II Domingo de Cuaresma C, 17 de marzo de 2019


ENTRADA
¡Muy buenos días, hermanos y hermanas! Les damos la más cordial bienvenida a la celebración del  II Domingo de Cuaresma, cuando hemos de hacer cambios importantes en nuestras vidas, dejando traslucir la Luz de Cristo.
Estamos llamados a vivir la experiencia transformadora del amor de Dios en la sencillez del cada día, en medio de las dificultades, cuando no conseguimos aquello que queremos lograr -por bueno que sea para nosotros y para otros-; es allí, en esos ambientes, donde hemos de llevar la Presencia y la eficacia del amor de Dios para que la Cruz nos lleve a la Resurrección.

 PENITENCIAL
1.- Señor, nos invitas a seguirte y confiar en Ti, pero dudamos y nos gana la desconfianza. ¡Señor, ten piedad!
2.- Señor, el mundo nos ofrece tantos modelos para imitar… Como yo sé que Tú siempre estarás, ahora, déjame seguirlos. ¡Cristo, ten piedad!
3.- Creemos que Dios está vivo y nos ama solo cuando vemos que hace algún milagro. ¡Señor, ten piedad!

MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- Hoy escucharemos, del libro del Génesis, la narración del convenimiento que establece Dios con Abram. Habiendo sido llamado, este debe ser valiente y confiar en su Providencia. Dios estará presente y cumplirá la Alianza pactada.  
SALMO.- Dios jamás nos desampara y, por eso, podemos esperar de Él toda bondad, a pesar de las dificultades. Para los judíos del tiempo de Jesús que peregrinaban al Templo, acercarse a este era razón de alegría y ánimos nuevos, tal como lo expresa el Salmo 26. Que también nuestros corazones nos muevan a buscar al Señor.
SEGUNDA.- Todos estamos llamados a experimentar la fe en Cristo Jesús, el Señor de la gloria, que es vivificante. San Pablo nos propone en su Carta a los Filipenses que imitemos a Cristo, así como él mismo lo ha hecho, de manera que seamos transformados por el Señor según Su propia gloria.
EVANGELIO.- San Lucas relata una experiencia trascendental del Maestro de Galilea -teniendo por testigos a  Pedro, Santiago y Juan- que nos invita a caminar bajo Su luz y comprometidos en escucharle. Pero, aunque les apetezca permanecer con Él, transfigurado, en el Tabor, sus amigos han de comprender que lo extraordinario debe forjarnos para vivir lo ordinario en nuestra existencia.

ORACIÓN DE LOS FIELES
1.- Por la Iglesia,  para que la Misericordia de Dios la proteja y haga fecunda su labor. Por cada bautizado, para que, sintiéndose Iglesia, busque su santificación y la gloria de Dios en cada suceso de la vida. Roguemos al Señor.
2.- Por quienes dirigen el mundo o tienen la capacidad para cambiarlo, hacerlo mejor; para que todos comprendamos que también nosotros tenemos algo que aportar para lograrlo. Roguemos al Señor.
3.- Por nuestras familias, para que las asumamos como el primer y más excelente y exigente lugar de evangelización y de transformación. Roguemos al Señor.
4.- Por ‘los niños espirituales’, quienes han olvidado que la fe se nutre con la misericordia, alimenta la esperanza, reaviva la caridad y nos inserta en el Reino de Dios. ¡Que puedan descubrirte, Señor! Roguemos al Señor.
5.- Por todos los niños y jóvenes. Que no tengan pena de seguir a Cristo. Que lo descubran en el dolor y en las alegrías que vivan. Que lo testimonien con sus propias vidas. Roguemos al Señor.
6.- Por nuestra comunidad parroquial, para que, llena de una actitud cuaresmal madura, vea la transformación del mundo desde su propia experiencia. Oramos por nuestros sacerdotes. Roguemos al Señor. 
7.-  Por quienes viven procesos de catequesis. Para que descubran el sentido auténtico y profundo que la Cuaresma puede dar a sus vidas. Para que descubran el amor de Dios en el sufrimiento y en las alegrías. Roguemos al Señor.
8.- Por todos los difuntos. Para que nuestros pequeños y grandes sacrificios les ayuden a alcanzar la morada celestial que Jesús fue a prepararnos. Por quienes hoy sufren por la muerte de un ser querido, para que su fe en la Vida eterna les consuele. Roguemos al Señor.

OFERTORIO
La auténtica ofrenda eucarística la constituyen el pan y el vino;  con ella te entregamos, además, nuestros gozos, penas, éxitos y dificultades. Sabemos que solo Tú, Señor, puedes transformar nuestras realidades. Por todo esto, ¡gracias, Señor!

ORACIÓN FINAL
Señor, que en la gloria del Tabor diste razón a los discípulos para soportar la prueba de la Cruz de Cristo, hazte manifiesto en nuestro cada día para que podamos enfrentar, junto a Ti, las dificultades que nos hemos de encontrar. Gracias, Señor, por estar atento a nuestras necesidades.

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