Acción de Gracias por San Francisco de Asís, 4 de octubre de 2019
MONICIÓN DE
ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanos! Nos hemos reunido
con alegría y compromiso cristianos a celebrar a nuestro Patrono, San Francisco
de Asís, hombre santo y sencillo que nació el 5 de julio de 1182 en Assisi y
murió el 3 de octubre de 1226, cerca de la capilla de la Porciúncula, siendo sepultado
en San Giorgio. A diferencia de la mayoría de los santos, su canonización se
llevó a cabo solo diecinueve meses más tarde por el papa Gregorio IX. Fue el
papa Juan Pablo II quien lo nombró patrono de los ecologistas en 1980.
Amante e imitador de Jesucristo -el Salvador de
la humanidad, quien desde su humildad y mansedumbre nos entrega un proyecto de
vida y esperanza-
Francisco nos anima hoy, aquí y ahora, a reedificar la Iglesia fomentando la
paz, fraternidad y sencillez que le caracterizaron para que nos lleven, como Institución
y parte de la Iglesia de Cristo, a trascender con alegría y respeto, haciendo de
nuestro mundo un lugar más humano.
PENITENCIAL
1.
Porque olvidamos que somos Iglesia y que esta necesita que la reconstruyamos
con nuestros esfuerzos de paz y bien de cada día. ¡Señor, ten piedad!
2.
Porque no somos humildes y despreciamos a los mansos de corazón. ¡Cristo, ten piedad!
3.
Porque nos cuestiona ser pequeños, siempre queremos ser los más importantes,
aunque no nos dispongamos a ayudar al necesitado. ¡Señor,
ten piedad!
ORACIÓN
COLECTA
.Señor
Dios nuestro: Es un gozo para nosotros celebrar hoy la fiesta de tu amable y
adorable santo, Francisco de Asís. Que podamos caminar en nuestra vida, como
él, siendo uno contigo, uno con la naturaleza, uno con todo lo que es bueno y
bondadoso. Haznos humildes y pacíficos como Francisco. Así te lo pedimos por
Cristo, nuestro Señor.
LECTURAS
PRIMERA LECTURA (Eclesiástico 50,
1-3. 7)
Tomando la alabanza al sacerdote Simón, pero
sin nombrarlo, se utilizará seguidamente este fragmento del libro del
Eclesiástico para destacar la acción de Francisco, como ‘sol refulgente sobre
el templo real’.
Lectura del libro del Eclesiástico
Este es aquel que en su tiempo se reparó el templo,
en sus días se afianzó el santuario. En su tiempo cavaron la cisterna y un pozo
de agua abundante. Protegió a su pueblo del saqueo y fortificó a la ciudad para
el asedio. Qué majestuoso cuando salía de la tienda asomando detrás de las
cortinas; como estrella luciente entre nubes, como luna llena en día de fiesta,
como sol refulgente sobre el templo real, así brilló él en el templo de Dios. Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL (Salmo 15, 1-2a.
5. 7-8. 11)
Alabaremos a Dios como nuestro protector y
refugio en medio de una sociedad que no cesa de hacerse ídolos inútiles. ¡Solo
Dios salva! Él ha de ser nuestro único camino, aquel que da sentido a nuestra
existencia.
V. El Señor es el lote de mi heredad.
V. Protégeme, Dios mío,
que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien».
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa. /R.
V. Bendeciré al Señor
que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con
él a mi derecha no vacilaré. /R
V. Me enseñarás el
sendero de la vida;
me
saciarás de gozo en tu presencia,
de
alegría perpetua a tu derecha. /R.
SECUENCIA
Ya estás, Francisco, clavado
sobre la cruz redentora.
Triunfas del mundo y la carne
y es de Cristo tu victoria.
El ideal de tu vida
un mundo nuevo jalona,
y el árbol del evangelio
florece con nuevas rosas.
Una cuerda a tu cintura
ciñe tu pureza. Y brotan
las flores por donde pisas
con tus plantas milagrosas.
La pobreza fue tu dama,
la que era de Cristo esposa.
Viuda del primer marido,
de nuevo tú la desposas.
Y en arras cinco rubíes
tu cuerpo llagado adornan.
Cinco ventanas abiertas
por las que el alma se asoma.
La cruz fue el árbol de vida
que te cobijó a su sombra.
Bajo sus ramas abiertas
tus hijos trabajan y oran.
Padre bueno, Padre santo,
de esta familia que implora
tu espíritu, que da vida,
tus virtudes, que dan gloria.
A los que llevan tu nombre
dales proseguir tu obra.
La semilla aquí sembrada
dará en el cielo sus rosas.
ALELUYA
Si no se canta, puede omitirse
Aleluya,
aleluya.
Francisco,
pobre y humilde,
entra
rico en el cielo
y
es honrado con himnos celestes.
Aleluya.
EVANGELIO (Mateo 11, 25-30)
Escucharemos un conmovedor fragmento del Evangelio de san Mateo, una
conversación íntima del Hijo con Su Padre. Ciertamente, descubriremos gran
sabiduría en mucha gente sencilla, pues así le ha parecido bien al Padre. Él
nos revela al Hijo, quien es manso y humilde y siempre está dispuesto a cargar nuestros
sufrimientos.
+ Lectura del santo
Evangelio según San Mateo
En aquel tiempo, Jesús exclamó:
-Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra,
porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado
a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha
entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al
Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados
y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde
de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi
carga ligera. Palabra del Señor
ORACIÓN DE
LOS FIELES
Hoy es día de gozo por
nuestro Patrono, san Francisco de Asís, siervo humilde exaltado a los cielos. Presentemos con confianza nuestras
súplicas y plegarias a Dios Padre todopoderoso que escucha las oraciones de los
humildes.
