II Domingo de Cuaresma C, Misa Familiar, 17 de marzo de 2019
ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanos y hermanas! Les damos la más
cordial bienvenida a la celebración del II Domingo de Cuaresma, cuando se nos
invita a hacer cambios importantes en nuestras vidas, dejando traslucir la Luz
de Cristo.
Llamados a vivir la experiencia transformadora del amor de
Dios en la sencillez del cada día, a pesar de las dificultades, allí donde
estamos, debemos llevar nosotros la Presencia y la eficacia del amor de Dios, de
modo que la Cruz nos lleve a la Resurrección.
PENITENCIAL
1.- Señor, nos invitas a seguirte y confiar en Ti, pero
dudamos y nos gana la desconfianza. ¡Señor,
ten piedad! (Niño/a
que dice: Yo estudié y creo en Dios, pero, por si acaso, me llevo los apuntes
al examen.) (Niño/a que dice: Yo
estudié y creo en Dios. ¡Ilumíname, Señor! Calma mis nervios.)
2.- Señor, el mundo nos ofrece tantos modelos para imitar…
Como yo sé que Tú siempre estarás, ahora, déjame seguirlos. ¡Cristo, ten piedad! (Niño/a que dice: Mi amigo/a
se la pasa con las mejores chicas, ni siquiera estudia, compra lo que quiere y
se ve feliz.) (Niño/a que dice: Mi Amigo es Jesús; ¿Qué haría Jesús en mi
lugar?)
3.- Creemos que Dios está vivo y nos ama solo cuando vemos
que hace algún milagro. ¡Señor, ten
piedad! (Niño/a
que dice: Yo soy más cristiana/o que nadie, pero hora no puedo, estoy ocupado…
Sigan rezando ustedes) (Niño/a que ora: ‘Señor, danos fuerzas cada día para
seguir adelante, amén.’)
MONICIÓN
SOBRE LAS LECTURAS
En la vida se atraviesan momentos difíciles, pero si confiamos
en el Señor, lograremos superar tales circunstancias, porque Dios jamás
desampara a sus hijos. Nos ayudará siempre el imitar a Cristo para que,
transformados por el Señor según Su propia gloria, caminemos siempre bajo Su
luz y guiados por Su Palabra, de manera que lo extraordinario nos forje para
vivir lo ordinario cada día.
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1.- Por la Iglesia,
para que la Misericordia de Dios la proteja y haga fecunda su labor. Por cada bautizado, para que,
sintiéndose Iglesia, busque su santificación y la gloria de Dios en cada suceso
de la vida. Roguemos al Señor.
2.- Por quienes dirigen el mundo o tienen la capacidad para
cambiarlo, hacerlo mejor; para que todos comprendamos que también nosotros
tenemos algo que aportar para lograrlo. Roguemos
al Señor.
3.- Por nuestras
familias, para que las asumamos como el primer y más excelente y exigente
lugar de evangelización y de transformación. Roguemos al Señor.
4.- Por ‘los niños espirituales’, quienes han
olvidado que la fe se nutre con la misericordia, alimenta la esperanza, reaviva
la caridad y nos inserta en el Reino de Dios. ¡Que puedan descubrirte, Señor! Roguemos al Señor.
5.- Por todos los
niños y jóvenes. Que no tengan pena de seguir a Cristo. Que lo descubran en
el dolor y en las alegrías que vivan. Que lo testimonien con sus propias vidas.
Roguemos al Señor.
6.- Por nuestra
comunidad parroquial, para que, llena de una actitud cuaresmal madura, vea
la transformación del mundo desde su propia experiencia. Oramos por nuestros
sacerdotes. Roguemos al Señor.
7.- Por quienes
viven procesos de catequesis. Para que descubran el sentido auténtico y
profundo que la Cuaresma puede dar a sus vidas. Para que descubran el amor de
Dios en el sufrimiento y en las alegrías. Roguemos
al Señor.
8.- Por todos los
difuntos. Para que nuestros pequeños y grandes sacrificios les ayuden a
alcanzar la morada celestial que Jesús fue a prepararnos. Por quienes hoy sufren por la muerte de un ser querido, para que su
fe en la Vida eterna les consuele. Roguemos
al Señor.
OFERTORIO
1. El relato bíblico de la Creación refiere que modelaste a
las personas del barro. Hoy nos presentamos como barro suave para que nos vuelvas a dar la forma que quieres que
tengamos.
2. El brillo del mundo nos enceguece y nos impide ver el
camino que conduce a Ti, Señor. Como ciegos
que somos, disponemos nuestras capacidades para escucharte y nos hacemos dóciles
para dejarnos guiar. (Un chico/a descubre la
ceguera de su amigo/a y le anima a deshacerse de todo para que pueda encontrar
a Dios)
3. La auténtica ofrenda eucarística la constituyen el pan y el vino; con ella te
entregamos, además, nuestros gozos, penas, éxitos y dificultades. Sabemos que
solo Tú, Señor, puedes transformar nuestras realidades. Por todo esto,
¡gracias, Señor!
ORACIÓN
FINAL
Señor, que en la gloria del Tabor diste razón a los
discípulos para soportar la prueba de la Cruz de Cristo, hazte manifiesto en
nuestro cada día para que podamos enfrentar, junto a Ti, las dificultades que
nos hemos de encontrar. Gracias, Señor, por estar atento a nuestras
necesidades.
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