XXXII Domingo Ordinario , Día del Abrazo en Familia , 11 de noviembre de 2018
¡Muy bendecido día
deseamos a todas y todos! Hemos llegado a otro Domingo donde nos encontramos
con el misterio de la Resurrección de Cristo, promesa de resurrección para cada
persona que espera seguir su camino. Y en este XXXII Domingo del Tiempo Ordinario
sobran las razones para estar alegres, pues tenemos una familia y hoy
celebramos en Venezuela el Día del Abrazo en Familia que, por iniciativa del
sacerdote Aldo Fonti, comenzó a celebrarse desde hace 26 años cada 2° Domingo
del mes de noviembre. El propósito,
promover los valores familiares, con mensajes ajustados a los tiempos,
especialmente hoy en día, cuando las costumbres familiares se van perdiendo.
Así que hemos de tener muy presentes a nuestras familias en esta nuestra gran
oración.
Ajusta muy bien esta
celebración con la alegría de la entrega y la generosidad que desborda en las
lecturas de hoy. Hemos de prestar atención a las actitudes de dos viudas que,
sin importar los tiempos en que vivieran, respondieron generosamente haciendo
lo que Dios esperaba de ellas. Sólo quien se sacrifica puede hablar e
interceder con propiedad, como lo hizo y lo hace Jesucristo. ¡Ese sí es amor
del bueno!
Recordemos la
misericordia de nuestro Dios. ¡Dios bendiga a nuestras familias!
(Procesión
con dos pequeñas pancartas: ¡DIOS ES VIDA!
Y ¡DIOS BENDIGA NUESTRAS FAMILIAS!)
PENITENCIAL
1. Señor, nos cuesta mucho compartir;
simplemente, nos sentimos con derecho a recibir. ¡Señor, ten piedad! (Niño/a con
letrero: ‘Solo RECIBIR’ / Otro/a le entrega un nuevo letrero, el cual presentan
contentos: ‘MEJOR: DAR Y RECIBIR’)
2. Señor, caemos en el error de pensar en la
reencarnación y olvidamos que nos corresponde una sola muerte física y la
resurrección que Tú mismo ganaste para nosotros. ¡Cristo, ten piedad! (Niño/a con
letrero: ‘REENCARNACIÓN VS RESURRECCIÓN’ Otro/a le entrega un nuevo
letrero, el cual presentan contentos: ‘CREO EN RESURRECCIÓN’)
3. Señor, acostumbramos dar lo que nos sobra,
tenemos miedo de ser generosos. ¡Señor,
ten piedad! (Niño/a con letrero:
‘Ve si sobró algo y dáselo’ Otro/a le entrega un nuevo letrero, el cual
presentan contentos: ‘¡SEAMOS GENEROSOS!’)
MONICIONES
SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- Cuando
damos atendiendo a la necesidad del otro y no a nuestras seguridades y
cálculos, siempre seremos recompensados por el Señor. En el libro de los Reyes
–que es nuestra primera lectura de hoy—se narra la historia del profeta Elías y
una viuda pobre, quien apenas tenía alimento para comer una vez ella y su hijo.
Pero confió en el hombre de Dios, cuidó de él y jamás le faltó el alimento ni a
ella ni a su hijo.
SALMO.- Al final
del libro de los salmos nos encontramos con seis salmos de alabanza a Dios; el
salmo 145 es el primero de esta serie. Utilizado como oración de la mañana por
los judíos, alabaremos a nuestro Dios, quien bien sabe ser generoso y nos da
cuanto necesitamos.
SEGUNDA.- En la
segunda lectura continuamos leyendo fragmentos de la Carta a los Hebreos.
Jesucristo, establecido sin lugar a dudas como Sumo Sacerdote, ha hecho lo que
nadie ha podido ni podrá hacer: dar muestra del amor más grande entregando su
propia vida para el perdón de los pecados de toda la humanidad, uniéndonos
definitivamente al Padre.
EVANGELIO.- San
Marcos nos presenta otra viuda pobre, pero muy generosa, quien entendía que no
se debía dar limosna de lo que sobrara, sino lo que se comprendía correcto..
Muchas veces ayudamos a personas necesitadas con lo que sobra o molesta; pero
el Señor pide más. Él quiere que nuestra generosidad se mida en la necesidad de
aquel a quien ayudaremos, quiere que demos con alegría. Quiere que nos llenemos
de la alegría de dar, de darnos.
ORACIÓN DE
LOS FIELES
1. Oremos
por la Iglesia. Para que atraiga a los hijos alejados a la vivencia del
amor de Dios que llama y congrega. Roguemos
al Señor.
2. Oremos
por los gobernantes del mundo. Para que aprendan a hacerlo desde la
generosidad que la misma naturaleza manifiesta para todos y que valoren a sus
ciudadanos, para quienes han de ser humildes servidores. Roguemos al Señor.
3. Muchas
personas sufren pobreza y soledad, y no encuentran manos amables que los
socorran. Señor, que descubramos que la dicha de ayudar a quien lo necesitase
nutre en la felicidad que se causa a otro y en tu generoso auxilio. Roguemos al Señor.
4. Hoy
queremos orar por todas las familias, especialmente por las nuestras, con
situaciones particulares que Tú, Señor, bien conoces. Que tu misericordia traspase
toda carencia, exceso o defecto y sean renovadas. Roguemos al Señor.
5. Queremos
entregarte a esas personas y familiares que nos sostienen y fortalecen, que nos
ayudan y protegen, que nos dan lo que necesitamos y siempre están dispuestos a
escucharnos. Cólmalas, Señor, de tus bendiciones. Roguemos al Señor.
6. También
te entregamos a las personas y familiares que son como una piedrita en el
zapato, que piensan mal de nosotros, que nos hacen daño –sabiéndolo o no-, que
nos inquietan y entristecen. Bendícelas, Señor, muy especialmente. Roguemos al Señor.
7. En
nuestras familias hay personas que sufren mucho. Unas, porque no te conocen,
Señor o no tienen los recursos materiales o humanos que requieren; otras, porque
viven en soledad o están enfermas en su cuerpo, mente o espíritu. Te pedimos
sean bendecidas, Señor. Roguemos al
Señor.
8. Como Iglesia que camina a tu encuentro,
Señor, intercedemos por todos los difuntos, Iglesia purgante; especialmente
intercedemos por nuestros familiares. En este día te entregamos una súplica de
perdón por las faltas cometidas contra ellos (…) y los declaramos, ante ti,
inocentes por cualquier daño que nos hayan causado, por lo que los perdonamos
(…). Roguemos al Señor.
OFERTORIO
¡QUISISTE SER FAMILIA, SEÑOR! La creación entera es lo que queremos
consagrar hoy a ti, Dios uno y Trino, Familia de amor divino. (Familia portando una planta)
¡QUISISTE NACER EN FAMILIA, JESÚS! En este niño/a y su familia consagramos a
ti, Señor, nuestras familias, que necesitan tus bendiciones y tu presencia
transformadora.
¡QUISISTE SER FAMILIA EN NOSOTROS, PADRE!
Jesús, nos hiciste hijos del Padre en ti y nos entregaste a tu Madre, María.
Custodia esa entrega con tu presencia
eucarística, que necesitamos y agradecemos. (Familia
portando el pan y el vino)
Comentarios
Publicar un comentario