1.
Por la Iglesia. Para que sea una casa de puertas abiertas, entrega y
donación total, signo de reconciliación y de paz dondequiera que se haga
presente la Palabra de nuestra Salvación. Oremos.
2.
Por el Papa Francisco, los obispos y los sacerdotes; para que sepan
vivir y transmitir el Evangelio al ritmo del amor de Dios. Por cada bautizado,
para que se reconozca como emisario del
perdón y del amor de Dios. Oremos.
3.
Por quienes profesamos el carisma franciscano, para que, imitando
fielmente al Padre Francisco, testimoniemos con humildad y sencillez el mensaje
de Jesucristo, viviendo con paz y bien. Oremos.
4.
Por quienes constituyen nuestras historias personales, para que
aprendamos a perdonarlas, nos dispongamos a recibir su perdón y estemos atentos
a la reconciliación de todos con el Señor. Oremos.
5.
Por todos los pueblos del mundo. Para que se dispongan a desechar la
violencia, el odio y la guerra, dando paso a la paz y la fraternidad universal
anunciadas por Francisco. Oremos.
6.
Por quienes constituimos la historia de nuestra amada Institución. Para
que, nutridos por tu Palabra, Señor, testimoniemos cada día tu amor, seamos humildes,
sencillos y puros, amemos fraternalmente a todos los hombres y a todas las
criaturas del universo y, a través de nosotros, siga presente en el mundo de
hoy el espíritu de Francisco de Asís. Oremos.
7.
Por todos los difuntos que necesitan nuestras oraciones, especialmente
por los familiares, amigos y conocidos de todos los aquí presentes. Oremos.
Altísimo,
omnipotente, buen Señor, escucha la voz suplicante de tus hijos, y, pues
prestas oídos a los gritos de los humildes, que podamos obtener de tu bondad
los beneficios que hemos pedido. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
OFERTORIO
1.
ÁRBOL
Porque
su amor a la naturaleza se basaba en la contemplación de Dios y de Cristo en
las criaturas, presentamos este árbol que se eleva cual Cristo clavado
en el madero, pero que se hunde en la tierra, de la cual también necesita para
vivir; así, nosotros nos reconocemos en el hermano árbol, humildes y
necesitados de Dios al igual que de este gran universo que el Creador ha hecho
para nuestro bienestar.
2.
AGUA
Fresca
y pura, devuelve lo que se ha ensuciado a su condición natural, es suave remanso
o furor que siempre transforma, alimenta la vida recibida, alivia la fatiga y
la sed. Brotó con la Sangre del último aliento por el costado traspasado de
Cristo y nos entregó la vida sacramental … No en balde san Francisco la
consideró su hermana. En ella entregamos nuestras propias vidas que han de ser
reflejo del amor salvador de Cristo y del amor vivificador del Padre.
3.
TIERRA
Cual
refiere el relato bíblico, de la tierra formó Dios al hombre; luego,
unidos a esta, se plasmará nuestro fin. Llena de posibilidades, la tierra puede
albergar y sostener en sí la vida, que en ella te presentamos. Hermana
también de Francisco, hemos de administrarla cuidadosamente para el beneficio
de todos, especialmente de los que tienen menos posibilidades; así como hemos
de hacer relucir sus capacidades para renovar y sostener la vida. Es nuestra
propia condición de acogida y entrega transformadora lo que aquí te entregamos,
Señor.
4.
ANIMALES
Los
instintos animales -que tanto nos preocupan- no eran para Francisco motivo de
inquietud, sino causa de admiración. El equilibrio de la naturaleza creada por
Dios es un hecho que contemplaremos, admirados, cuando depongamos las ansias de
poder, el egoísmo y las pasiones descontroladas. En cada animal hay un
aliado para la vida, pues Dios no creó lo inútil. En esta ofrenda entregamos
nuestra disposición para dominarlo todo armonizando con la naturaleza,
descubriendo el amor de Dios hasta en lo inanimado.
5.
PAN
Y VINO
Si
nos asombra la naturaleza, más aun, el amor de Dios, quien se anonadó en Jesús al
entregarse al más grande sufrimiento, por amor a nosotros. Pues, así, en este pan
y este vino se cumplirá el más grande de los milagros al transformarse,
por la acción sacerdotal, en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Sea nuestra
ofrenda el más grande agradecimiento por toda la Creación y su Redención, que
hoy son renovados en Cristo Jesús, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Oh
Dios todopoderoso: Tú eres parcial en favor de los pobres. De todos los dones
que nos das traemos ahora ante ti pan y vino. Haznos auténticos y sencillos como
estas ofrendas, siguiendo el ejemplo de San Francisco, para que entendamos
fácilmente la sencilla y maravillosa historia de tu perdón y tu amor, que tú
nos cuentas por medio de tu Hijo, Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Por
este sacramento que hemos recibido, concédenos, Señor, imitar a nuestro Padre
san Francisco en su caridad y en su celo apostólico, para que gustemos los
frutos de tu amor y nos entreguemos a la salvación de nuestros hermanos. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ACCIÓN DE
GRACIAS
Gracias,
Señor, porque eres nuestro Padre Bueno, porque nos cuidas con esmerada ternura
y nos enseñas a ser sencillos, amantes y constructores de la paz, misericordiosos
como Tú lo eres.
Gracias
por hacernos forjadores del rescate y equilibrio de la naturaleza que se nos ha
dado para descubrir el gran amor de Dios por sus hijos y continuar el proceso
creador que se enalteció en la Cruz salvadora de Cristo.
Gracias
por tantos hombres y mujeres de bien que nos revelan tu amor y nos llevan a Ti.
Gracias
por nuestro hermano y Padre, Francisco de Asís. Amén.
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