II Domingo Ordinario, 20 de enero de 2019



MONICIÓN DE ENTRADA
¡Muy buenos días para todas y todos! ¡Sépanse bienvenidas y bienvenidos a nuestra Eucaristía dominical! La más fiel discípula de Cristo –la Madre del Niño de Belén- nos invitará a escuchar a su Hijo, nos acompañará a descubrir la voluntad de Dios en nuestras vidas, se constituirá en puente comunicante para la adoración a Dios. 
Hoy comenzamos la primera fase del Tiempo Ordinario que concluirá el Miércoles de Ceniza, cuando iniciaremos la Cuaresma. En la alegría vivificante de una boda Jesús realizará su primer milagro a petición de su Madre, María. Hemos de darnos cuenta que tenemos las capacidades necesarias para tener éxito, para profundizar en nuestra vida de fe y dar frutos de vida abundantes sin importar cuán difíciles y duras puedan ser las situaciones que estemos viviendo. Dejemos que el Señor surja, triunfante, en nuestras vidas, transformando las situaciones y llevándonos a su Padre.

PENITENCIAL
a) Nos refugiamos en recursos materiales y humanos para solucionar nuestros conflictos. Olvidamos que quien espera en el Señor jamás será defraudado. ¡Señor, ten piedad!
b) Apostamos a la incapacidad de los otros porque son diferentes de nosotros. Olvidamos que hemos sido creados diferentes para complementarnos y que estamos perfectamente bien dotados. ¡Cristo, ten piedad! c) Fácilmente aceptamos menospreciar a la Madre de Jesús, para no quedar mal con quienes la desconocen. Olvidamos que es nuestra Madre y que ‘el Hijo’ jamás la desoye, Él es obediente. ¡Señor, ten piedad!


MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.-, Para el profeta Isaías, la esperanza del creyente ha de estar centrada en Dios, a quien le une una relación esponsal: Dios le proveerá de toda felicidad, a pesar de las dificultades que se encuentren, porque nos ama como debe amar el esposo.
SALMO.- El salmo 95 canta a ese Soberano justo y misericordioso en cuyas manos siempre estamos. Él es el Rey universal que llega hasta nosotros y por eso le cantamos. le festejamos y anunciamos a «todas las naciones» para proclamar «sus maravillas». Esa debe ser nuestra permanente actitud ante el Señor.
SEGUNDA.- Iniciamos la lectura continuada de la Primera Carta de San Pablo a los Corintios como segunda lectura. El Apóstol explica cómo la misteriosa Presencia fortalecedora y unificadora de Dios administra, mediante su Santo Espíritu, los dones y carismas, enriqueciendo a la Iglesia y preparando a los fieles para el servicio de unos a otros y, en consecuencia, santificándolos por sus buenas obras.
EVANGELIO.- María siempre está atenta a nuestras necesidades. Aunque Jesús no pensaba que fuera Su hora, obedece a la inquietud de su Madre cuando, en una boda, Él convierte lo que hubiera sido la vergüenza de unos esposos en alegría, al transformar seis tinajas llenas de agua en un vino excelente. Jesús es el novio que provee el vino de la Vida.

ORACIÓN DE LOS FIELES
1) El amor es la más poderosa de las fuerzas. Oremos por la Iglesia para que le permita al Señor cambiar todo lo que sea necesario para que su Misericordia abrace al mundo entero. Roguemos al Señor.
2) Hay mucho sufrimiento alrededor nuestro. ¿Será que, cada una, cada uno de nosotros, no podemos hacer algo por alguien, aliviando su dolor? ¡Ayúdanos a lograrlo, Señor! Roguemos al Señor.
3) La guerra es una triste realidad a todos los niveles. En nuestras familias, en nuestras comunidades, en nuestros países, dondequiera que estemos, necesitamos que Tú, Señor, nos enseñes a vivir en paz, de esa que solo Tú sabes dar. Roguemos al Señor.
4) A veces, Señor, te hacemos violencia a Ti. Te tratamos igual que a los diosecillos a quienes ‘encargamos’ lo que necesitamos. Te tratamos como uno cualquiera. Es más, te tenemos de ‘por si acaso’ ellos nos fallan. Danos el valor de cambiar esto. Roguemos al Señor.
5) Nuestros corazones son verdaderos acumuladores de dolores y ofensas. Por eso nos detenemos cuando pensamos en perdonar. Que tu Corazón Misericordioso nos enseñe a perdonar eficazmente. Roguemos al Señor.
6) Cada persona nos ofrece una forma diferente y enriquecedora de ver la vida. Te encomendamos, Señor, a cada persona que haya pasado por nuestras vidas, especialmente aquellas que ya han partido para siempre. Queremos que estén en tu Reino. Roguemos al Señor.
7) Oramos por quienes integran las catequesis parroquiales, para que todos actuemos según tu Voluntad y crezcamos en la fe y el servicio. Roguemos al Señor.

OFERTORIO
1. (Pasan seis niños/as portando seis vasitos con agua. Colocándose hacia el altar, vaciarán el agua y elevarán los vasitos vacíos en señal de querer que sus vidas sean transformadas según la Divina Voluntad).
Señor; creemos que somos vasos llenos de vida, esto es, agua limpia y pura. /  Al vaciar estos vasitos Te estamos entregando nuestras vidas para que obres el mismo milagro de Caná: transformar todo lo nuestro en sabor, color, aroma y consistencia agradables a Ti.
2. Te presentamos el pan y el vino que se transformarán en tu Cuerpo y en tu Sangre. Entendemos que quienes Te recibamos, espiritual o eucarísticamente, vamos a llevar al mundo tu entusiasmo porque seamos más fraternos. ¡Gracias, Señor!

ORACIÓN FINAL
Que la unidad de tu Cuerpo, que es la Iglesia, testifique ante el mundo la presencia vivificadora de tu Espíritu, donde el Padre se recrea por la superación de sus miembros  ante cada dificultad, cada exceso o carencia, cada deformación del amor verdadero. Y que María Santísima encuentre nuestros corazones bien dispuestos para que le confiemos nuestras necesidades. Amén


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