Domingo de Ramos, 5 de abril de 2020



MONICIÓN DE ENTRADA
¡Deseamos para todos un día lleno de bendiciones!
Damos inicio a la Semana Mayor e intentamos dejar atrás toda preocupación, para unirnos en procesión simbólica y sentir el gozo de aquellos hombres y mujeres que en las cercanías de los muros de Jerusalén cantaban y vitoreaban: ¡Hosanna al Hijo de David! Esta Celebración nos convoca a que alcemos nuestras ramas de esperanza, de fe, de caridad, y las ofrezcamos a Aquel que quiere entrar con sus bendiciones restaurando y restableciendo nuestras vidas y las de toda la comunidad.
Y hemos de llenarnos de alegría porque el mismo que nos ha llamado a la existencia hoy pasa por nuestras historias personales y familiares. Alegrémonos por el triunfo de la vida sobre la muerte. No lo olvidemos, el Señor morirá, pero resucitará. ¿Se puede pedir algo más grande a Dios?

ACTO PENITENCIAL
1. No he creído que Tú, oh Dios, nos acompañas en la vida ni Te he dejado actuar en mi mundo!  ¡Señor, ten piedad!
2. Jesús Eucaristía, Dios vivo y verdadero, hoy sí que necesito acercarme a Ti y adorarte.  ¡Cristo, ten piedad!
3. Ya había olvidado lo que implicaba sacrificarme por el bienestar de familiares o vecinos. ¡Señor, ten piedad!

MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- Comenzaremos escuchando el tercer cántico del Siervo del Señor del profeta Isaías, donde pareciera describirse a la perfección la humillación y el sufrimiento que habría de soportar Jesús antes de su Muerte y gloriosa Resurrección. Jesús permanece fiel porque confía plenamente en Dios, quien lo ha de rescatar,
SALMO.- Dolor, paz profunda y plena esperanza se hacen presentes en el Salmo 21, donde el salmista plasma proféticamente el sufrimiento que Jesús habría de soportar por nuestra Salvación. Sea palpable Su imagen en momentos de profundo dolor.
SEGUNDA.- Desde la Carta de san Pablo a los Filipenses se nos presenta la humildad como el camino para lograr el éxito. Jesús, Dios verdadero, se humilló al extremo y recibió de su Padre el Nombre-sobre-todo-nombre. Vivamos esta virtud.
EVANGELIO.- Acabamos de revivir la alegría de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. No obstante, escucharemos la narración que san Mateo hace del sufrimiento vivido por Él al entregase por nosotros para lograr nuestra Salvación –que ni fue teatro ni fue apariencia mística- en el mayor acto de amor para con cada ser humano al vencer la muerte para darnos Su Vida. 

ORACIÓN DE LOS FIELES
1. La Iglesia, el papa Francisco y cada bautizado, han de ser líderes auténticos que anuncien con claridad y caridad el mensaje de Jesús a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. Oremos.
2. Sentimos que todo necesita cambiar. Oremos para que vivamos una Semana Santa transformadora. Oremos.
3. Malas gestiones de gobierno y la aplicación de leyes injustas afectan a numerosas familias. Para que los gobernantes, ante el dolor de sus pueblos, establezcan cambios a favor de la superación y el desarrollo humano y material. Oremos.
4. Oremos por las personas cuyo espíritu está dormido, para que descubran lo que es vivir en Cristo, a pesar de las cruces de cada día. Oremos.
5. Ahora que todo parece haber cesado, hasta la catequesis, muchos niños y sus familias olvidan acercarse a Dios. Aunque no podemos vivir la fe en comunidad humana, haz, Señor, que saquemos el tiempo para compartir como Iglesia que ora y visita a Jesús desde el corazón de cada familia. Oremos.
6. Muchos amigos y vecinos están muy enfermos o en trance de muerte. Para que el temor y el dolor sean vencidos por la esperanza y la confianza en ese Dios que nos recibe y nos sostiene. Oremos.
7. Por quienes sufren las consecuencias de los cambios que se están sucediendo, los que han perdido su trabajo o tienen un familiar enfermo. Por quienes han perdido un ser querido. Para que se restablezcan y puedan descubrir lo positivo que este dolor ha dejado al mundo. Oremos.

OFERTORIO
Hoy hemos aclamado a Jesús como un Rey al estilo humano. Ahora, Señor, todos nos ponemos de pie, mientras se entregan el pan y el vino -levantadas y sacudidas nuestras palmas- porque creemos que Tú eres el Rey Divino, de quien sabemos se nos entregará como Alimento bajo estas especies para darnos un anticipo del banquete celestial. Así ha ocurrido desde aquel primer Jueves Santo

ACCIÓN DE GRACIAS
Padre Bueno, que nos has dado la Salvación por medio del sacrificio de tu amado Hijo, Jesucristo, haz que abracemos la cruz de cada día para llegar al Paraíso prometido. Amén.

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