XXIV Domingo Ordinario, 15 de septiembre de 2019
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanos! Al comenzar este encuentro
fraterno observemos cómo están las puertas de la casa de Dios. ¿Cómo están? Ciertamente,
están abiertas de par en par. Y es, precisamente, así como el Señor tiene sus
brazos hacia nosotros: abiertos, completamente abiertos, para acogernos, ayudarnos y levantarnos.
Nuestro Señor quiere que entendamos una cosa: Dios es nuestro Padre, nos ama y
por eso nos perdona.
Hoy san Lucas nos presentará la auténtica imagen de
Dios Padre: amoroso, tierno, siempre presente, dispuesto a todo con tal de
salvarnos; el que siempre nos perdona porque es fiel y nos ama sin medida.
Todos necesitamos ser perdonados y perdonar gestos,
actitudes y omisiones en nuestro prójimo, así como en nosotros mismos. Pero, ¿seremos
capaces hasta de perdonar nuestros propios errores? Iniciemos esta celebración
cantando y alabando a Dios.
PENITENCIAL
1. Porque
olvidamos interceder por quienes se han equivocado; por el contrario,
detallamos su falta, para quedar bien con el agraviado. ¡Señor, ten piedad!
2. Porque
siempre esperamos el perdón de Dios, pero no siempre estamos dispuestos a
perdonar a quien nos ha causado dolor. ¡Cristo,
ten piedad!
3. Desechamos
y despreciamos a quienes se equivocan como si fueran objetos inútiles, como si
nosotros mismos no nos equivocáramos también. ¡Señor,
ten piedad!
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA. Dios es justo pero
nos ama y no se cansa de darnos nuevas oportunidades. Habiendo salvado a Su pueblo, que lo abandonó
para adorar a un becerro de oro, nos encontraremos en el Libro del Éxodo con
Moisés en cordial conversación con Dios, su amigo, hasta lograr el perdón divino
y una nueva oportunidad para que este siga siendo el pueblo elegido
SALMO.- El salmo 50 -el Miserere- es considerado un himno
penitencial. Sin embargo, termina con la enorme alegría de saber que Dios nos
ha perdonado. Considerado hasta el Concilio Vaticano II como un salmo triste,
hoy nos entrega un mensaje de alegría y de esperanza. ¡Dios nos perdona!
SEGUNDA.- San Pablo, por la misericordia divina, se convierte
de perseguidor de la Iglesia en uno de sus más importantes propagadores. Esta
gran enseñanza de perdón de Dios la escucharemos al comienzo de su Carta a
Timoteo. Con el Apóstol, alabemos y agradezcamos la grandeza y el amor de Dios,
siempre dispuesto a perdonarnos.
EVANGELIO.- Escucharemos un extenso fragmento del Evangelio de
San Lucas. Se trata de tres parábolas en torno a la misericordia de Dios: la
oveja perdida, la moneda perdida y el Hijo Pródigo. Dios Padre, que es todo
bondad, ternura y amor sin límites hacia nosotros, jamás se rinde en buscar a
los pecadores; nunca nos abandona y siempre nos acoge con alegría.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1. Por
la Iglesia. Para que sea una casa de puertas abiertas, entrega y donación
total, signo de reconciliación y de paz dondequiera que se haga presente la Palabra de
nuestra Salvación. Oremos.
2. Por
el Papa Francisco, los obispos y los sacerdotes; para que sepan vivir y
transmitir el Evangelio al ritmo del amor de Dios. Por cada bautizado, para que
se reconozca como emisario del perdón y
del amor de Dios. Oremos.
3. Por
quienes han perdido su fe guiados por publicaciones engañosas que les han
conducido al ateísmo; muy especialmente por los niños cuyos padres no los
acompañan en sus exploraciones en la Web. Oremos.
4. Para
que niños y jóvenes vivan el nuevo curso escolar como una oportunidad para
actuar responsablemente, descubriendo relaciones y datos importantes para
la vida y disfrutando en su superación personal de significativos éxitos académicos
ya desde el comienzo. Oremos.
5. Por
todos los enfermos y por quienes les cuidan; por quienes no viven en
libertad física o espiritual; por las familias con algún miembro herido por la
sociedad. Oremos.
6. Son
los padres quienes deben enseñar los valores de la vida. Para que el perdón
que se entrega y se recibe sea tenido como muestra del amor entre los miembros
de cada grupo familiar, actitud que se practique y comunique a la sociedad
toda. Oremos.
7. Por
la catequesis parroquial que pronto comenzará, para que todos la vivamos
como fortaleza en sus participantes y como reavivamiento en toda la comunidad. Oremos.
8. Por
todos los difuntos que necesitan nuestras oraciones. Oremos.
OFERTORIO
1. En
nuestra pequeñez, Señor, Te ofrecemos el Pan
y el Vino en la seguridad de que Tú
nos los devolverás como Cuerpo y Sangre de tu Hijo.
ACCIÓN DE
GRACIAS
Gracias, Señor, porque eres nuestro Padre
Bueno, porque nos cuidas con esmerada Misericordia y nos enseñas a perdonar
para que seamos misericordiosos como Tú lo eres. Gracias por alertarnos ante el
resentimiento y hacernos sentir nuestra propia conversión. Amén.
Comentarios
Publicar un comentario