VI Domingo de Pascua, 26 de mayo de 2019

MONICIÓN
DE ENTRADA
La Resurrección del Señor Jesús debe continuar siendo
motivo de profunda alegría para cada cristiano. Por eso, llenos de alegría y
esperanza en Cristo Jesús, Señor de la Historia, les saludamos: ¡Muy buenos
días para todos los hermanos! (…) Por eso podemos comenzar dándole la
bienvenida a la Eucaristía de este Sexto Domingo de Pascua a quien está a cada
lado nuestro; miremos sus rostros para descubrir en ellos la Presencia y el
amor de Jesús. (…)
Hay un tiempo para todo y ¡qué bueno cuando hemos cumplido lo
que teníamos que hacer en él! En este Domingo nos encontramos con un Jesús que,
cumplida Su Misión salvadora, se manifiesta a quienes Él escogió de antemano
poco antes de ascender a su Padre para sentarse a su derecha, como lo
celebraremos en una semana.
Como ocurrió entre los Apóstoles, la Iglesia tiene muchas
dificultades por superar; pero la Palabra de Dios, los sacramentos y ese amor
trascendente de Jesús se deben manifestar cada día de nuestras vidas, en cada
detalle.
Es tiempo, pues, de iniciar nuestra Eucaristía alegres y
cantando.
PENITENCIAL
1.
Queremos arreglar al mundo y, muchas veces, imponemos a los otros actitudes y
acciones de difícil cumplimiento, pero que no aplicamos para nosotros también. ¡Señor
del amor transformador, ten piedad de nosotros!
2.
Muchas veces buscamos la Luz en ofertas engañosas del mundo; nos llenamos de un
gran vacío y nos mantenemos alejados de la Iglesia que Él fundó. ¡Cristo
que lo das todo, ten piedad de nosotros!
3. Cuando no hay paz en nuestros corazones preferimos
culpar a los demás por los conflictos o divisiones que enfrentamos. ¡Señor
dador de la paz, ten piedad de nosotros!
MONICIONES
SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.-
Nos gusta decir ‘hagan’ en lugar de
practicar el ‘hagamos’. La primera lectura, de los Hechos de los Apóstoles, plantea
cómo se quería imponer el cumplimiento de la ley judía a los primeros fieles
cristianos convertidos, dando lugar al primer Concilio de la historia, el de
Jerusalén, el cual vendría a evitar cargas doctrinales innecesarias.
SALMO.-
Con el salmo 66, cantado en las procesiones solemnes del pueblo judío, el salmista
invita a todas las naciones a alabar a Dios, por Su salvación. Y porque la
bendición de Dios es para todo el universo, nosotros también alabamos a nuestro
Dios.
SEGUNDA.- En el
Libro del Apocalipsis se expresará el culmen de la ternura y generosidad de
Dios hermosamente descritas en la Jerusalén celestial, a manera de nuestro
encuentro definitivo con Dios. Sin oscuridad o tristezas, la vida plena y la
Luz provienen del mismo Padre celestial y del Cordero.
EVANGELIO.-
El Evangelio de San Juan nos presenta a Jesús, el Amigo y Maestro, que pronto
se va, y quienes le aman siente soledad profunda. Sin embargo, Jesús les alegra
y conforta: el Padre velará por su familia con amor, solicitud providente y
ternura. El Hijo promete ‘estar siempre con ellos, hasta el final’; y el
Espíritu Santo habitará en ellos, enseñándoles y acompañándolos en una relación
estable. ¡Dios está con nosotros!
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1. Oremos por el
papa, los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y los laicos para
que sean la Iglesia servidora, que socorra a todos en sus necesidades, dándoles
consuelo y auxilio. Que se nos note que seguimos a Jesús y comencemos a vivir
esa ‘Jerusalén celestial’ ya aquí en este mundo. Oremos.
2. Por los que
atraviesan dificultades en la Iglesia por tener posiciones diferentes, por
pensar distinto, para que, guiados por la Luz del Espíritu, concilien y
descubran las riquezas que las ideas de todos pueden generar. Oremos.
3. Muchas personas en
medio de nosotros atraviesan dificultades materiales, de trabajo, de vivienda.
Para que se den respuestas humanas, dignas y suficientes para atender estas
necesidades. Que nuestras oraciones les sostengan. Oremos.
4. Oramos por los niños,
niñas y adolescentes que en estos días reciben la comunión u otros sacramentos
y por sus grupos familiares para que les acompañen en sus procesos de fe, buscando
al Señor, luego de culminado el curso. Oremos.
5. ¡Socorre a tus
pequeños, Señor! Oramos por los enfermos, por quienes los atienden y por
quienes les dan lo que necesitan. Oramos por los enfermos mentales y por
quienes sufren adicción. Oramos por quienes están, justa o injustamente, privados
de libertad. Oremos.
6. Oramos por
quienes no tienen dónde vivir; por quienes esperan obtener recursos de sus
propiedades al alquilarlas. Por quienes construyen viviendas. Oremos.
7. Encomendamos a la
Misericordia de Dios a todos los difuntos, para que hayan encontrado el
consuelo y la felicidad prometidos. Oremos.
OFERTORIO
1. Con este periódico
te presentamos distintas situaciones que afectan a nuestro mundo, a nuestro
país. Con él te entregamos nuestra capacidad suplicante de cambiar y poder
vivir en PAZ: te entregamos nuestro deseo de escribir nuevas páginas con tu
gran AMOR.
2. Con el pan y el
vino, traemos hasta tu altar los sufrimientos de todos los enfermos en su
mente, alma, corazón o cuerpo, de nuestra parroquia, de nuestras familias, de
nuestra diócesis, de nuestro país. Es que sabemos que la Eucaristía, Jesús, es
la fuente de nuestra fuerza y de nuestra salud.
ORACIÓN
FINAL
Padre Bueno, que en Jesús nos has dejado la paz que lo
trasciende todo, ayúdanos a apoyarnos en quienes, como tus Apóstoles, supieron buscar
tu justicia y conciliar, dando lo que tenían, guiados por tu amor. Amén.
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