XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario 15 de noviembre de 2015
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días para todos los hermanos y
hermanas presentes! Entendemos que nuestros corazones rebozan de esperanza en
el Señor por cuanto hemos aceptado su invitación al Banquete que Él mismo nos
prepara, la Eucaristía. Y es esta la mejor manera de vivir estos tiempos, tan
cargados de dificultades pero tan ricos en posibilidades de encontrarnos con el
amor de Dios, de amarle y amar a todos.
En dos semanas estaremos iniciando un nuevo
año litúrgico. La próxima semana festejaremos que Cristo es Rey del universo,
con lo cual culminará el presente año litúrgico.
La invitación de este XXXIII Domingo
Ordinario es a vivir llenos de fe y esperanza pero en la seguridad de que
estamos de paso, que el cielo será nuestro hogar definitivo. Mientras tanto, hemos
de esforzarnos por vivir al estilo de Jesús y vigilantes, ‘porque nadie conoce
el día ni la hora, solo el Padre que está en los cielos’.
¿Tristeza?, ¿miedo?, ¿preocupación?... ¡No!
¡Confianza en el Señor!
PENITENCIAL
1.
Aunque amemos a Dios, nos aterramos ante situaciones nuevas o sorprendentes en
nuestras vidas y llegamos a desconfiar de su Misericordia. ¡Señor, ten piedad! (Niño/a con cartel: “¿Podrá
Dios hacer algo?”)
2. Perdemos la esperanza fácilmente; esperamos a
un dios inmediato que nos obedezca. Olvidamos que Dios ve nuestros corazones. ¡Cristo, ten piedad! (Niño/a con cartel: “Si existes, hazme este milagro”)
3.
Valoramos poco nuestra palabra y la de los demás. Por eso tomamos poco en serio
la Palabra de Dios. ¡Señor, ten piedad! (Niño/a con cartel: “Dios
dijo ‘ayúdate que yo te ayudaré’”)
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- La primera lectura
ha sido tomada del Libro de Daniel y corresponde al género apocalíptico. No
obstante, expresa claramente que debemos vivir llenos de esperanza ya que Dios
siempre está pendiente de sus pequeños; y que si nos tocara vivir hechos extraordinarios
al final de los tiempos, el auxilio divino jamás nos faltaría.
SALMO.- El salmo 15 nos
presenta al auténtico adorador de Dios, aquel que está dispuesto a seguir su Camino
y glorificarle para alcanzar la verdadera felicidad. Por supuesto, que permanecerá
inamovible en la presencia del Señor, pues confía plenamente en su protección.
SEGUNDA.- La segunda
lectura, de la Carta a los Hebreos, pone de manifiesto la importancia del
sacrificio ofrecido por Jesucristo a favor nuestro, de cada persona, pues no
solo nos ha liberado del pecado sino que ha abierto las puertas del cielo para
todos. Su acción de Sumo y Eterno Sacerdote, impregnada de auténtico amor, nos
invita a buscar la felicidad verdadera en medio de todo dolor, pues este
pasará.
EVANGELIO.- El Evangelio de
este día es de san Marcos. Si bien es importante que Jesús anuncie su cercana
muerte y profetice sobre la destrucción de Jerusalén y refiera la certeza del
fin del mundo –cuya fecha y hora solo el Padre conoce-, hemos de recordar que
las palabras de Jesús siempre –siempre- se van a cumplir. ¡Hay razones para
tener esperanza!
ORACIÓN DE LOS FIELES
1.-
Oremos al Señor por la Iglesia, por todos sus ministros, por quienes se saben
Iglesia, por los que han escuchado su mensaje evangélico. Que sepa mantener
viva la esperanza en esa vida nueva que Cristo prometió. Que ayude a hacer
realidad la paz y el amor de Cristo. Roguemos
al Señor.
2.-
Oremos por nuestra Iglesia local, por cada rostro que la representa.
Encomendemos especialmente a nuestros obispos y sacerdotes, pues ellos tienen
la gracia de hacer presente a Jesús Eucaristía en medio de nosotros. Roguemos al Señor.
3.-
Oremos por nuestro país y por todas las naciones, por sus gobernantes, por todos
sus ciudadanos. Que unos y otros seamos generosos, nos unamos en favor de los
más necesitados y logremos vivir en justicia y progreso. Roguemos al Señor.
4.-
Recordemos que muchas personas están enfermas y que necesitan medicinas que no
siempre se consiguen o son costosas. Pidamos al Señor que su amor providente
subsane estas necesidades y nos mueva a solidaridad y desprendimiento. Roguemos al Señor.
5.-
Oración permanente por nuestras familias. Que la división y el dolor que las
afecta dé lugar a la unidad e integración, al respeto y la colaboración; que
nuestras familias se conviertan en lugares de formación constante y de refugio
ante el dolor. Roguemos al Señor.
6.-
Encomendamos a nuestros familiares enfermos en su mente. Por el personal que
les atiende. Por quienes se ven afectados por sus conductas descontroladas y
palabras hirientes. Roguemos al Señor.
7.-
Entre nosotros siempre encontramos personas, más o menos cercanas, que han
decidido apartar a Dios de sus vidas. Que sientan el vacío del mundo y se
encuentren con la alegría y la esperanza de quienes te buscan, Señor, y se
dispongan a descubrirte. Roguemos al
Señor.
8.-
Oramos por los difuntos. Suplicamos que nuestras oraciones y sacrificios personales
en favor del amor y la paz familiares logren para ellos la liberación de sus
dolores y el gozo de una eternidad en Dios. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
1. Sabemos que cerca de nosotros -y más allá-
hay dolores incontables. Que muchas personas viven sin dejar atrás los profundos sufrimientos que la
libertad mal utilizada y el egoísmo de otros les ha causado. Hoy queremos
entregártelos. Los representamos en esta familia recortada pero maltrecha. (Familia
portando una familia recortada sobre papel usado)
2.
Sabemos, también, que hay muchas personas que buscan sanar sus heridas en el
amor de Dios. Al agradecer tu sanación a
tantos dolores, Señor, te presentamos una hermosa familia recortada. (Familia portando una
familia recortada sobre papel nuevo)
3.
La familia ha de ser la primera formadora de sus hijos. En ella hemos de
aprender que Tú, Señor, te haces presente en el pan y el vino por la acción sacerdotal. Es por ello que estas
son las ofrendas verdaderas, que se han de convertir en el Cuerpo y la Sangre
de Cristo.
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