Domingo de Pasión, 14 de abril de 2019

MONICIÓN
A LA PROCESIÓN
Hermanos, nos
encontramos reunidos para iniciar la Procesión con la que nos disponemos a
acompañar a Jesús en su entrega plena a la voluntad del Padre. Iremos con el
Maestro. Comencemos, pues, con la Bendición de los Ramos.
ORACIÓN PARA LA BENDICIÓN DE LOS RAMOS
Oremos:
En el inicio
de esta Semana Santa, en la que vamos a ir contemplando los misterios centrales
de nuestra fe cristiana, acudimos a Ti, Señor y Padre nuestro, para que envíes
tu bendición sobre nuestras personas, de modo que permanezcamos siempre unidos
a Jesús, el Señor, y lo manifestemos -de forma concreta- estando cerca de
cuantos necesitan de nuestro compromiso cristiano. Bendice ╬ también
estos Ramos, con los que expresamos el inicio de las celebraciones de estos
días. Por Jesucristo, nuestro Señor. (Se rocían los
ramos con agua bendita)
MONICIÓN AL EVANGELIO
Escucharemos
el relato de san Lucas cuando Jesús entra en Jerusalén en un burrito, símbolo
de paz y humildad, rodeado de los pequeños del mundo; ahora es aclamado como
‘el que viene en Nombre del Señor’, el ‘bendito’. ¿Será que nos atreveremos
también nosotros a aclamarlo, aquí y en este momento? Escuchemos.
EVANGELIO (Lucas
19,28-40)
MONICIÓN A LA PROCESIÓN
Como
decíamos en un principio, el sentido de la Procesión es acompañar a Jesús para ir con Él a la Pasión. Le
acompañaremos en sus momentos de duda, de angustia, de absoluta soledad, de
abandono de quienes compartieron con Él la invitación del Reino y le vieron
obrar milagros. Le acompañaremos hasta cuando su Padre parezca haberlo
abandonado. Al hacerlo, manifestemos nuestra disposición de acercarnos y
acompañar a quienes hoy día están sufriendo. Iniciemos, pues, la Procesión. (Llegados al templo, se continúa con la
Celebración Eucarística. Se elimina el Acto Penitencial)
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy
buenos días para todos ustedes! Hoy es día de júbilo y de alegría en el cual se
percibe, además, el amor que llega al más grande sacrificio: la Cruz. Porque
nuestro Señor Jesucristo es proclamado Rey, dando inicio con la bendición de
los Ramos a la Semana incomparable. Evocaremos la Primera Eucaristía y el
mandato del amor y servicio, así como el sacerdocio de los Apóstoles y sus
sucesores. Viviremos el dolor del juicio amañado y la condenación de Jesús, a
quien podremos acompañar en su Camino de Cruz. Ya muerto, consolaremos a María,
su Madre; pero, también descubriremos el sepulcro vacío y nos gozaremos en su
Resurrección. ¡Es la gran semana!
Agradezcamos
a Dios tan grande amor.
MONICIONES SOBRE LAS
LECTURAS
PRIMERA.- El profeta Isaías,
nos presenta una prefiguración del
Siervo de Yahvé, quien se atreve a vivir el amor en lo grato y en lo
doloroso. Porque escucha y medita la Palabra de Dios, puede ayudar a otros. No
en vano, su sufrimiento será redentor; así como los nuestros, cuando los
ofrendamos a Dios, en cuyo amor confiamos.
SALMO.- Repetiremos la
angustiosa protesta de desahogo de quien, en momentos de profundo sufrimiento,
siente la ausencia de Dios, en quien confía; por eso él ora, permitiéndose,
luego, reconocerse triunfador. Nos recuerda el sufrimiento de Jesús por nuestra
salvación. Acompañémoslo con mucha fe: Él nos acompaña en nuestros sufrimientos
SEGUNDA.- ¿Qué significa
perder o ganar? En su Carta a los Filipenses, San Pablo nos recuerda cómo
Cristo, haciéndose un simple ser humano, despojado de todo, sufrió la más cruel
muerte por nosotros. Pero, al entregarse, el Señor ganó, venció y vivió
plenamente. Ante su insuperable amor, el Padre, lo resucitó y lo glorificó.
EVANGELIO.- De san Lucas escucharemos
el relato completo del más sublime misterio de dolor, amor y perdón, el sacrificio del Hijo en
comunión con el Padre, la Pasión de Jesús; en esta, Jesús recorrió un camino de
dolor, humillación y obediencia al Padre, que terminó con su Muerte en El
Calvario y su Resurrección Salvadora.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1.
Oramos por la Iglesia. Para que, con
humildad, nos presente a todos el Dios de la Vida, sin otro interés que el de
servirlo a Él y a quienes Él ama y llenarnos de esperanza. Roguemos al Señor.
2.
Por el papa Francisco, por los obispos,
sacerdotes, religiosos y diáconos. Por todos los bautizados. Roguemos al Señor.
3.
Para muchas familias la Semana Santa no
es más que un tiempo de necesario descanso. Te suplicamos, Señor, que nos
muevas a todos a entregarte este tiempo con prácticas de piedad y servicio al
prójimo, y que podamos gozar del gran beneficio que esto nos traerá. Roguemos al Señor.
4.
Hay muchas personas que viven en
constante sacrificio debido a su condición de vida, enfermedad o las situaciones
difíciles que atraviesan. Para que puedan fijar su mirada en tu Pasión y
Muerte, pero, más aún, gozarse en tu Resurrección, para que renueven su
esperanza y su alegría. Roguemos al
Señor.
5.
Muchas personas poderosas te odian, Señor, y tratan de destruirte martirizando
y asesinando a quienes te aman y siguen con corazón sincero. Oramos por los miles de cristianos que
sufren y mueren sólo por serlo. Que la Luz del Resucitado mantenga clara su
mirada en Ti, Señor, para que perseveren hasta el final y reciban el premio de
la resurrección. Roguemos al Señor.
6.
Por quienes se alejan de tu fe por medio
de prácticas idolátricas, para que reconozcan que Tú eres el único que nos
da vida verdadera y que eres quien está dispuesto a todo por nuestra felicidad y Salvación. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
(Un
matrimonio se acerca hasta el altar el CÁLIZ y las VINAJERAS, pero se colocan a
cada lado del sacerdote; se escucha la monición del Ofertorio)
Tú
prometiste, Señor, que estarías siempre con nosotros, hasta el final de los
tiempos. Cada día te vuelves a ofrecer a Dios Padre, de manera incruenta, por
amor a nosotros sobre cada altar de la Tierra. Sólo podemos colaborar contigo
en presentarte las especies de PAN y
VINO, lo que nos compromete a dos cosas: a orar para que siempre haya SACERDOTES que consagren tu Cuerpo y tu
Sangre y nos guíen hacia Ti e, igualmente, a llevar tu Palabra y tu
auxilio a quienes lo necesitan. ¡Gracias, Señor, por amarnos de esta
manera! (Ahora
entregan la Ofrenda y se retiran)
ORACIÓN FINAL
Señor,
Dios nuestro, Te agradecemos por hacernos sensibles a tu entrega y sufrimiento
en la Cruz por amor a nosotros. Haz que, por tu sacrificio, nuestra fe sea
renovada y nuestras actitudes te hagan presente dondequiera que nos
encontremos. Amén.
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