VI Domingo Ordinario, 16 de febrero de 2020
MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy
buenos días, hermanos y hermanas! Reciban nuestra más cordial bienvenida a esta
Eucaristía del Sexto Domingo Ordinario. El Reino de Jesús nos trae
la felicidad; para experimentarlo debemos recordar que hemos de ser sal y Luz.
Siendo libres para conducir nuestra existencia, la manera perfecta de lograr
alcanzar esa dicha es cumpliendo la Ley de Dios. Y conviene que recordemos
algo: el pleno cumplimiento de la Ley se da en el amor a los demás. Para ello
viene el Espíritu en nuestro auxilio.
PENITENCIAL
1.-
Porque hemos decidido que nuestras vidas las guíen muchas leyes diferentes a la
Ley de Dios, a la Ley del amor. ¡Señor,
ten piedad!
2.-
Porque creemos más en lo que dice el mundo que en lo que dice Dios, dejándonos
engañar. ¡Cristo, ten piedad!
3.-
Somos demasiado prácticos; por eso no hacemos algo que supere unas normas
estrictas o implique nuestro corazón en el servicio. ¡Señor, ten piedad!
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- Comenzaremos
leyendo el Libro del Eclesiástico. Vida y muerte son consecuencia de nuestras
decisiones. Dios nos invita a cumplir sus Mandamientos, para que seamos felices
e iluminemos y ayudemos a otros con nuestra propia vida.
SALMO.- Es
alfabético el Salmo 118 que, además, es el
más extenso del salterio. El salmista, lleno de profundo amor, obediencia y
confianza, alaba a Dios, quien le ha dado tan perfecta Ley. Por eso decide hacer
lo que importa: amar sin medida.
SEGUNDA.-
Tomada de la Primera Carta de san Pablo a los Corintios, la segunda lectura se
refiere a la sabiduría humana y a la divina. Mientras aquella puede resultar engañosa,
esta nos conduce desde el Espíritu de Dios a la verdad y a la felicidad.
EVANGELIO.-
Escucharemos la proclamación del Evangelio según san Mateo donde Jesús confirma
la Ley de Moisés pero ajustándola al mandamiento más importante: el amor. Y es
esto lo que más nos cuesta entender: la Voluntad de Dios va mucho más allá de
normas, pues lo fundamental es el amor y el bien de las personas.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1.-
La Iglesia ha de mantener la vigencia de los Mandamientos y redimensionarlos
en el amor. Para que la Iglesia ayude a todos a vivir esta Ley Viva del
Amor. Oremos.
2.-
Dios nos ha creado libres para tomar nuestras propias decisiones. Para
que dejemos que el Espíritu Santo ilumine nuestras decisiones y nos ayude a cumplir
la divina voluntad. Oremos.
3.
– Oremos por quienes dirigen el mundo. Para que sus grandes decisiones lleven
paz a los pueblos, así como crecimiento armonioso. Oremos.
4.-
Oremos por cada uno de los aquí presentes. Para que desarrollemos
nuestras vidas en el esfuerzo por ser fieles a Dios, sembrando nuestro agitado
mundo de Su Palabra y amando a Su estilo. Oremos.
5.
¡Señor, hay tantas y tantos jóvenes buenos en nuestra comunidad! Te pedimos
que llames con mayor fuerza a quienes Tú quieres elegir para servirte de manera
más radical, de modo que abracen la vida misionera o sacerdotal. ¡Danos santas
vocaciones religiosas, misioneras y laicales comprometidas! ¡Danos hogares comprometidos
en la santidad de todos! Oremos.
6.-
Por todos los niños, niñas y jóvenes de nuestra comunidad, para que sepan
distinguir lo que está bien de lo que está mal y escojamos el camino de Jesús
con libertad. Oremos.
7. Oremos
por quienes ya han partido de este mundo
para que descubran el cumplimiento de las promesas. Que quienes les amaron
tengan la paz. Oremos.
OFERTORIO
Llevamos
hasta tu altar el pan y el vino que
-por la acción sacerdotal- se convertirán en el Alimento para nuestra salud y
salvación y que nos ayudará a cumplir Tu voluntad en nuestras propias vidas.
Por
esto y por lo que no expresamos, ¡gracias, Señor!
ACCIÓN DE GRACIAS
Señor,
que en Jesucristo has querido conformarnos a tu Voluntad, ilumínanos para que
sepamos siempre amar a todos y cumplir tus mandatos. Amén.
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