Domingo XIV Ordinario, 8 de julio de 2018
MONICIÓN
DE ENTRADA
¡Muy buenos días,
hermanos! Nuevamente nos disponemos a dar gracias a Dios por Su Misericordia en
este encuentro con su Palabra y con la Eucaristía.
En tiempo de vacaciones
escolares, conviene que nos preguntemos cómo va nuestra relación con Dios, con
Su Palabra, con Su mandato de seguirlo y servirlo en quienes nos rodean,
especialmente en los más necesitados de nuestra atención. Porque ¡todo nos
habla de Dios! Solo tenemos que hacernos sensibles a Su amor.
PENITENCIAL
1. Porque, habiendo escuchado tu voz, olvidamos
que muchos más necesitan escuchar ese mensaje que hemos callado. ¡Señor, ten piedad!
2. Porque no confiamos en Dios en medio de
nuestras debilidades. ¡Cristo, ten
piedad!
3. Porque consideramos ciertos los
planteamientos que cualquier persona nos haga, pero objetamos tu Palabra. ¡Señor, ten piedad!
MONICIONES
SOBRE LAS LECTURAS
PRIMERA.- Escucharemos la
misión que Dios da a Ezequiel, elegido profeta de Dios. Aunque sabe que su
pueblo no tiene interés en escucharle, Dios no se cansa de mostrarnos su
Presencia transformante para nuestro bien verdadero. Ezequiel le escuchará y
obedecerá.
SALMO.- El creyente que vive
entre desprecios, humillaciones y dificultades pero mantiene su atención en el
Señor, recibe su Misericordia? Hoy el salmista nos aproxima al sufriente que se
consuela y sostiene en Dios. Tal como cantaban los peregrinos a las puertas del
templo de Jerusalén, lo haremos nosotros hoy con el Salmo 122.
SEGUNDA.- Para san Pablo, ser
débil no es una limitación o un estigma, sino una posibilidad. Así, el Apóstol
confiesa a los Corintios, en su Segunda Carta, que solo cuando se ha
manifestado su debilidad ha destacado la gracia de Dios y su poder.
EVANGELIO.- Nos gusta poner
etiquetas a la gente, de manera que establecemos verdaderos límites que
impedirán que otros muestren cualidades y potencialidades. Así ocurrió con
Jesús, carpintero humilde de Nazaret, cuando comenzó a llevar su mensaje de
Salvación. ‘¡Ya lo conocemos! ¿Cómo podrá Este hablar en nombre de Dios?’
ORACIÓN
DE LOS FIELES
1.
Nuestro
mundo está aturdido y desensibilizado. Oramos por la Iglesia, para que abra
puertas y sentidos para acoger a quienes la necesitan. Que cambie solo aquello
que Tú quieras cambiar. Que Te conozca,
para que Te ame. Oremos.
2. Nuestro papa Francisco
llama la atención del mundo, que lo señala en positivo y en negativo. Oramos
para que sea sensor de los pequeños del Señor y dureza de roca para decir lo
que Tú quieres que diga. Que Tu Espíritu lo proteja, Señor. Oremos.
3.
Oramos
por las naciones del mundo y, especialmente, por las que atraviesan momentos de
crisis. Te entregamos, Señor, a quienes ejercen la autoridad a cualquier nivel,
para que busquen ceñirse la corona de la justicia. También Te entregamos a
todos sus ciudadanos, para que se descubran responsables del bienestar y
crecimiento de su país y trabajen cada día por lograrlo. Oremos.
4.
Nuestras
familias pueden construirnos o destruirnos. Te entregamos los juicios que unos
tenemos de otros y Te suplicamos que, de ahora en adelante, seas Tú quien
juzgue nuestras capacidades y nuestras acciones. Que entendamos que tenemos
capacidades que desarrollar porque somos hechura de Tus manos. ¡Muy buena
hechura, por cierto! Oremos.
5.
Solemos
referirnos con desprecio respecto a las personas que son bien diferentes a
nosotros. De ellos creemos lo malo, pero dudamos y desestimamos lo bueno que
nos cuentan. Danos, Señor, la capacidad de creer que esas personas también
salieron de Tus manos y que tienen muchas cosas buenas que dar. Oremos.
6.
Nos
perdemos de la maravilla de Tu Creación, Señor, cuando despreciamos lo bueno y
noble que has puesto en los demás. Te agradecemos y rogamos por nuestros
vecinos, compañeros de trabajo o de actividades políticas, por los que
comparten con nosotros la santa misa, por quienes nos atienden en nuestras
necesidades sociales, económicas o sanitarias. Haz, Señor que descubramos que
ellos son manifestación Tuya de amor hacia nosotros. Oremos.
OFERTORIO
Nuestra naturaleza se
recrea y enriquece en cada Eucaristía. Creemos, Señor, que este pan y este vino se transformarán en Ti mismo y nos capacitarán
para dar y recibir Tu Palabra en cada hecho de nuestras vidas.
¡Por todo esto Te
agradecemos, Señor!
ACCIÓN DE
GRACIAS
Señor, reconocemos tu bondad sobre nosotros. Te
damos gracias por estar bien dispuesto para perdonar nuestras pequeñeces y
seguir contando con nuestro aporte. ¡Bendito seas, Señor!
Comentarios
Publicar un comentario