XV Domingo Ordinario,14 de julio de 2019
MONICIÓN
DE ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanos y hermanas! Les damos la más
cordial bienvenida a esta Eucaristía del Décimo Quinto Domingo del Tiempo
Ordinario.
¿Nos hemos preguntado si el amor que vivimos refleja
nuestra vida y la produce? Porque no se produce lo que no se tiene. Por lo
tanto, el amor a Dios debe vaciarse en el amor a las personas. Y, así como
Cristo es el principio y fin de todo, así el amor desinteresado ha de ser el principio
básico de nuestra existencia y el fin último que nos motive.
Lejos de ser una
imposición a cumplir, el Mandamiento del amor ha de ser una necesidad de vida
que nos debe llevar a la plenitud de nuestra condición de hijas e hijos de
Dios.
Hoy
podríamos comenzar así: mira a quien está a tu lado y deja que tu corazón
manifieste, desde ya, que el Señor mueve tu existencia.
PENITENCIAL
ü Pertenezco
a la Iglesia Católica por el bautismo, pero soy yo quien decide qué normas
cumplir. ¡Señor, ten piedad!
ü Creo
en Cristo, pero, por si acaso, me pongo esta ‘contra’, para que nada malo me
pase. ¡Cristo, ten piedad!
ü Yo
cuido de mi familia. Que el gobierno ayude a esa gente; a ellos es a quienes
les toca. ¡Señor, ten piedad!
MONICIONES
SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.-
En el Libro del Deuteronomio, en el último discurso de Moisés al pueblo de
Israel, Moisés explica claramente que su felicidad está directamente
relacionada con el cumplimiento de los Mandamientos que Dios les ha dado. Todos
los deben conocer por cuanto Dios ha escrito estos preceptos en nuestros
corazones. Siendo así que los Mandamientos son ‘normas para lograr la felicidad’.
SALMO.-
Todos pasamos por momentos duros en la vida, en los que necesitamos palabras de
consuelo que nos recuerden en quién está puesta nuestra confianza y seguridad.
El extenso Salmo 68 es un salmo de oración personal que bien podríamos tener en
cuenta para esos momentos. La invitación más excelente es a orar.
SEGUNDA.-
Cristo, comienzo y fin de todo, es la imagen visible del Padre en quien todo
fue reconciliado. Este muy antiguo himno litúrgico que escribiera san Pablo en
la cautividad a la comunidad de Colosas. Nadie ni nada existe por encima de
Cristo en lo creado o en la Iglesia. La nueva creación y nuestra salvación se
han dado en Cristo.
EVANGELIO.-
Amada por Dios, cada persona está llamada en su propia naturaleza a amar, sin
afectaciones sociales o de cualquier otro tipo. Pero ¿somos prójimo de quienes
nos rodean? La palabra ‘prójimo’ se refiere a quien está cerca. Y, tal vez, nos
hemos preguntado quién es nuestro prójimo. Seguidamente, escucharemos la
proclamación de la Parábola del Buen Samaritano, de san Lucas, donde el Señor
nos lo hará comprender.
ORACIÓN DE LOS FIELES
1. Por la Iglesia. Para que nos dé buen ejemplo del
amor de Dios en el servicio y la entrega al prójimo sin esperar nada a cambio. Roguemos al Señor.
2. Por todos los gobiernos, especialmente por los que
atraviesan crisis. Para que comprenda que su misión es el servicio a todos
sus ciudadanos y, especialmente, a los más necesitados. Roguemos al Señor.
3. Por los enfermos, los ancianos y los discapacitados y
por quienes les atienden. Por quienes son tenidos solo como una carga o una
molestia. Roguemos al Señor.
4. Por los médicos, enfermeros y personal asistencial.
Para que comprendan que atienden a personas y traten de comprenderlas y descubrir
en ellas el rostro dolorido de Cristo. Roguemos
al Señor.
5. Por quienes necesitan ser escuchados, acompañados,
aconsejados o tomados en cuenta. Por quienes sufren por heridas
espirituales. Roguemos al Señor.
6. Por quienes desvalorizan al necesitado que se le
acerca. Por quienes sabiéndose Iglesia dejan de lado el encuentro con su
prójimo sufriente. Roguemos al Señor.
7. Por todos los difuntos. Roguemos al Señor.
OFERTORIO
La
Eucaristía es el gran alimento que nos sana, fortalece y capacita para ser
cristianos dentro y fuera del templo. Te presentamos el pan y el vino que Tú mismo prepararás para que nosotros podamos
cumplir nuestra misión de bautizados. ¡Gracias, Señor!
ORACIÓN FINAL
Padre
Bueno, que nos capacitaste para amar al estilo de Jesús, el Primogénito de la
Creación nueva, recibe nuestra gratitud por enseñarnos a vivir la bendición de
tu Misericordia. Amén.
Comentarios
Publicar un comentario