XXII Domingo Ordinario, Misa Familiar, 2 de septiembre de 2018


MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanos! Les damos la más cordial bienvenida a la Eucaristía del XXII Domingo del Tiempo Ordinario.
Hoy la pregunta sería si hay fórmulas para encontrarse con Dios, para amarlo. Descubramos que, aunque todo puede hablarnos de Dios, no todo lo que hacemos nos lleva a Él, a Su amor. Para eso, debemos amar a Dios con corazón sincero, con autenticidad; y la mejor manera es dejarnos guiar por las Leyes de Amor que son Sus Mandamientos, el mejor camino para llegar a Él.

PENITENCIAL
1. Consideramos poco valiosos y pasados de moda los mandamientos de la Ley de Dios y creemos que no tenemos por qué cumplirlos. ¡Señor, ten piedad!
2. Valoramos lo que indican las personas para ser felices, pero despreciamos lo que nos propone Dios para lograrlo. ¡Cristo, ten piedad!
3. Decimos ser muy cristianos porque tenemos un altar en nuestra casa, pero olvidamos vivir el Mandamiento del amor. ¡Señor, ten piedad!

MONICIÓN SOBRE LAS LECTURAS
Porque nos ama y nosotros hemos de amar y respetar al prójimo nos han sido dados los Mandamientos. Experimentarlos, vivirlos, nos guiará a la gloria de Dios, la felicidad y la salvación propia y de todos. Sin añadidos de tradiciones recibidas, cumplir la Ley de Dios ha de llevarnos a ser felices.

ORACIÓN DE LOS FIELES
1. La Iglesia necesita de nuestras oraciones, que recordemos que desde el Papa hasta el que acaba de ser bautizado la formamos, que debemos vivir nuestra fe coherentemente, así como nosotros esperamos actitudes y decisiones según el Espíritu. Roguemos al Señor.
2. También debemos orar por los sacerdotes, ya que vivir y anunciar el Reino de Jesús es labor difícil, que requiere del esfuerzo de muchos. ¡Que el Señor los haga santos! Roguemos al Señor.
3. Recordemos que hay muchos que han visto debilitarse su fe, bien sea por diversas dificultades y problemas o por la falta de interés y cuidado de la fe. Encomendemos a los que dicen no creer en Dios. Roguemos al Señor.
4. También hay muchos que deforman su fe en Cristo Jesús y lo que Él nos enseñó con doctrinas orientales –como el yoga- que se les ofrecen como muy buenas estrategias para sanar enfermedades y ‘tener paz’. Roguemos al Señor.
5. Entregamos a mucha gente que, sabiendo que todos somos Iglesia y que podemos interceder unos por otros, nos han pedido que oremos por ellos y sus situaciones. Roguemos al Señor.
6. Queremos orar por quienes muy pronto reiniciarán su proceso formativo en la fe, los catequizandos. Los encomendamos al Señor, así como a sus catequistas y familiares. Roguemos al Señor.
7. Oramos por los enfermos, por quienes les tratan y quienes les cuidan, por los recursos para su atención. Roguemos al Señor.
8. Recordemos a quienes duermen el descanso eterno, para que el Señor vea sus buenas obras y lo mucho que amaron, así como la fe de Su Iglesia. Roguemos al Señor.

OFERTORIO
La Misericordia de nuestro Dios se manifiesta de muchas maneras, pero la más poderosa es la Eucaristía, misterio del amor de Dios. Entregamos el pan y el vino en actitud agradecida por Tu Presencia Eucarística, porque en ella permaneces con nosotros, Señor.

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