V Domingo Ordinario A, Misa Familiar, 9 de febrero de 2020

MONICIÓN
DE ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanos! Sed todos
bienvenidos a la Eucaristía de este V Domingo Ordinario, cuando el Señor nos
llama a dar testimonio de vida con nuestras actitudes sencillas, confiadas,
dispuestas para que el mismo Dios obre y transforme cada corazón, como habrá
hecho con el nuestro. Jesús quiere que llevemos a todos su Luz, su mensaje, su
ejemplo de vida con alegría y entusiasmo.
PENITENCIAL
1. Porque no nos esforzamos por amar y servir
al prójimo, nos hemos vuelto oscuridad. ¡Señor,
ten piedad! (La luz del justo brillará en las
tinieblas)
2. Porque pretendemos servirte cuando sepamos
mucho de la Biblia, la tradición de la Iglesia o sus grandes maestros,
olvidando que nos pides básicamente amar, servir. ¡Cristo, ten piedad! (El justo deja actuar al Espíritu)
3. Porque nos contentamos con medio evangelizar,
separando la fe y la evangelización de nuestra forma de ser, de nuestras actitudes
de vida, aunque hayamos dejado de ser luz y sal de la tierra. ¡Señor, ten piedad! (Quien
ve al justo se alegra e ilumina)
MONICIÓN
SOBRE LAS LECTURAS
Se nos invita hoy a ser sal de la tierra y luz
para las personas. Así, la enseñanza de Jesús en nosotros hará que viviendo
alegres, seguros y confiados en el Señor, llevemos su mensaje con autenticidad,
seamos creíbles y podamos contagiar a todos. La invitación es a que seamos luz y sal de
Jesús para nuestro mundo, allí donde estemos, ahora mismo.
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1. Por el Papa Francisco y por todos los
bautizados. Para que vivamos el compromiso de experimentar una fe
vivificadora que lleva la Luz de Cristo a todos los corazones. Oremos.
2. Mucha gente pasa necesidad porque son
pobres, tienen hambre o cualquier tipo de necesidad básica. Para que les
ayudemos con alegría y respeto Para que, humildes y esperanzados, ellos reciban
el auxilio que se les ofrece. Oremos.
3. Por los que viven su fe y siguen a
Jesucristo mediante una cara larga y negándose a las alegrías de la vida.
Para que descubran a Cristo alegre y entusiasmado y le imiten. Oremos.
4. Por quienes no profundizan su fe y se
conforman con lo aprendido en el catecismo de iniciación, para que no
transmitan una fe distorsionada. Oremos.
5. Por todas aquellas personas que nos
ayudan a crecer en la fe y se esfuerzan en educarnos: nuestros padres,
hermanos y demás familiares, nuestros docentes, catequistas y sacerdotes. Oremos.
6.- Por nosotros, y por los niños, niñas y
jóvenes de todo el mundo, para que, haciendo caso de Jesús, descubramos la
sal que se nos ha confiado y la luz que nos ha dado Cristo y las entreguemos
allí donde estemos. Oremos.
OFERTORIO
1. Cumplimiento
de nuestras obligaciones personales, testimonios
de la acción de Jesús en nuestras vidas, convicción
de Él, disposición a practicar la
misericordia y, ¿por qué no?, hasta contar
chistes buenos: Esa es la sal que te
ofrecemos, Señor. (Niño/a con cartel con los verbos y
sustantivos destacados.)
2. La fe verdadera es auténtica luz que muestra el camino correcto,
alerta de peligros y nos aclara la mirada espiritual para poder ver a Dios en
cada persona, en los hechos de nuestra vida y sobre la mesa eucarística. La
entregamos con este cirio encendido y bien cuidado. (Un/a niño/a porta el
cirio que han encendido la catequista y los padres; le acompañan dos más –uno a
cada lado- cuidando que no se apague. La entregan los tres).
3. Alegría y seguridad para el alma, esperanza
en medio del dolor, fortaleza para seguir adelante, siempre adelante, confiando
en el Señor… Esto es lo que nos ofrece la Eucaristía en el mismo Jesús,
presente en estas especies de pan y vino
que entregamos, como quien entrega su propia vida.
¡Gracias, Señor!
ACCIÓN
DE GRACIAS
Gracias, Padre Bueno, porque nos has dado en
Jesucristo cuanto necesitamos para ser bienaventurados y llevar su Reino a
todas las personas. Gracias, porque la alegría y la felicidad son posibles y
necesarias en los distintos momentos de nuestras vidas. Gracias porque, a pesar
del dolor y las contrariedades que debamos experimentar, tu Rostro es alegre,
tu Palabra, vibrante, y el Camino junto a Ti jamás será aburrido, Jesús. Amén.
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