IV Domingo del Tiempo Ordinario, 31 de enero de 2016
MONICIÓN
DE ENTRADA
¡Muy buenos días nos dé el Señor! Sintámonos
bienvenidos a esta Eucaristía del IV Domingo del Tiempo Ordinario, último día
del mes de enero.
El Evangelio de Cristo es una
experiencia, más que una palabra. Es asumir con valor una forma de vida que
debe producir frutos de justicia y de paz. Sin embargo, ante él muchos se
asustan porque temen perder espacios y libertades que, sin ser tal cosa realmente,
les mantienen esclavos de mentiras o verdades parciales, prerrogativas o leyes que
jamás les darán la felicidad.
Porque seguir a Jesús es aceptar a los
demás –con lo bueno o malo que tengan-, abrir espacios de entendimiento –aunque
nos resulte difícil-, valorar la muy
buena creación que Dios ha hecho de todos nosotros; en fin, es descubrirlo
en cada persona. Llevar su Evangelio es ser signo del amor de Dios.
PENITENCIAL
1) Nos guiamos por patrones sociales
más que por nuestra sensibilidad y capacidades. Vivimos en tristeza por no
cumplir la voluntad de Dios en nuestras vidas. ¡Señor, ten piedad! (Se oye: Mi mamá dice que tengo que ser doctor/a para que sea alguien y tenga
dinero)
2) Buscamos fama y poder pero nos
olvidamos de amar. Regalamos muchas cosas, pero no por amor. Nos esforzamos
poco en que otros sientan nuestro amor. ¡Cristo,
ten piedad! (Se oye: Dile que es linda y te hará las tareas)
3) Nos resulta cómodo el Dios que nos
enseñaron como teoría; sin embargo, nos da miedo encontrarnos con ese Dios
vivo, que nos busca siempre. ¡Señor, ten
piedad! (Se oye: Yo soy muy cristiano; tengo mi altarcito y rezo mi padrenuestro.)
MONICIONES SOBRE LAS
LECTURAS
PRIMERA: La vida es consecuencia
del amor de Dios a cada persona, a la cual consagra para una determinada
misión. Jeremías expresa de qué manera Dios lo llamó a ser profeta. No ha de
temer, pues el Señor mismo lo acompañará y será su fortaleza. Tampoco nosotros
debemos temer a cumplir nuestro llamamiento. Dios nos acompañará y socorrerá.
SALMO: Dios siempre
está con nosotros. Su actuar dependerá de nuestra confianza en Él. A través del
salmo 70 alguien que ha vivido largos años expresa que jamás ha sido defraudado
al poner toda su seguridad en Dios. ¡Dispongámonos a confiar en el Señor!
SEGUNDA: El amor
genera vida. San Pablo, en la primera Carta a los Corintios, nos anima a
practicar ese amor que debe estar por encima de cualquier don de Dios, por
preciado que este parezca. ¡Bueno si eres profeta, mejor si sabes amar!
EVANGELIO: Nos encanta
colocar etiquetas sobre las personas ‘porque las conocemos muy bien’. Lo
hacemos sobre quienes están cerca de nosotros. Los paisanos de Jesús no
quisieron aceptar que el hijo del
carpintero pudiera ser el enviado de Dios. Rechazaron al ungido de Dios porque creían conocerlo. Conviene,
entonces, recordar que Jesús vino para salvarnos a todos, no a unos pocos.
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1.- Por la Iglesia, para que cada
bautizado descubra la vocación a la que ha sido llamado y pueda, así, hacer el
aporte que le corresponde. Roguemos al
Señor.
2.- Oremos especialmente por el papa
Francisco, por sus intenciones pastorales y sus necesidades para la corrección,
dirección y enriquecimiento espiritual suyos y de la Iglesia que le ha sido
encomendada. Roguemos al Señor.
3.- Por los gobernantes de todos los
países y regiones. Que aprendan a sentir como sus ciudadanos y consoliden el
servicio, la justicia y la solidaridad como sus herramientas fundamentales. Roguemos al Señor.
4.- Oremos muy especialmente por quienes forman a
niños y jóvenes, los padres, representantes y docentes, para que eviten caer en
la tentación de etiquetarlos, dificultándoles su evolución y desarrollo pleno. Roguemos al Señor.
5.- Por quienes ya viven con una
etiqueta para que tengan valor de pedir al ‘hijo del carpintero’ que les ayude
a desprenderse de esos calificativos. Roguemos
al Señor.
6.- Por nosotros y por los que amamos,
por quienes nos han pedido orar por sus situaciones y necesidades; por quienes
no saben orar o no creen en el poder de nuestra intercesión ante Dios. Roguemos al Señor.
7.- Nos cuesta aceptar a quienes son
diferentes. Oremos para que todos descubramos aquello en que somos iguales y enriquezcamos
nuestros grupos y experiencias con las diferencias personales. Roguemos al Señor.
8.- Oremos por todos los difuntos,
para que alcancen prontamente la dicha que nos ha sido prometida. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
1) Hemos decidido, Señor, hacer silencio para poder escucharte cada vez
que nos llames, hacer pausa para que
Tú puedas entrar a acompasar el ritmo de nuestras vidas. (4 niños/as arman 2 rompecabezas: silencio /
escuchar a Dios, pausa/ vivir al ritmo de Jesús)
2) Te presentamos un corazón, Señor, que representa el de cada uno de nosotros. Se
entiende que en él reside el amor. Te entregamos nuestro amor más puro, el cual
trataremos de expresar en gestos de servicio a quienes nos rodean. Ayúdanos a
llevar tu Misericordia a los demás.
3) Ahora queremos entregarte el pan y el vino, las ofrendas
auténticas de esta Celebración, por cuanto Tú mismo te entregarás nuevamente a
Dios Padre por nosotros y te nos ofrecerás como el Alimento que nos restaura y
fortalece. ¡Gracias, Señor!
ORACIÓN FINAL
Se nos ha hablado siempre del Señor
Jesús; Padre amado, haz que nuestros corazones no se contenten con conocerlo de
oídas sino que queramos vivir encuentros personales con tu Hijo para llevar tu
Misericordia a todas las personas. Amén.
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