recuerda, además, que Jesús ha de venir y que Él es fiel.
En el Evangelio, Jesús nos dice que no nos
durmamos, que la Navidad está muy cerca y que hemos de estar “en vela”,
despiertos y muy atentos. Escuchemos.
EVANGELIO.-
El Evangelio de hoy nos invita a vigilar; vigilar porque no sabemos cuándo
vedrá el Señor; velar porque sólo así nos enfocaremos en lo que debemos hacer y
podremos responder por nuestros actos cuando llegue la hora. El Señor quiere
que nos salvemos y que seamos plenamente felices.
ESCENIFICACION DEL EVANGELIO
Terminada la proclamación del
Evangelio (MARCOS 13, 33-37)
salen tres chicos/as comiendo, hablando, trabajando.
Aparece Jesús; va tocando a cada uno
de ellos: dejan de trabajar, de hablar, de comer.
Entonces se oye: “Estén también
ustedes preparados…” todos levantan la cabeza y, con la mano en la frente,
miran hacia todos los lados esperando la venida del Señor.
‘En
medio de las situaciones que vivas, enfoca tu vida en el Señor.’
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1) Por la Iglesia, para que se renueve
en la esperanza que este Tiempo de Adviento nos presenta. Por todos sus
pastores, para que sean el rostro amoroso de Jesús. Roguemos al Señor.
2) Jesús vino y nos mostró cómo vivir
en paz y amor. Que nuestros gobernantes y dirigentes quieran imitar lo que
Jesús nos enseña en el Evangelio. Roguemos
al Señor.
3) Para que a partir de este tiempo de
Adviento pongamos en el centro de nuestras vidas a Cristo. Roguemos
al Señor.
4) Hay mucha gente que tiene dormida
su fe o que viven como si Dios no existiera. Para que la próxima Navidad toque
sus corazones y puedan reencontrarse con el Señor. Roguemos al Señor.
5) Para que nos fortalezcamos en la
oración y el servicio al más necesitado como una manera de prepararnos para la
fiesta cristiana de la Navidad. Roguemos
al Señor
6)
Por nosotros, niños, niñas y jóvenes de nuestra Parroquia, para que tomemos en
serio esto de prepararnos bien para el Nacimiento de Jesús, llevando Su amor a
todos. Por nuestros ancianos y
enfermos, para que vivan el gozo del Dios-con-nosotros. Roguemos al Señor.
7) Por quienes ya no están físicamente
en medio de nosotros, para que gocen del eterno descanso en el Señor. Roguemos al Señor.
OFRENDAS
1) Colirio para los ojos, hisopos para los oídos, vitaminas para el
corazón. Todo esto te ofrecemos, Señor, ya que queremos estar listos para
Ti.
2) Te presentamos en acción de gracias
la Familia de Nazaret, en la que son
enaltecidas y dignificadas todas nuestras familias, por humildes, ricas o
disfuncionales que ellas sean.
3) También te ofrecemos, Señor, el Pan
y el Vino. Convertidos en tu Cuerpo y tu Sangre, nos traerán la fuerza
necesaria para caminar como hijos tuyos, porque Tú no nos olvidas, pues Te importamos
de verdad.
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