III Domingo Ordinario, Misa Familiar, 26 de enero de 2020

MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días, amigas y
amigos! Recordemos que todos somos bienvenidos al Banquete Eucarístico del III
Domingo del Tiempo Ordinario, el Domingo de La Palabra de Dios.
Hoy es un día de alegría,
por cuanto percibimos que la Luz de Cristo nos ilumina y, en consecuencia, la
esperanza debe acompañar cualquier situación -por dolorosa que esta sea- porque
el Señor Jesús es nuestro Amigo y quiere que nosotros también seamos amigos
suyos, viviendo en unidad y armonía.
Jesús tiene para cada
persona una misión -algo que hacer en la vida- y se ha comprometido en que
tengamos éxito.
PENITENCIAL
1.- Porque, aunque veamos cómo Tú iluminas la oscuridad de nuestras vidas,
no nos alegramos, hemos perdido la esperanza. ¡Señor, ten piedad! (Jesús es la Luz del mundo. ¡Quiero seguir Su Luz!)
2.- Porque cultivamos las diferencias, los errores, lo que nos desune a
diferentes niveles. ¡Cristo, ten piedad! (¡Vivamos unidos alrededor del Señor!)
3.- Porque hemos olvidado que Jesús nos ha llamado y está con nosotros,
en medio de nuestras situaciones. ¡Señor, ten piedad! (Jesús nos enseña a vivir dando frutos de vida)
MONICIÓN A LAS LECTURAS
Como lo anunciara el profeta
Isaías, Cristo es la verdadera Luz del mundo que llama, congrega, enseña, sana,
libera, vence toda oscuridad y nos salva. Él quiere que Lo sigamos y que
vivamos a Su estilo, siempre haciendo el bien y con la alegría que da la
esperanza.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1. Somos la Iglesia de Cristo. Por el Papa Francisco y nuestros obispos, sacerdotes y religiosos, así
como por todos los que la conformamos. Para que, con su ejemplo y servicio
ellos nos ayuden a seguir a Jesús y llevar la Luz misericordiosa de Cristo. Oremos.
2. Todos uno, como Cristo y el Padre lo son. Que la unión de todas las iglesias haga posible una única Iglesia para
que se realice la divina voluntad. Oremos.
3. Oremos por todos los consagrados: sacerdotes,
religiosos y religiosas, y por los que se preparan para serlo. Por los que sirven en la Iglesia:
los que dirigen grupos eclesiásticos, ministros, predicadores y catequistas. Para que, anunciando y siguiendo a Jesús ayuden a transformar este mundo
en el perdón y la unidad. Oremos.
4.- Abuso de poder, ambición de algunos, leyes injustas o
medios de comunicación deformantes, generan violencia. Oremos por todos los implicados en estas situaciones que destruyen o
deforman, para que haya paz y justicia. Oremos.
5.- Supliquemos por quienes conforman nuestra historia:
familiares, amigos, vecinos, compañeros de actividades, por los que amamos y
los que no. Para que nuestras oraciones
y pequeños sacrificios nos lleven a vivir la unidad del amor. Oremos.
6. Por nosotros niños, niñas y jóvenes de la Catequesis, para que aprendamos que Tú estás presente en cada persona, que amas
nuestra unidad y compromiso de servicio y amor vivificador, y que siempre estás
dispuesto a ayudarnos. Oremos.
7. Por todos los difuntos, por sus familiares, por quienes no se consuelan ante la partida de un
ser querido o han quedado desprotegidos. Oremos.
OFERTORIO
1. Hoy decidimos
convertirnos en ‘pescadores de hombres’ para Ti, Jesús. Por eso presentamos
este cartel con algunos sacrificios que formarán nuestras redes de trabajo:
perdonar, servir, confiar en Dios, expresar ternura, esforzarnos, perseverar,
hacer tareas, rezar con fe, interceder por nuestros amigos, ayudar en casa, ser
honestos, consolar a los que lo necesiten.
(Dos niños portan un cartel y doce
más le pegan desordenadamente los respectivos cartelitos y lo ofrendan.)
2. La unidad que debe
caracterizar a la Iglesia de Cristo requiere que evitemos restar, aprendamos a
sumar, reprobemos en división, aprendamos todas las tablas de multiplicar,
formando un solo conjunto. (Dos niños
portan un cartel titulado ‘Matemáticas Cristianas’; un tercero escribe: 2+2=4;
otro: 4-2=6; otro: 8:2=16; otro pega las tablas de multiplicar; y, otro,
encierra todo en un conjunto. Lo ofrendan.)
3. Sin tu Presencia real y
transformadora no podremos alcanzar la meta final. ¡Gracias, Jesús, porque este
pan y este vino serán nuestra fortaleza luego que Tú mismo los conviertas
en tu Cuerpo y en tu Sangre!
ACCIÓN DE GRACIAS
Gracias, Señor, porque con
tu Palabra, tu ejemplo y tu entrega nos enseñas, fortaleces y amas sin medida. Gracias
por ser la Luz en nuestro caminar. Gracias porque cuando leemos lo que Tú
hiciste, comprendemos un poco más qué hacer en nuestras vidas. ¡Gracias, Señor!
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