XXXI Domingo Ordinario, 4 de noviembre de 2018


ENTRADA
¡Bendito día del Señor para todos los hermanos! Les damos la bienvenida al Banquete Eucarístico del XXXI Domingo Ordinario, cuando se nos invita a vivir lo fundamental: el amor.
El que es puro amor, Dios,  nos ha enseñado que amar es lo esencial y, por cuanto proviene de Él, nos invita a amarlo sobre todo lo demás. Este amor debe, además, volcarse en quienes nos rodean, ya que hemos sido constituidos instrumentos del divino amor. Solo así engrandecerás tu vida y descubrirás la verdadera felicidad.

PENITENCIAL

1.   Porque nuestro amor es por conveniencias y pasajero, ¡Señor, ten piedad!
2.   Porque no siempre somos elementos de enlace con Dios, con lo bueno, con el amor auténtico, Cristo, ten piedad!
3.   Porque nuestro amor es selectivo y muchas veces nos guiamos por puras apariencias, ¡Señor, ten piedad!

MONICIONES A LAS LECTURAS
PRIMERA.  Según lo afirma el libro del Deuteronomio, los mandatos del Señor nos descubren la manera de encontrar la felicidad, siendo la primera amarlo a Él. Correspondiendo fielmente a Su gran amor descubriremos ese camino tan anhelado.
SALMO. Oraremos con el Salmo 17, antiguo poema que expresa con la mayor intensidad atributos de Dios, a quien se agradecen acciones a favor del pequeño y desprotegido; y quien, a su vez, manifiesta admiración y amor profundos, ya que se siente muy amado y favorecido.
SEGUNDA. En su Carta a los Hebreos, san Pablo nos recuerda que, cuando se trata de entrar en comunión real con Dios, es Jesucristo el definitivo mediador y sumo sacerdote que, con Su entrega y sacrificio, está constantemente actuando a favor nuestro.
EVANGELIO. En el Evangelio de san Marcos se actualiza la primera lectura; pues, en efecto, nada hay más importante que amar a Dios y al prójimo. Esta es una proposición que ningún cristiano debe dejar de lado y que, además, deben ir juntas.

ORACIÓN DE LOS FIELES
1.- La gran familia de los hijos de Dios es la Iglesia. Oremos para que actuemos con verdadero amor, siempre dispuestos a servir y perdonar. Oremos.
2.- Legalismos y normas de comportamiento no nos deben identificar como cristianos. Que el amor expresado con hechos desinteresados sea el distintivo de todo católico. Oremos.
3.- Muchas veces pensamos en lo que haríamos si tuviéramos mucho dinero… y nos quedamos en palabras. Si tratamos de remediar las necesidades de quienes nos rodean, tanto materiales como espirituales, seguro que viviremos en un mundo mejor. Oremos.
4.- La tendencia del mundo en avanzada es la de imponer su parecer dejando de lado el respeto al ser humano, tan diverso. Que Dios nos ayude a descubrir Su presencia en lo que somos, decimos y hacemos. Oremos.
5.- Muchos que están físicamente cerca sufren tristeza, soledad, abandono, enfermedad o necesidades materiales. Que todos puedan sentir y descubrir tu amor por ellos, Señor, en nuestras atenciones y cariño. Oremos.
6.- Jamás olvidemos a nuestros difuntos, a tantos que ya han partido, dejando obras de amor y servicio. Que reciban la vida en la cual creyeron. Oremos.


OFERTORIO
1.- Traemos hasta el altar este gran número uno, relativo al puesto que queremos darte, Señor, en nuestras vidas, porque reconocemos que Tú has de ser el Número Uno, ya que no hay otro como Tú, a quien queremos seguir y reflejar.
2.-  Y, porque Tú eres nuestra fortaleza, Señor, te representamos en esta roca, de indudable firmeza, dispuestos a cubrirnos con su sombra mientras pase cualquier tormenta en nuestras vidas, y a ofrecerte como soporte para quienes Te necesiten.
3.- Escogiste hacerte presente en el pan y el vino, de manera que no te distinguen nuestros sentidos físicos, pero, sí, nuestros sentidos espirituales, que se nutrirán con tu Presencia. ¡Gracias por ser nuestro Alimento!

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