XIX Domingo Ordinario, Misa Familiar 12 de agosto de 2018
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días,
hermanos! Sean bienvenidos a nuestro encuentro de hijos y hermanos con nuestro
único y verdadero Salvador, Jesucristo.
Verificaremos que la
persona que se une a Cristo Eucaristía es débil, necesitada del amor y la
fortaleza de Dios; mientras que Aquél a quien se une es Dios todopoderoso, misericordia
y vida plena. Por esta razón nuestra acción de gracias es poderosa.
Por eso, cuando sintamos
que el desconcierto, la debilidad o la impotencia se han apoderado de nuestra
existencia, demos el paso de confianza a la vida sacramental para experimentar el
amor sanador y fortalecedor que Jesús nos ofrece.
PENITENCIAL
1. Porque no siempre
buscamos alimentarnos de Ti en nuestros momentos de debilidad. ¡Señor, ten piedad!
2. Por no dar
testimonio de Dios en nuestro comportamiento de cada día. ¡Cristo, ten piedad!
3. Porque preferimos
criticar a otros en lugar de revisar si somos nosotros quienes no estamos
actuando como auténticos hijos de Dios. ¡Señor,
ten piedad!
MONICIÓN SOBRE LAS LECTURAS
El Señor constantemente
atiende nuestras necesidades y súplicas, aunque espere determinados gestos de
nuestra parte para poder actuar. Se hará presente para cambiar lo que nos
perjudica. Debemos simplemente confiar en su poder y su misericordia para con
nosotros, recordar que Él nos fortalece y anima a seguir siempre adelante. Por
todo lo cual hemos de darle gracias sin cesar.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1. Pidamos al Señor la abundancia de su gracia sobre cada bautizado. Pidamos por el Papa Francisco y por
cada obispo, sacerdote, religioso o religiosa y por quienes animan en sus
comunidades parroquiales, para que busquen servir con amor en lugar de servirse
del amor. Roguemos al Señor.
2. Pidamos por los gobernantes, responsables del bienestar o el perjuicio
de las naciones. Que se hagan conscientes que siempre es posible hacerlo mejor
y lo intenten. Roguemos al Señor.
3. Oremos por todos los sacerdotes que han estado presentes en nuestras
vidas. Que la Luz de Cristo ilumine sus ministerios. Encomendamos especialmente
a los sacerdotes y religiosos
perseguidos. Roguemos al Señor.
4. Por quienes viven grandes necesidades materiales; por quienes pueden
socorrerlos, para que lo hagan. Roguemos
al Señor.
5. Por los padres de familia, para que recuerden sus obligaciones como
Iglesia doméstica que son y se esmeren en cultivar esos grandes tesoros que son
sus hijos. Roguemos al Señor.
6. Por quienes han llegado al final de sus vidas, para que sean saciados de
esa Vida en la cual creyeron y esperaron. Roguemos
al Señor.
7. Por nosotros, que podemos acercarnos en adoración, admiración, amor
profundo y gratitud a Ti, Señor, nuestro alimento para la vida eterna, ¡para
que Te busquemos! Roguemos al Señor.
OFERTORIO
Señor, las situaciones
de nuestra vida nos han abatido; casi ni fuerzas tenemos para seguir adelante;
sabemos que en estas especies del pan y
del vino Tú te harás presente sobre el altar. Pero, muchas veces, lo
tenemos como una teoría aprendida y nada más. Hoy queremos ofrendarnos a nosotros mismos por medio de ellas,
para que Te manifiestes a nuestra fe y nos ayudes a unirnos más tarde a Ti
–eucarística o espiritualmente- con conciencia, y abrir las puertas de nuestros
corazones a tu amor sanador y transformador, Jesús. ¡Gracias, porque siempre
nos escuchas!
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