XIV Domingo Ordinario, Misa Familiar, 7de julio de 2019




MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanas y hermanos! Demos la  bienvenida a nuestra Eucaristía a quienes se encuentran a nuestro lado, por cuanto cada persona aquí presente ha sido invitada  por el mismo Señor al gran banquete que Él ofrecerá.
En este Décimo Cuarto Domingo Ordinario se nos referirá que mucha gente ha sido escogida por el Señor para llevar el Mensaje de Salvación a toda la tierra, con lo que hace; sin embargo, a diferencia de lo que pensaron los discípulos de Jesús, el que Lo sigue debe contentarse porque Dios lo conoce y lo ama. ¡Ha de notárseles para quién trabajan!
Por eso, tengamos vacaciones o no, vivamos la alegría de descubrir a Dios en la Palabra y en la Fracción del Pan, para que, terminada la Eucaristía, contagiemos a todos de Cristo.

PENITENCIAL
v Nos alegramos por lo bueno que nos sucede; pero muchas veces nos molesta la alegría y la felicidad de otros. ¡Señor, ten piedad! (Me alegro de tu alegría)
v Qué fácil es compartir éxitos humanos; pero, qué dispuestos estamos a silenciar las misericordias que Dios obra para nosotros. ¡Cristo, ten piedad!  (Dios ha actuado en mí)
v Nos encanta ser noticia con lo que Dios hace por nosotros; pero olvidamos que lo importante no es la manifestación en sí misma sino los efectos de conversión que esta genera en nosotros o en otros. ¡Señor, ten piedad! (Gracias, Señor, por sanarme y llamarme a seguirte)

MONICIÓN SOBRE LAS LECTURAS
A todo cristiano se le debe notar a quién sigue. El hombre, hecho criatura nueva desde la Cruz de Cristo, recibe las ternuras divinas y Su abundante y nutritiva paz y alegría. De ahí que debamos valorar, sobre todo, el que seamos conocidos y amados del Padre por el servicio prestado a Dios y a la comunidad, tal y como Él lo expresara a los 72 luego de haberlos enviado a anunciar el Reino de Dios de forma práctica, según antiguos valores comunitarios en desuso -como hospitalidad, acogida, compartir, comunión en torno a las mesas y aceptación de los marginados.

ORACIÓN DE LOS FIELES
Oremos a Dios Padre, por mediación de Jesucristo, por todas nuestras necesidades y por lo que anhela la humanidad entera para vivir en Paz. (Respondemos: R.- SEÑOR, DANOS TU PAZ)
1. - Por el Papa, los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, diáconos y todas las personas que dentro de la Iglesia se dedican a servir a quien los necesite, al estilo de Jesús. Oremos.
2. - Por quienes tienen la grave responsabilidad de dirigir naciones, estados u organismos, para que actúen a favor de la paz y la convivencia fraterna. Oremos.
3. - Por los marginados de nuestros tiempos. Por quienes no logran su sustento digno o tienen dificultades para conseguir insumos, bienes o medicinas. Que haya discípulos de Cristo que les socorran oportunamente. Oremos.
4. – Por quienes tienen dificultades en sus grupos familiares o quienes no consiguen un lugar digno para vivir.  Por quienes creen que son los demás los que tienen que cambiar. Oremos.
5. - Por nosotros, presentes en esta Eucaristía, para que aceptemos la misión que Cristo nos encomienda al terminar la Celebración y veamos cómo el amor vence los demonios de la división, el egoísmo o la falta de Dios en nuestras vidas. Oremos.
6.- Por quienes han experimentado encuentros sacramentales, para que no se alejen de Quien les alimenta y sostiene en el amor. Oremos.
7.- Por todos los difuntos, para que reciban aquello en lo que nosotros creemos. Oremos.

OFERTORIO
1.    Estamos llamados a parecernos a Ti, Señor. No podemos evangelizar sino con tu mensaje y eres Tú quien sostiene y cuida a cada persona. Como queremos ayudarte a ser portadores de Ti, este letrero señala a quién pertenecemos y a quién llevamos. (Niño/a esconde entre sus manos y pecho un letrero, ‘Jesucristo, nuestro Señor’. Lo muestra)
2.    Queremos vivir en paz y generarla con nuestras actitudes. Por eso ofrendamos esta flor, humilde mensajera de Dios de paz y vida.
3.    Nuestra naturaleza se recrea y enriquece en cada Eucaristía. Creemos, Señor, que este pan y este vino se transformarán en Ti mismo y nos capacitarán para dar y recibir tu Palabra en cada hecho de nuestras vidas.
¡Por todo esto Te agradecemos, Señor! 

ORACIÓN FINAL
Señor, Dios nuestro, que en tu infinita Misericordia nos instruyes, nos alimentas y nos impulsas a establecer tu Reino ya desde este mundo, concédenos la fuerza requerida para dirigir nuestras vidas según tu Voluntad. Amén.





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