XXXIV Domingo Ordinario, Jesucristo Rey del Universo, 24 de noviembre de 2019

MONICIÓN
DE ENTRADA
¡Muy buenos días! Sintámonos todos bienvenidos a la
celebración de este último Domingo del Tiempo Ordinario. El próximo Domingo
iniciamos el Adviento y con ello un nuevo ciclo y año litúrgico, el A. Hoy
vamos a celebrar la Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, que también se
conoce como el Día de Cristo Rey.
La única manera
de ser un auténtico Rey es poniéndose al servicio de los demás, según lo que
Jesús nos enseñó, hecho que constituye una verdadera novedad también en el
mundo en que vivimos, donde se gobierna explotando, ignorando, abusando,
sometiendo o pisando a los que deberían ser servidos. Y esa novedad fue la que llevó
a Jesús a la muerte en la Cruz, que Él convirtió en trono de amor y de
misericordia. ¡Cristo es el Rey del universo!
Hemos de dedicar esta jornada a pensar en el Reino de
Dios. Nuestro Maestro, Jesús de Nazaret, nos recuerda que cada uno de nosotros
podemos convertirnos en verdaderos ciudadanos de su Reino, si nos ponemos al
servicio del prójimo, sobre todo de aquellos más débiles y pobres…
PETICIONES
DE PERDÓN
1. Por las veces en que abusamos injustamente
de nuestros compañeros o amigos porque tenemos una posición de autoridad. Señor, ten piedad.
2. Por tantas veces en las que, en lugar de
aprovechar nuestras virtudes y posibilidades para hacer el bien a los demás,
las echamos a perder de forma egoísta en nuestro propio beneficio. Cristo, ten piedad.
3.- Por las veces en que valoramos muy poco o
menospreciamos a los demás pensando que son menos que nosotros por cuestión de
raza, situación social, económica, educativa, familiar o religiosa. Señor, ten piedad.
MONICIÓN SOBRE LAS LECTURAS
En sintonía con la Celebración, las lecturas de hoy
nos presentan a Cristo y Su reino, al cual nosotros fuimos llevados desde el
mismo trono real, la Cruz de la salvación, lo que nos debe mover a actuar en
sintonía con nuestro Rey. Cantemos alegres con el salmista, transmitamos la
verdad y la alegría de estar en la Casa del Señor, juntos, en comunidad de fe.
PRIMERA.- Escucharemos cómo David es ungido rey de Israel por
los que eran ‘de su misma carne’, reconociendo y aceptando en él la voluntad de
Dios. Aunque Cristo es ‘el Ungido’, vemos en este hecho una figura de
quien reinará por siempre, Jesús.
SALMO.- Este salmo 121 era el último que los judíos
entonaban en su peregrinación a Jerusalén, cuando, al fin, se hacía visible
ante sus ojos el amado Templo. Muestra la alegría desbordante por llegar a la
Casa del Señor. Así, pues, alegrémonos por estar, juntos, en la Casa de Dios.
SEGUNDA.- San Pablo explica a los Colosenses que hemos sido
rescatados del reino de la muerte y llevados al reino del Hijo amado de Dios,
de quien provienen la redención y el perdón de nuestros pecados. Hemos de saber utilizar Su Reino para lograr
el bien de los demás.
EVANGELIO.- El fragmento del Evangelio de Lucas en que se narra
la crucifixión del Señor está lleno de símbolos de realeza. Nos presenta la
Cruz como el auténtico trono de Cristo Rey. El rótulo que puso Pilato habla del
Rey de los judíos. Y el buen ladrón invoca la misericordia de Jesús y por eso
llegará ese mismo día al Reino.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1. El
próximo Domingo comienza el Adviento. Nos prepararemos a la Navidad. Pidamos
por la Iglesia, para que no se olvide nunca de ponerse al servicio de los que
más la necesitan, dando la cara siempre por aquellos que más sufren. Oremos.
2.
Pidamos a Dios que, en el centro de toda nuestra vida, sepamos poner un poco de
oración, la Eucaristía cada domingo y las buenas obras todos los días. Oremos.
3. Para
que, con compromiso auténtico, trabajemos por lo que es importante en el Reino
de Dios: la justicia, el amor, la alegría, la fe, la esperanza. Oremos.
4. Por
nuestros gobernantes y dirigentes para que, como Cristo Rey, sepan gobernar
poniéndose al servicio de aquellos a quienes gobiernan, especialmente de
quienes más lo necesitan. Oremos.
5. Hoy
nos permitimos soñar, Señor: las
familias de nuestro barrio se convierten en ejemplo de entrega y servicio hacia
quienes les rodean y necesitan, transformándose en verdaderos Reyes, servidores
de su entorno, por cuanto ‘todo lo podemos en Cristo, que nos fortalece’. Oremos.
6. Por los,
niños, niñas y jóvenes de todo el mundo, para que estén siempre pendientes de
los amigos y compañeros que son maltratados por otros más fuertes, defendiéndolos,
dado que en la violencia y la fuerza no está el valor. Oremos.
7. Por
quienes ya han partido de este mundo, para que vean cumplidas las promesas de
las moradas celestiales y nos ayuden a vivir con esa esperanza. Oremos.
OFERTORIO
Con el pan y el vino, queremos dar gracias a Dios porque su reino siempre nos trae
el alimento necesario para vivir como personas y como cristianos. Que nunca nos
falte el pan de la Eucaristía, el pan de nuestro Bien.
ACCIÓN DE GRACIAS
Jesús, tú
eres nuestro Rey y nos traes la justicia, el servicio y la Cruz como compañeros
de camino. Por eso te damos gracias, Señor. Porque nos has llamado a vivir a tu
estilo, perdonando, amando, actuando con misericordia, te damos gracias, Señor.
Porque tu bondad y tu entrega absolutas nos guían y sostienen cuando el mundo
nos invita, por el contrario, a buscar lo que es aparentemente bueno solo para
nosotros, siendo que en realidad nos destruye, así como a los otros. Por todo esto… ¡Gracias, Señor!
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