XXXIII Domingo Ordinario, Misa Familiar, 17 de noviembre de 2019
MONICIÓN
DE ENTRADA
¡Buenos días a todos y bienvenidos! Hemos
llegado al Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario, el penúltimo del año litúrgico.
Jesús de Nazaret nos habla hoy de tiempos
difíciles. Nosotros sabemos que nuestros tiempos están llenos de tragedias.
Pero, a pesar de ello, hemos de tener la completa fe de que Él estará junto a
nosotros hasta el final, hasta la consumación de los tiempos. Y esa es nuestra
esperanza. Por eso, apreciaremos la belleza de vivir cada día como algo único y
especial, disfrutando de las personas, ayudándolas, dando lo mejor de nosotros,
convirtiéndonos en personas responsables y trabajadoras, que celebran su fe en
comunidad.
PETICIONES
DE PERDÓN
1.- Porque nos resulta cómodo olvidarnos de
nuestros deberes y responsabilidades, de lo que nos corresponde hacer. ¡Señor, ten piedad! (A tu amparo, Señor, nada temo)
2.- Porque el cansancio, el disgusto o el
aburrimiento, son una excusa que nos hace dejar de lado la importante misión de
amar y servir a quienes nos rodean. ¡Cristo, ten piedad! (¡Vivamos
y esforcémonos hoy! ¡Mañana, Dios sabrá!)
3.- Porque nos distraemos de Dios con los
sucesos de cada día, dejándolo al final de nuestra lista de prioridades. ¡Señor, ten piedad! (Soy del Señor, que me protegerá hasta el
final)
MONICIÓN
SOBRE LAS LECTURAS
Cuando pensamos en tantas tragedias que se
viven en cada lugar del mundo corremos el riesgo de pensar que este llega a su
fin y, por lo tanto, nada tiene sentido. El Señor, en cambio, nos anima a estar
conscientes de que habrá un final a todo el dolor del mundo y que cerca de Él,
bajo su amparo, llenos de fe y haciendo lo que nos corresponde, Su luz nos
guiará siempre. ¡Vivamos sin temor, comprometidos con nuestra Salvación!
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1. Por la Iglesia, para que en medio de
las guerras y los distintos conflictos sociales, sepa transmitir que el amor es
más fuerte que el odio y la violencia. Oremos.
2. Por nuestros gobernantes, para que
sepan llevar a cabo su importante labor de gobernar, poniendo siempre a las
personas por encima de los intereses económicos y el poder. Oremos.
3. Por nuestra parroquia, por todos los que
la formamos, para que estemos atentos a las necesidades de los demás, sobre
todo en los tiempos de dura crisis. Oremos.
4. Por las familias de los pueblos que
sufren violencia, separación forzosa o hambre, para que se restablezcan y sean
ejemplo de esfuerzo, trabajo y vida compartida. Oremos.
5. Por los niños y niñas de todo el mundo,
para que la alegría de sus pequeños o grandes esfuerzos y servicios sean luz y
fuerza para quienes comparten con ellos. Oremos.
6. Por quienes ayudan a otros a descubrir a Dios
en sus vidas: los catequistas, compañeros, padres, familiares, docentes y
personas de bien, para que crezca su fe y la esperanza les señale el camino
del Señor, especialmente en los tiempos más difíciles. Oremos.
7. Por todos los que ya se han ido, para
que reciban el premio en que han confiado. Oremos.
OFERTORIO
1. A esta planta
la hemos querido llamar FAMILIA. Te
ofrecemos sus frutos: perdón, paz, fe, esperanza y caridad, servicio, unidad, solidaridad
-y tantos otros que pudieran dar- para decirle a Jesús que utilizaremos todo lo
que somos y pensamos para que nos encuentre preparados y muy bien dispuestos
para hacer el bien y servirlo.
2. Estas
manos escondidas, representen a los miembros
de nuestras familias que viven sin Ti, Señor, y se resisten a ser comunidad de
fe, amor y crecimiento, para que tu Amor les transforme y renueve, para dicha y
paz de todos y gloria tuya.
3. El
pan y el vino, Señor, han de
constituir el manjar del cielo, tu Cuerpo y tu Sangre derramada por la
salvación de todos los hombres. Que nunca nos falten como fuerza en nuestro
caminar. Que, aferrados a ellos, podamos enfrentar cualquier situación, hasta
el fin.
ACCIÓN DE GRACIAS
Te damos gracias, Señor, por ser nuestra
fortaleza en medio de cualquier situación difícil que podamos atravesar, Así
como también por habernos revelado todo lo que nos hacía falta para lograr la
felicidad verdadera y por habernos ocultado lo que nos estorbaría en el camino
a la dicha temporal y el gozo eterno. ¡Gracias, Señor!
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