XX Domingo Ordinario C, Misa Familiar, 18 de agosto de 2019

MONICIÓN
DE ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanos y hermanas! Seamos nosotros
mismos quienes demos la bienvenida a quienes están cerca de nosotros, como
hermanos que se aman.(…)
Al llegar al XX Domingo Ordinario, confirmaremos que la
verdad tiene peso. Porque no puede haber paz sin justicia, ni justicia sin
verdad. Y cuando nuestros corazones estén encendidos en el fuego del Espíritu,
sí que estaremos dispuestos a todo con tal de agradar a Cristo, Nuestro Señor,
aunque no siempre resulte sencillo andar en la verdad, como lo comprobaremos en
las diferentes lecturas de este día.
Profetas y mártires nos recuerdan que existen dificultades
que deberán afrontar quienes quieran seguir al Señor con corazón sincero.
PENITENCIAL
1. Mentimos por muchas razones, y hasta con naturalidad.
Olvidamos andar en verdad y tener paz. ¡Señor,
ten piedad! (¡No importa! ¡Usted diga lo que le he
dicho!)
2. Somos cristianos para los buenos tiempos; cuando llega
el dolor nos apartamos de Cristo y seguimos cualquier tendencia que nos parezca
útil. ¡Cristo, ten piedad!(¿Cristo
dijo: ayúdate, que Yo te ayudaré?)
3. Nos gusta la teoría cristiana mientras no atente contra
nuestra seguridad, tranquilidad y comodidad. Buscamos la paz gratuita, sin
esfuerzos. ¡Señor, ten piedad!(¿Ser
católico pero a su manera…?)
MONICIÓN
SOBRE LAS LECTURAS
Decir la verdad es causa
frecuente de problemas y hasta de muerte. Sin embargo, testimoniar
y agradecer a Dios, a quien llamamos en nuestras necesidades y por quien
podemos soportar toda dificultad, nos ha de llevar a despojarnos del pecado -haciendo
lo que en justicia corresponde- y fijar la mirada en quien debe ser el modelo
para nuestras vidas, Jesucristo. Se requiere, pues, una fe firme, sobre todo
cuando haya dificultades. Andar en verdad nos ubica, muchas veces, en camino de
cruz. Jesús mismo fue signo de contradicción que nos invita a dejar mucho atrás
para seguir Su camino que nos lleva a la paz que anhelamos.
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1. Oremos por la Iglesia. Que viva la paz producida
por la verdad y el esfuerzo, llevando valientemente la Buena Nueva de la
Salvación. Oremos.
2. Por todos los que son perseguidos por su fe. Por las
familias que no se conforman con ser una más del montón y viven y testimonian
su fe cada día, a pesar de las persecuciones sufridas. Que, perseverantes, sea
fortalecida su fe. Oremos.
3. Por los niños
y jóvenes que se han alejado de la fe. Que pierdan el gusto por frecuentar
páginas de ateos y descubran y transmitan el Mensaje de amor de Jesús. Oremos.
4. Por nuestro país y todos los países del mundo, para
que, buscando justicia, paz y respeto a la dignidad
humana de todos, logren progresar sanamente. Oremos.
5. Oremos por nosotros para que se sensibilicen
nuestros corazones para reconocerte y ayudarte, Señor, en los más necesitados. Oremos.
6. Oremos por todos los difuntos para que disfruten
de la Presencia plena del Resucitado. Oremos.
OFERTORIO
Al presentar el pan y el vino reflexionamos en que,
muchas veces, andamos debilitados y desanimados por los problemas vividos y, entonces,
dejamos de recibir el Pan Celestial porque nos hemos convencido de no ser
dignos de recibirlo. Te entregamos nuestra memoria, recordando que ‘una
Palabra tuya bastará para sanarnos’. ¡Queremos unirnos a Ti, Jesús! ¡Queremos
recibirte! Creemos que estarás presente en el pan y el vino que ahora traemos
hasta el altar. ¡Te necesitamos, Señor!
ACCIÓN
DE GRACIAS
Padre Bueno, que en tu amado Hijo nos anticipas el cielo
prometido y nos ayudas a entregarte a todos con la palabra y la acción, para
que seas amado y conocido, recibe nuestra gratitud por haberte hecho uno de
nosotros, por haber vivido entre nosotros y por hacerte hoy parte de nosotros.
Te damos por dirigir nuestras vidas de manera que ya nunca nos apartemos de Ti.
Amén.
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