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Mostrando las entradas de agosto, 2015

XXIII Domingo del Tiempo Ordinario 6 de septiembre de 2015

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MONICIÓN DE ENTRADA ¡Hermanos! Reciban la más cordial bienvenida a nuestra acción de gracias a Dios, quien nos da todo lo que necesitamos para ser felices. Hemos de preguntarnos qué tanto caso hacemos a lo que el Señor nos pide que hagamos. ¿Será que somos capaces de tratar a todas las personas con la misma amabilidad y respeto? ¡Podríamos probarlo, saludando a quienes están junto a nosotros en esta Eucaristía, dándole un cálido saludo de hermanos en Cristo, presentándolos al Señor como iguales que somos! Comprobaremos que el Señor quiere llenarnos de esperanza, que todo lo ha hecho para todos –Él no hace diferencias sociales, culturales o económicas-, que nos ama con locura de Cruz a todos por igual, y que espera que nosotros hagamos lo mismo. Él nos da la sanación que requerimos. Él quiere que nos sintamos hermanos. Él quiere que tengamos paz dondequiera que nos encontremos. Colaboremos con el Señor para que muchos experimenten desde ya el Reino de Dios.   ¡Participemos c

XXII Domingo del Tiempo Ordinario 30 de agosto de 2015

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MONICIÓN DE ENTRADA ¡Muy buenos días, hermanos y hermanas! Les damos la más cordial bienvenida a la Eucaristía del XXII Domingo del Tiempo Ordinario, última del mes de agosto. Queda ya poco de vacaciones para nuestros muchachos. Pidamos al Señor que sea tiempo productivo para encontrarnos con Él dondequiera que nos encontremos. La pregunta sería si hay fórmulas para encontrarse con Dios, para amarlo. Las lecturas de hoy serán reveladoras al respecto. Porque, aunque todo puede hablarnos de Dios, no todo lo que hacemos nos lleva a Él, a Su amor. Para eso, debemos amar a Dios con corazón sincero, con autenticidad; y la mejor manera es dejarnos guiar por las Leyes de Amor que son Sus Mandamientos, el mejor camino para llegar a Él. Llenos de alegría por encontrarnos en la fiesta del Señor, dejemos que la Mesa de la Palabra y la Mesa de la Eucaristía nos preparen para vivir otra semana más pero          -¡claro está!- al estilo de Jesús. PENITENCIAL 1. Consideramos poco va

Domingo XXI del Tiempo Ordinario 23 de agosto de 2015

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MONICIÓN DE ENTRADA          Queremos darles la más cordial bienvenida al inicio de esta, nuestra Eucaristía, correspondiente al Domingo XXI del Tiempo Ordinario, amigos, hermanos. Conviene que nos dispongamos a responder una pregunta: ¿Pensamos dejar a Jesús? Porque, muchas veces, no dejamos que nuestro círculo de amigos o compañeros conozca nuestra condición de ‘cristianos católicos’ y participamos en cualquier chat, tratando a la ligera cualquier tema delicado, usando argumentos contra Dios y contra la Iglesia. Ahora, cuando vamos a vivir nuevamente el sacrificio de Amor que Cristo ofreció a su Padre –y que ofrece en cada Eucaristía-, trayéndonos la alegría de la salvación, hemos de estar dispuestos a ser valientes   y mostrar, sin pena, en quién creemos, no importa qué perdamos por hacerlo. Alegres y agradecidos por la Misericordia de Dios, vivamos este encuentro con el Señor, Su Palabra, Su tierno amor vivificador. PENITENCIAL 1. Nos importa mucho lo que puedan

EUCARISTÍA DE LA ASUNCIÓN DE MARÍA 15 de agosto de 2015

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MONICIÓN DE ENTRADA ¡Noche de bendiciones para todas y todos, hermanos! Los recibimos con gran gozo y enorme alegría, en este inicio de la Eucaristía. Hoy celebramos una gran fiesta digna de   entusiasmo. Es la Asunción de la Virgen María a los Cielos o, lo que los ortodoxos llaman -poéticamente- la Dormición de María . Nosotros creemos que la Madre de Jesús y Madre nuestra está en los cielos en cuerpo y alma por decisión de su Hijo Jesús, Nuestro Señor. El amor y la fe nos muestran esa bella realidad. Mensaje de esperanza es el que nos hace pensar en la dicha de alcanzar el Cielo, la gloria de Dios, y en la alegría de tener una Madre tan excelente, que ha alcanzado la meta a la que nosotros caminamos. Como obra maravillosa de Dios, María fue concebida sin pecado original, el cuerpo de María estuvo siempre libre de pecado. Totalmente pura, su alma nunca se corrompió, su cuerpo nunca fue manchado por el pecado, fue siempre un templo santo e inmaculado. Cristo derramó innumera