XXVI Domingo Ordinario, 28 de septiembre de 2019
ENTRADA Muy buenos días, hermanos y hermanas. ¡Sintámonos bienvenidos a la mesa del Señor! Cada Eucaristía nos anticipa lo que nos espera en el cielo. El Día del Señor pone en el horizonte de nuestra vida de cada semana a Dios. La semana ha tenido 168 horas; el Señor nos pide que compartamos con Él tan solo una de esas horas. Recordemos que es Dios quien nos da el tiempo, la riqueza, la sabiduría y los medios materiales para vivir en la tierra. Reflexionaremos sobre la dura realidad que representan la excesiva riqueza y la pobreza asfixiante, causando desequilibrios ante los abusos de unos pocos al traer hambre y muerte a muchos, porque el abuso de las riquezas y de los medios materiales no es otra cosa que un camino criminal que lleva al sufrimiento a muchos. PENITENCIAL 1. Porque solo buscamos lo que produce gozo y placer personal, mientras olvidamos las necesidades de otros. ¡Señor, ten piedad! 2. Por olvidar cómo debe actuar un cristiano ante las necesidades