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Mostrando las entradas de enero, 2016

IV Domingo del Tiempo Ordinario, 31 de enero de 2016

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MONICIÓN DE ENTRADA   ¡Muy buenos días nos dé el Señor! Sintámonos bienvenidos a esta Eucaristía del IV Domingo del Tiempo Ordinario, último día del mes de enero. El Evangelio de Cristo es una experiencia, más que una palabra. Es asumir con valor una forma de vida que debe producir frutos de justicia y de paz. Sin embargo, ante él muchos se asustan porque temen perder espacios y libertades que, sin ser tal cosa realmente, les mantienen esclavos de mentiras o verdades parciales, prerrogativas o leyes que jamás les darán la felicidad. Porque seguir a Jesús es aceptar a los demás –con lo bueno o malo que tengan-, abrir espacios de entendimiento –aunque nos resulte difícil-, valorar la muy buena creación que Dios ha hecho de todos nosotros; en fin, es descubrirlo en cada persona. Llevar su Evangelio es ser signo del amor de Dios. PENITENCIAL 1) Nos guiamos por patrones sociales más que por nuestra sensibilidad y capacidades. Vivimos en tristeza por no cumplir la volu

III Domingo del Tiempo Ordinario, 24 de enero de 2016

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  MONICIÓN DE ENTRADA ¡Muy buenos días tengan todas y todos! Reciban nuestra más cordial bienvenida a la celebración del día consagrado al Señor, el Domingo, cuando escucharemos a Dios, nos encontraremos con Jesús y su Santo Espíritu nos restablecerá y animará; así como María, la Madre, estará entre nosotros, intercediendo por sus pequeños.          Por supuesto, esta Eucaristía debe hacernos vivir mejor nuestra fe. Para ello hemos de esperar y recibir la Palabra que Dios nos ha de dar, con corazón humilde, sabiendo de nuestra condición de debilidad y de nuestra necesidad de la Misericordia de Dios. Y, guiados por su Palabra, el Señor nos irá modelando para que podamos actuar según la necesidad del Cuerpo de Cristo, que es su Iglesia, y llevar –con el ejemplo- la Palabra recibida a todos los ambientes de nuestras vidas como evangelizadores de la Misericordia de Dios. ACTO PENITENCIAL 1. Porque no buscamos leer tu Palabra, Señor, ni le prestamos atención cuando se la