IV Domingo de Cuaresma, Misa Familiar, 31 de marzo de 2019




MONICIÓN DE ENTRADA
¡Hoy es día de nuestro encuentro con el Señor! Damos, pues, a todos una muy cordial bienvenida a la Casa de nuestro Padre, cuando celebramos la Resurrección del Señor en el IV Domingo de la Cuaresma.
En medio de lo que representa tomar conciencia de nuestro pecado, del dolor que causamos a otros, estamos llamados a alegrarnos porque tenemos un Padre que nos ama incondicionalmente y que siempre, siempre, está dispuesto para nosotros. Nos encontraremos con el Corazón de nuestro Padre, para quien jamás dejamos de ser sus ‘hijos amados’.

ACTO PENITENCIAL
1. Porque nos alejamos de Dios cuando no tenemos alguien que nos lo recuerde y nos ocupamos de todo menos de Él. ¡Señor, ten piedad! (Niño/a dice: ‘¡Qué fastidio con mi abuela! No me deja tranquilo si no voy a misa’. Otro/a: ‘¡Pues, a mí me encanta acompañar al abuelo a misa!’)
2. Porque valoramos poco las oportunidades de arrepentirnos, confesar y comenzar a tratar mejor a la gente o de ser más honestos, responsables, sinceros y colaboradores. ¡Cristo, ten piedad! (Dice un/a niño/a: ‘No sé por qué la gente se confiesa y hace sacrificios en Cuaresma.’ Otro: ‘Yo me siento en paz desde que confesé y parece que tengo valor para no portarme mal.’)
3. Porque no nos proponemos ser mejores y acercarnos con humildad a quienes dañamos o nos han hecho daño. Olvidamos que Tú, Señor, siempre estás dispuesto a ayudarnos. ¡Señor, ten piedad! (Niño/a: ‘¡Ay, ya habrá tiempo para hacer otras cosas! Quien me quiera, que me acepte como soy’. Otro/a: ‘Me porté mal con papá. Por eso le pedí perdón. ¡Que feliz estoy! ¡Me perdonó!’)

MONICIÓN SOBRE LAS LECTURAS
El amor de Dios da vida y restaura, sin necesidad de llamativos milagros, nos llama desde nuestra libertad y, acogidos a Su Misericordia, nos da hasta el perdón transformador y vivificador. Por eso hemos de agradecerle constantemente, contarlo a todos, ser animadores desde esta trascendental experiencia del perdón de Dios.

ORACIÓN DE LOS FIELES
1. Por el Papa Francisco. Por la Iglesia toda, para que sea casa del perdón de Dios, abierta a orientar a todos desde el Evangelio, palabra y escucha que acepta y restablece desde el amor. Roguemos al Señor.
2. Por los hijos que se marchan de casa y no son agradecidos. Por aquellos que piensan que, fuera del hogar, se vive mejor. Roguemos al Señor.
3. Por los padres que han perdido la esperanza. Por los que no olvidan ni perdonan a sus hijos. Para que descubran que hay que ser padres en lo bueno y en lo malo. Roguemos al Señor.
4. Por los enfermos de nuestra parroquia, por quienes los cuidan, por nuestros amigos y conocidos que tienen algún familiar hospitalizado. Roguemos al Señor
5. Por todos nosotros para que busquemos un momento para hacer una buena confesión de nuestros pecados y vivamos desde la Semana Santa en santidad. Roguemos al Señor.
6. Por quienes recibirán el sacramento de la reconciliación este año, para que comprendan cuán bueno es recibir frecuentemente la bendición de Dios, que nos perdona, porque nos ama.  Roguemos al Señor.
7. Damos gracias al Señor por los niños y niñas que celebrarán su Primera Confesión o Comunión o su Confirmación, por sus padres y familiares, para que descubran cuánto los ama Dios y quieran ser siempre sus amigos. Roguemos al Señor.
8. Recordemos encomendar al Señor, con oraciones y sacrificios, a quienes ya vivieron su misión de vida. Que puedan contemplar el Rostro amoroso del Padre. Roguemos al Señor.

OFERTORIO
Hay tiempo para cada experiencia de vida. Por ser débiles, pecamos: pero la gracia de Dios nos restablece y, por eso, podemos celebrar la hermosa Fiesta del Amor de Dios, que es la Eucaristía. Que al entregar el pan y el vino puedan todos comprender que estamos dispuestos a enmendarnos y llenarnos siempre de la Gracia Santificante de Dios, que nos invita a vivir el misterio de su Sacrificio Incruento por amor a nosotros, sus hermanos. ¡Gracias, Señor! (Cuatro niños se dirigen al altar: el primero se arrodilla con la cabeza agachada ante el altar; otro le da la mano para que se pare y se vuelven hacia la asamblea; se les unen quienes portan el pan y el vino, hacen los cuatro la venia y los entregan al celebrante.)

ORACIÓN FINAL
Padre Bueno, que siempre estás dispuesto a llenarnos de tu amor que todo lo transforma, utiliza este Tiempo de Cuaresma para modelarnos en tu Misericordioso Corazón, de manera que podamos testificar con nuestras propias vidas la grandeza de tu amor y el poder transformador que este genera. Amén

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