II Domingo de Pascua, Misa Familiar, 28 de abril de 2019


MONICIÓN DE ENTRADA


¡Hermanos, que la alegría pascual del Resucitado llene nuestras vidas de bendiciones abundantes! A una semana de la Resurrección del Señor, Él sigue entregándonos el don de la paz. Más que nunca, hoy hemos de creer que Jesús padeció, murió y, al tercer día, resucitó; y deberemos exclamar con el apóstol santo Tomás, ante el Señor -presente en la Eucaristía-: ‘¡Señor mío y Dios mío!’
Este es el Domingo de la Misericordia en atención a que el Señor se hace presente en medio de nosotros y derrama sobre nosotros su Misericordia, que brota de su costado abierto, como cada Domingo, en cada Eucaristía. ¡Dejemos que nuestra fe reviva y que podamos decir al mundo con palabras y actitudes que nuestro Dios está vivo y sigue actuando en nuestras vidas!

PENITENCIAL
v Aunque llevar tu mensaje –principalmente con lo que hacemos- es tarea de cada bautizado, dejamos de lado los recursos que tenemos para dar gloria a tu Nombre, Jesús. ¡Señor de Misericordia, ten piedad de nosotros! (Cartel: Mi celular es solo para cosas interesantes para mis contactos)
v Señor, en nuestras conversaciones de cada día, tropezamos con la burla o los juicios de otros que van por caminos diferentes. Entonces no hemos sabido qué decir o hacer, recurriendo a cambiar de tema o, peor aún, unirnos a quienes critican a Jesús y su Iglesia. ¡Cristo de Misericordia, ten piedad de nosotros! (Cartel: ¡Hay que respetar a la gente, lo que piensan…!
v Conducimos nuestras vidas desde certezas y seguridades estrictas. Necesitamos pruebas de todo. Dejamos de lado la fe y estamos poco dispuestos a acrecentarla. ¡Señor de Misericordia, ten piedad de nosotros! (Cartel: ¡Yo soy como santo Tomás: ver para creer!

MONICIÓN SOBRE LAS LECTURAS
A los cristianos ha de notársenos también que seguimos a Jesús Resucitado, que creemos en el ‘milagro patente’ de Su Resurrección. Solo así experimentaremos el poder transformador del Resucitado y recibiremos del Señor la fuerza para seguir llevando su mensaje a todas las personas. Ser Tomases -incapaces de creer, sometidos a sus solos sentidos físicos- nos pone en debilidad y nos limita la dicha de creer sin haber visto. ¡Esa ha de ser nuestra decisión!

ORACIÓN DE LOS FIELES (Respondemos: Tu Misericordia nos transforme, Señor.)
1. Oremos por la Iglesia, por el Papa Francisco, por todos los obispos y sacerdotes para que recuerden que en ellos todo el mundo debe encontrarse con Jesús y su Misericordia. Roguemos al Señor.
2. Oremos por nuestra parroquia, por quienes la integramos: sacerdotes, catequistas, grupos parroquiales, todos los que a ella acuden. Para que recordemos que la Pasión y Muerte del Señor deben dar muestras de la Vida del Resucitado en nosotros dondequiera que estemos. Roguemos al Señor.
3. Oremos por los cristianos que sufren o mueren a causa de su fe en Cristo Resucitado. Oremos por quienes causan tales sufrimientos y muertes. Roguemos al Señor.
4. Supliquemos por el éxito de nuestros proyectos personales, familiares, laborales o parroquiales. Roguemos al Señor.
5. Hay gente que cree en cualquier cosa que se les presente… Hay gente que decidió dejar atrás su fe en Dios… Oremos, pues, por los crédulos y por los incrédulos. Para que la fe de todos sea iluminada por la Misericordia de Dios y fortalecida en el día a día. Roguemos al Señor.
6. Señor, es realmente corto el tiempo que se dedica a la formación de  niños y jóvenes para recibir los sacramentos. Haz que, a pesar de eso y de las limitaciones de la Catequesis, ellos tomen la decisión de dar al Señor un lugar de privilegio en sus vidas y que se decidan a conocerlo y amarlo cada vez más. Roguemos al Señor.
7. Por las familias implicadas en los procesos de Catequesis, para que el sacramento que uno de sus miembros reciba les anime a acercarse más a Dios y asumir un estilo de vida auténticamente cristiano. Roguemos al Señor.
8. Encomendemos a todos los difuntos a la Misericordia de Dios, para que triunfen con Cristo. Roguemos al Señor.

OFERTORIO
1. Según la Palabra que el soldado clavó la lanza en el costado de Jesús y, al punto, brotó Agua y Sangre. Hoy queremos romper las lanzas que clavamos en nuestros semejantes para aceptar la paz que nos trae la Presencia del Señor Jesús y su Misericordia. (Se porta una lanza y se rompe al terminar de escuchar la monición; se coloca ante el altar la palabra ‘Paz’)
2. Con esta lámpara encendida queremos representar nuestros corazones, renovados por el Misterio Pascual. (Se porta un cirio encendido; se coloca ante el altar la palabra ‘Fe’)
3. Señor, nos enseñaste que solo quien se entrega por los demás, los ama. Estamos alegres porque podemos encontrarnos siempre con tu Presencia Eucarística. Al presentar el pan y el vino queremos agradecerte tanto amor. (Se porta el pan y el vino y, una vez entregados, se coloca la palabra ‘Aleluya’ ante el altar).

ORACIÓN FINAL
Señor, la vida nos llena de miedo con sus exigencias. Haz que nuestra fe en Ti sea tan grande que pueda vencer todos esos obstáculos y descubrirte en nuestro prójimo para que seamos capaces de seguir a Jesús –a quien no hemos visto- y fiarnos de su Palabra y del testimonio que otros nos han dado de Él. Que su Misericordia nos transforme. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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