Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, Misa Familiar, 23 de junio de 2019

MONICIÓN DE
ENTRADA
Muy buenos días, hermanas y hermanos. Hoy
celebramos el gran regalo que nos ha dejado el Señor: el Cuerpo y la Sangre de
Cristo, misterio de Su amor.
Invitados a
Su mesa santa, hemos de recibir y transmitir Su Misericordia cada día. Hoy
Jesús Eucaristía recorrerá las calles y plazas de muchas comunidades, haciéndose
físicamente presente en nuestras realidades y bendiciéndonos. Particularmente hoy
permitamos que la Presencia real y misteriosa de Jesús en la Eucaristía nos ayude
a vivir muy cerca de Él, a adorarlo y servirlo en quienes más sufren.
Iniciemos la
Fiesta Eucarística. Recibamos al celebrante (quien
entra en procesión acompañado de niños, jóvenes, ancianos o miembros de grupos).
PENITENCIAL
(Niña/o
con cartel: Yo, a Dios, le pago todo lo que me concede…)
1. Intentamos
comprarle’ milagros o favores al
Señor pagando con sacrificios que,
muchas veces, otros deberán ‘pagar’. Vemos a Dios como un comerciante. ¡Señor
que lo das todo, ten piedad de nosotros!
(Niña/o
con cartel: ¡Ey, vente, ponte en la fila para comulgar!)
2. Comulgamos como por
rutina, por compromiso social o porque nos lo están ofreciendo. Olvidamos
adorar al Señor que se entrega por nosotros y para nosotros. ¡Cristo,
sacerdote eterno, ten piedad de nosotros!
(Niña/o
con cartel: Mamá quiere que la ayuden en casa.... ¡Habrá que buscar una cachifa!)
3. Pensamos que Dios
está obligado a darnos lo que le pedimos. Por eso no nos ofrecemos como
instrumento para que Su amor alcance a otros. ¡Señor, Pan de Vida, ten
piedad de nosotros!
MONICIÓN A LAS LECTURAS
Vislumbrado en Melquisedec como
el sacerdote eterno que nos ofrecería el alimento más excelente para
nuestras almas, escucharemos el relato más antiguo de la Eucaristía y y
descubriremos que Jesús nos pide que nosotros mismos ayudemos al
necesitado. Porque Dios siempre está dispuesto para nosotros, pero jamás hará
lo que nosotros mismos debamos hacer, anunciemos al Señor en alabanza y
llenemos de bendiciones espirituales y materiales a quienes nos rodean.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Nuestro
Señor Jesucristo quiso quedarse para siempre con nosotros en la Eucaristía (A
cada oración, completamos: …¡el Pan de la Vida Nueva!):
1.
Oramos por la
Iglesia toda. Por el papa Francisco. Por nuestros obispos y sacerdotes(…). Para que cuenten siempre con el aliento del Espíritu Santo
y puedan llevar a cabo la misión que Jesús ha confiado a sus Apóstoles. Danos siempre, Señor…
2.
Amar tiene mucho
que ver con conocer. Oremos por todos los cristianos. Que nos animemos a leer el Nuevo Testamento para comenzar
a conocer a Jesús y convertirnos, así, en amigas y amigos suyos. Danos siempre, Señor…
3.
Te encomendamos
a nuestro(s) sacerdote(s) y a todos los consagrados a tu servicio. Cuídalos en sus necesidades personales. Que haya
abundancia de vocaciones auténticas y que sean tenidos por amigos dondequiera se encuentren. Dales siempre, Señor…
4.
La Eucaristía, misterio del amor más puro, exige que quienes
la recibimos amemos a los demás de palabra y de obra. Para que nos tomemos
en serio el ejemplo de vida de Jesús y sus palabras. Danos siempre, Señor…
5.
Agradezcamos al
Señor porque su Santo Espíritu nos capacita para descubrir las necesidades de
nuestro prójimo y servirle con amor. Que
seamos ‘misericordiosos’. Danos siempre,
Señor…
6.
Queremos
suplicarte, Señor, por nuestras familias.
Son ellas las que enseñarán a los más pequeños, con su ejemplo, a perseverar y
asumir con alegría el compromiso de formarnos para conocer nuestra fe sin
conformarnos con ‘salir’ de cada
sacramento. Dales siempre, Señor…
7.
Oramos, Señor,
por los vivos y por los difuntos. Bendice
a quienes hoy lloran a un ser querido y concede a estos vivir en tu morada
eterna. Dales siempre, Señor…
OFERTORIO (Una Familia
presenta una gran
hostia y el vino que se consagrarán.)
Jesús, Tú eres el Pan de
Vida, eres el Pan de la Unidad. En pocos momentos todos comulgaremos de un
mismo y único Pan, Cristo Jesús, quien ha querido ser nuestro Alimento.
¡Gracias, Señor, por lo que harás en nosotros! (Esta
pequeña oración la lee un/a niño/a)
ORACIÓN FINAL
Gracias, Señor, porque eres
el Pan Vivo que has bajado del cielo, dándonos vida y consuelo. ¡Que nunca nos
falte tu Alimento! Amén.
Comentarios
Publicar un comentario